THE OBJECTIVE
Javier del Castillo

Indecente y algo más

«¡Claro que es indecente presentar a condenados por delitos de sangre en unas elecciones! Como lo son, presidente, las promesas imposibles para ganar votos»

Opinión
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Indecente y algo más

El líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi. | Europa Press

Desde la oposición le pidieron que se mojara y se ha mojado, pero sólo un poquito. El presidente del Gobierno, al fin, ha reconocido que Bildu se había equivocado al hacer las listas, pese a estar en su derecho, y ha calificado de indecente incluir entre sus candidatos a siete terroristas condenados por delitos de sangre. Aunque, eso sí, de los pactos con la formación filoetarra y abertzale, liderada por Arnaldo Otegi, ni una palabra. Es posible, pese a su silencio, que los acuerdos con el actual socio parlamentario también le parezcan indecentes, pero necesarios.

Cuando Pedro Sánchez proclama en el Senado, y sin despeinarse, que «los españoles merecen la verdad» hay que ponerse en guardia. La verdad os hará libres nunca ha sido su fuerte. Por lo tanto, a su interlocutor, Alberto Núñez Feijóo, le debió de parecer normal que comenzara acusando al PP de hacer lo imposible para impedir que ETA desapareciera. O que asegurara que el partido de la oposición estaba utilizando de nuevo a ETA como su única baza electoral, cuando ya no existe la banda terrorista, porque Zapatero acabó hace 12 años con ella.

Es indecente, según Sánchez, llevar a terroristas jubilados de ETA en las listas electorales, pero no es menos indecente olvidar que todavía quedan centenares de crímenes terroristas sin resolver. Como también es indecente escuchar a Otegi calificar de «sacrificio» haber aceptado la renuncia de los siete compañeros exterroristas a sus actas de concejales o diputados, en caso de salir elegidos en las circunscripciones donde residen algunas de sus víctimas.

«A Sánchez le debería parecer también indecente aceptar como socios parlamentarios a quienes dejaron las armas»

Es indecente, por otra parte, comprobar la campaña de promoción que se le está haciendo a Bildu con este debate, en el que los protagonistas de la película intentan blanquear su siniestro pasado, a la vez que preparan los sacos y recogen las nueces —mejor dicho, los votos— del árbol que zarandean los dos grandes partidos nacionales.

A Pedro Sánchez le debería parecer también indecente aceptar como socios parlamentarios a quienes dejaron las armas, pero sin abandonar sus objetivos: la independencia del País Vasco y la convocatoria de un referéndum en Euskal Herria, como paso previo a la instauración de una república vasca, separada de España.

Pero tampoco el protagonismo de Bildu en esta campaña electoral tendría que ser obstáculo para analizar y valorar los programas y promesas electorales de los distintos contendientes. La inclusión de exetarras en las listas, no debería borrar de nuestra retina algunas imágenes y propuestas que merecen reflexión.

Hablando de indecencias, me parece indecente, además de innecesario, que el Gobierno utilice la campaña electoral para subvencionar el cine a los mayores de 65 años —olvidando a quienes no tienen cine en sus pueblos— y los viajes en tren para jóvenes entre 18 y 30 años por Europa.

«Hipotecar el futuro de las nuevas generaciones es otra indecencia»

Es indecente gastar 10.000 millones de euros —según ciertas estimaciones— en promocionar el cine para jubilados, en lugar de invertir ese dinero en mejorar la sanidad pública o acortar las listas de espera en los hospitales. Como me parece indecente que se prometa la construcción de más de 235.000 viviendas para alquiler social, cuando no se ha construido casi ninguna en los últimos cinco años.

Y, ¡claro que es indecente presentar a condenados por delitos de sangre en unas elecciones democráticas!, pero tan indecente y deshonesto, señor presidente, como ofrecer cheques regalo y hacer promesas imposibles de cumplir, para ganar votos. Intentar agradar a los electores más vulnerables, cuando lo prioritario sería crear puestos de trabajo, con sueldos dignos, que permitan a los jóvenes sobrevivir sin necesidad de regalos de papá Estado, es poco presentable.

Porque hipotecar el futuro de las nuevas generaciones es otra indecencia.

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