THE OBJECTIVE
Marta Parreño Gala

Luz bajo tierra

Pocas cosas están a salvo de la destrucción del ISIL. Pero ante la imposibilidad de salvar el hogar, la dignidad o incluso la vida -eso que pasa mientras hacemos otros planes, según un sabio del siglo pasado-, hay un grupo de jóvenes sirios que ha creado una biblioteca subterránea para resguardar los libros de esa manada negra de salvajes.

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Luz bajo tierra

Pocas cosas están a salvo de la destrucción del ISIL. Pero ante la imposibilidad de salvar el hogar, la dignidad o incluso la vida -eso que pasa mientras hacemos otros planes, según un sabio del siglo pasado-, hay un grupo de jóvenes sirios que ha creado una biblioteca subterránea para resguardar los libros de esa manada negra de salvajes.

Pocas cosas están a salvo de la destrucción del ISIL. Pero ante la imposibilidad de salvar el hogar, la dignidad o incluso la vida -eso que pasa mientras hacemos otros planes, según un sabio del siglo pasado-, hay un grupo de jóvenes sirios que ha creado una biblioteca subterránea para resguardar los libros de esa manada negra de salvajes. Consuela saber que, aun en mitad del mismísimo infierno, alguien ha decidido ir recogiendo libros de entre los escombros para reunirlos todos en un mismo espacio hasta que puedan volver a la superficie.

Me imagino a Abu Malek, el cabecilla, y sus amigos, buscando tesoros de papel bajo las vigas y los restos de todo lo muerto. Me imagino ese sótano en la ciudad de Daraya que hoy también es refugio y esperanza y entiendo que en esa ciudad hoy casi toda la luz está bajo tierra. La producen los más de 11.000 volúmenes que se han salvado de incendios y derrumbamientos de bibliotecas, librerías, escuelas y casas particulares y que hoy están al alcance de cualquiera que quiera ojearlos como en cualquier biblioteca pública libre de violencia y de odio.

En la foto ocho hombres visitan el lugar en busca de ese algo que solo se encuentra en las páginas de los libros. Solo me inquieta una cosa, aunque quiero imaginar que responde a la casualidad del momento, y es que en la imagen no veo a ninguna mujer. En cualquier caso, este lugar siempre será hermoso y, en mitad de un paisaje paralizado por el miedo, nunca nos quedará París, pero siempre nos quedará Daraya y todos esos libros rescatados de la barbarie.

 

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