THE OBJECTIVE
Teresa Viejo

Corred, corred malditos

El ser humano tiene la habilidad de tomar el éxito ajeno como propio lo que sucede desde la más tierna infancia. Cuántas veces vemos a los niños apropiándose de los logros de otros o señalando con el índice a quien tienen más cerca para cargarle con la pifia realizada por ellos. Si no se ataja pronto esta clase de ruindad termina siendo endémica y la suma de vicios convierte a una sociedad en cicatera y envidiosa. Nunca he entendido porqué aplaudimos como propias las hazañas de algunos deportistas cuando la inmensa mayoría seríamos incapaz de realizar una tanda de cincuenta abdominales seguidos. Ni veinte, vamos. Lo que toca es admirarlos.

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Corred, corred malditos

El ser humano tiene la habilidad de tomar el éxito ajeno como propio lo que sucede desde la más tierna infancia. Cuántas veces vemos a los niños apropiándose de los logros de otros o señalando con el índice a quien tienen más cerca para cargarle con la pifia realizada por ellos. Si no se ataja pronto esta clase de ruindad termina siendo endémica y la suma de vicios convierte a una sociedad en cicatera y envidiosa. Nunca he entendido porqué aplaudimos como propias las hazañas de algunos deportistas cuando la inmensa mayoría seríamos incapaz de realizar una tanda de cincuenta abdominales seguidos. Ni veinte, vamos. Lo que toca es admirarlos.

Normalmente el sacrificio y la entrega del deportista de élite es individual por mucho que el éxito se termine dedicando a un colectivo y haya detrás una historia de superación de las que cortan el hipo, que pocos seríamos capaces de suscribir. Al oro lo que es del oro.

Es más, me resulta especialmente rastrera la hipocresía de reivindicar como propio algo que de no ser por el triunfo habríamos denostado: el medallista de oro en los 5000 metros en el Europeo de Atletismo Ilias Fifa blande nuestra bandera con todas las de la ley desde que hace un año consiguiera la nacionalidad, pero me temo que los anteriores no dejaba de ser para más de uno –qué tristeza- un inmigrante marroquí al cual le había dado por correr y al parecer no lo hacía mal. Pisó España con dieciséis años emboscado en los bajos de un camión y este detalle biográfico que ahora es épico antes habría sido una excusa para el rechazo. El baremo que empleamos a la hora de valorar al otro según sus logros es para hacérnoslo mirar.

Correr no es lo importante. Lo importante es no tener que hacerlo para huir ni que nadie te lo impida.

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