THE OBJECTIVE
Ignacio Ruiz-Jarabo

Modelos a elegir: Valencia o Madrid

«Los valencianos pagan más impuestos que los madrileños en cualquiera de los tributos cedidos por el Estado y sufren mayor paro: 13,8% frente al 11%»

Opinión
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Modelos a elegir: Valencia o Madrid

Ximo Puig e Isabel Díaz Ayuso.

En apenas cuatro días, una parte significativa de los españoles disponemos de la oportunidad de participar en la elección de nuestros futuros gobiernos regionales y aunque existan otras formaciones políticas de ámbito nacional o local, todos los nuevos gobiernos autonómicos se conformarán en torno a uno de los dos grandes partidos, PSOE y PP. Por este motivo, ofrece interés la comparación de los dos modelos-base de gestión que caracterizan a cada uno de ellos. Para hacerlo, nada mejor que comparar los datos de la Comunidad Valenciana y de la de Madrid por constituir respectivamente las dos comunidades de mayor población entre las que están gobernadas por socialistas y populares y que se someten el próximo domingo al veredicto de la urna regional.

Como primera providencia, es obligado destacar la ordenada administración que caracteriza a la Comunidad de Madrid frente al desorden que impera en la valenciana. La primera tiene un déficit del 0,91% de su PIB, la segunda un 3,11%, más del triple. Algo análogo sucede con la deuda pública dado que en Madrid representa un 13,5% del PIB regional y en Valencia es un 44,4%. Esta notable diferencia supone que mientras la deuda pública autonómica que recae sobre cada madrileño asciende a 5.100 euros, la que pesa sobre cada valenciano se eleva hasta 10.800 euros, más del doble.

Con estos datos, no es extraña la valoración que de la solvencia de las dos comunidades realizan los mercados y los analistas. Valga como ejemplo que la prestigiada agencia crediticia Standard & Poor’s otorga a la Comunidad Autónoma de Madrid la calificación de A –«elevada capacidad de cumplir con sus obligaciones financieras»- mientras la valenciana es calificada como BB «gran incertidumbre sobre el cumplimiento de sus obligaciones financieras». En todo caso conviene tener presente que, por su mayor deuda, la Comunidad Valenciana ha de afrontar anualmente el pago de unos gastos financieros notablemente superiores a los que paga la Comunidad de Madrid, resultando así que es una mayor parte de su presupuesto de gastos la que no puede destinarse a satisfacer las necesidades de los valencianos por tener que ser destinada a pagar las consecuencias de la mala administración precedente.

«En el IRPF la tarifa autonómica establecida en la Comunidad Valenciana oscila entre el 10% y el 29,5% y en Madrid entre el 8,5% y el 20,5%»

En una perspectiva lógica pudiera pensarse que el mayor compromiso financiero futuro que recae sobre los valencianos se debe a que la exigencia fiscal actual de su Gobierno autonómico fuera menor que la exigida a los madrileños por el Gobierno de Madrid. Nada más lejos de la realidad dado que los valencianos pagan más impuestos que los madrileños en cualquiera de los tributos cedidos por el Estado. Así, en el IRPF la tarifa autonómica establecida en la Comunidad Valenciana oscila entre el 10% y el 29,5% en tanto que la aplicada en Madrid se mueve entre el 8,5% y el 20,5%. A su vez, el ITP que paga un madrileño al adquirir una vivienda es el 6% mientras que un valenciano puede llegar a pagar hasta el 11%.

Por su parte, el hijo que herede a su padre o madre disfruta en la Comunidad de Madrid de una bonificación del 99% del impuesto sucesorio en tanto que en la Valenciana se le excluye de tributación tan solo los primeros 100.000 euros o 156.000 euros según la edad del heredero. Finalmente, en lo que hace a los llamados tributos propios es resaltable que en la Comunidad de Madrid se han suprimido todos y, sin embargo, en la Valenciana se exigen siete. Entre otros el que grava la tenencia de viviendas vacías, esa obsesión socialista, o el exigido por las emisiones de los vehículos de tracción mecánica. 

Vista en su conjunto la tributación autonómica, el esfuerzo fiscal que se exige a los valencianos casi duplica el exigido a los madrileños, 0,90 frente a 0,50. Quiere decirse que los valencianos pagan ahora más impuestos que los madrileños y que, como hemos visto antes,  habrán de seguir pagándolos en mayor medida para poder hacer frente al endeudamiento cosechado por su Gobierno regional. Ante esta mayor exigencia impositiva cualquier pensador de la izquierda afirmaría que frente a los madrileños, los valencianos disfrutan de un estadio superior en el desarrollo del estado del bienestar. Sin embargo, como vamos a poder comprobar, los datos evidencian que dicha afirmación es errónea. 

Empezando por el desempleo, que probablemente constituye la mayor lacra social, debe destacarse que según la última EPA publicada por el INE la tasa de paro es mayor en la Comunidad Valenciana -13,8%- que en la de Madrid -11,0%-. Casi tres puntos porcentuales de diferencia indicativos de la mayor facilidad para encontrar empleo que tienen los madrileños respecto de la que disponen los valencianos. Siguiendo por el PIB regional, éste es notablemente mayor en Madrid que en Valencia, y dividiéndolo por el número de habitantes para homogeneizar la comparación, en 2021 el PIB por madrileño -renta per cápita– es 34.800 euros siendo 22.400 el de los valencianos.

«El índice de esperanza de vida también es mejor en Madrid que en Valencia -87,1 años frente a 84,9-»

En relación con este indicador, es también destacable lo sucedido en los últimos años, toda vez que en la Comunidad de Madrid la renta media de 2021 es coincidente con la que existía en 2018 mientras que, en el mismo periodo, los valencianos son 205 euros más pobres. Si hablamos de la esperanza de vida, también este índice es mejor en Madrid que en Valencia -87,1 años frente a 84,9 años-, cuestión que algo tendrá que ver con la calidad de la respectiva sanidad pública en cada territorio.

Mención especial merece el servicio público de educación, partida de gasto en la que la Comunidad Valenciana gasta mucho más que la madrileña, 1.100 euros por habitante aquélla, 750 euros ésta. Sin embargo, las diversas valoraciones existentes reflejan que el servicio prestado por la Comunidad de Madrid es mejor que el que se presta en la de Valencia. Así lo reflejan los resultados obtenidos por los alumnos de una y otra región con motivo del Informe Pisa, así figura en el coeficiente multidisciplinar de calidad de educación que elabora el INE, y así consta en el informe de equidad en la educación que confecciona Save The Children. En consecuencia, la gestión de la educación desarrollada en Madrid es más eficaz y es más eficiente que la de Valencia, pues ofrece un mejor servicio a los ciudadanos consumiendo menos recursos públicos. Se trata de un ejemplo ciertamente ilustrativo que destruye el mantra de la izquierda que, sin más, considera que a mayor gasto mejor servicio, siendo evidente que la calidad del servicio depende y en gran medida de la eficiencia en la gestión, característica permanentemente olvidada por los izquierdistas españoles.

En definitiva, si los ejemplos de Madrid y Valencia valen como muestra representativa de los resultados económicos y sociales que se obtienen según se aplique un modelo de gestión socialista o popular, pocas dudas caben al respecto. Uno, el del PP, implica menos impuestos, menos gastos y mejores resultados. Otro, el del PSOE, significa más impuestos, más gastos y peores resultados. Dicho lo anterior, somos los españoles los que debemos hablar el domingo.

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