THE OBJECTIVE
Pilar Garcia de la Granja

Botín el banquero

Como todos los hombres de talla mundial, Botín tuvo durante su vida errores y aciertos. El Santander que deja Botín, junto con el BBVA, supone el 50% del sistema financiero español.

Opinión
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Como todos los hombres de talla mundial, Botín tuvo durante su vida errores y aciertos. El Santander que deja Botín, junto con el BBVA, supone el 50% del sistema financiero español.

Emilio Botín era el único de los grandes banqueros del mundo que no era ni judío ni chino. El banco que presidía, el Banco de Santander, es el cuarto más importante del mundo (excluyendo a los bancos chinos) y el más grande de Europa. Nieto e hijo de banqueros, Botín heredó un banquito, de los más pequeños y locales de España, fundado en 1857 en la ciudad cántabra y lo transformó en un trasatlántico con una rentabilidad monumental.

Capitalización bursátil de 63.000 millones de euros, 3,3 millones de accionistas y 187.000 empleados en todo el mundo. El Santander gestiona en ahorros fondos por 1,388 billones de euros. Entre sus aportaciones como entidad hay que destacar la domiciliación de los pagos, la digitalización bancaria y la internacionalización.

Botín era un monstruo del trabajo. Aparecía a cualquier hora de día, por sorpresa, en las oficinas para ver cómo funcionaban y si todo estaba adecuado para el cliente. Botín cumplió su sueño al comprar en Estados Unidos el Sovereing Bank, que en mayo pasado renombró como Banco Santander. En la capital financiera del mundo, en NY, el propio Botín inauguró todas las oficinas.

Botín, sin duda, fue el hacedor del Santander y de muchas otras cosas. Entre sus sombras, el dinero familiar oculto en Suiza durante décadas y descubierto gracias a una operación en Bankinter. Defraudó a Hacienda millones de euros y la familia pagó una multa de 200 millones de euros que aún está en manos de los inspectores de Hacienda.

Además fue muy controvertido en el ámbito judicial, donde era intocable. Desde la famosa carta del ex juez Garzón, “Querido Emilio”, hasta la creación de una doctrina judicial que lleva su nombre en el caso de “las cesiones de crédito” del Banco Santander.

Muy criticada también ha sido su posición política, siempre apoyando al gobierno, asegurando que la crisis económica “era la fiebre de un niño” en 2008 y apoyando al Presidente Zapatero, como cuando aseguró este año que en “España llovía el dinero porque llegaba de todas partes”.

Como todos los hombres de talla mundial, Botín tuvo durante su vida errores y aciertos. De trato difícil y cercano con sus amigos, tenía ese carácter de hombre duro y complicado, características que comparte con otros gigantes de la empresa española como Isidoro Alvarez y los fallecidos Pancho Pérez Gónzalez, Jesús de Polanco, Tomás Pascual, o Amancio Ortega. Poco amigo de entrevistas y fotografías, líder de los empresarios y directivos del Comité de Competitividad.

Entre sus legados más queridos: la creación de Santander Universidades con una dotación de 700 millones de euros hasta el 2018.

Ahora llega al frente del Banco su hija mayor, Ana Patricia Botín, que lleva meses haciendo su equipo al frente de la institución. El Santander que deja Botín, junto con el BBVA, supone el 50% del sistema financiero español.

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