THE OBJECTIVE
Stéphane Séjourné y Eva Poptcheva

Nueva fiscalidad europea: responsable, flexible y realista

«La UE debe garantizar la responsabilidad fiscal sin dogmas y posibilitar las inversiones en tiempos de incertidumbre»

Opinión
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Nueva fiscalidad europea: responsable, flexible y realista

Ilustración de Erich Gordon.

La década de 2020 no tiene por qué volver a ser la de 2010 por lo que respecta a los debates presupuestarios en la Unión Europea. Como europeos, no estamos obligados a vivir de nuevo la división entre frugales y derrochadores ni la narrativa de norte contra sur, falsa y contraproducente. Hay un camino intermedio entre la austeridad ciega y el despilfarro insostenible.

Una prueba de que las divisiones no son insalvables es el acuerdo alcanzado entre los miembros de nuestro grupo parlamentario, Renew Europe, al que pertenecemos eurodiputados de 25 nacionalidades y que es la familia política del presidente francés Macron y el primer ministro holandés Rutte. Por supuesto, tenemos nuestras diferencias –qué familia política no las tiene– pero no hay que exagerarlas. El consenso sobre la necesidad de revisar las normas es, en sí mismo, un hito del discurso político de la UE.

Los liberales y demócratas del Parlamento Europeo proponemos una vía para la reforma del Pacto Europeo de Estabilidad y Crecimiento. Este camino se basa en tres pilares: responsabilidad, flexibilidad y claridad.

Responsabilidad

Las claves para sostener nuestros sistemas sociales y alimentar la confianza en nuestra moneda común siguen siendo menos deuda y menos déficit. Los límites del 60% de deuda y del 3% de déficit son buenos puntos de referencia, pero no deben entenderse como un dogma de fe.

Por supuesto, es necesario que haya reducciones efectivas de la deuda, pero son objetivos a largo plazo y, en consecuencia, la senda de ajuste para alcanzarlos sólo puede tener un carácter plurianual.

Además, la lógica de una política fiscal bien gestionada exige gastar e invertir en épocas de recesión económica para estimular el crecimiento, al tiempo que se aprovechan las épocas de bonanza para consolidar las finanzas públicas y favorecer así la sostenibilidad de la deuda.

Por eso, necesitamos completar esos objetivos con otros que animen a los Estados miembros a lograr las transiciones verde y digital, así como a construir nuestra autonomía estratégica. La responsabilidad no se refiere solo a cuánto se gasta, sino también a cómo y por qué.

Flexibilidad

Este pilar es esencial por dos razones. Hoy en día todos en la Unión Europea se han dado cuenta de que las políticas de talla única de contención del gasto y reducción de la deuda son sencillamente inviables si no tienen en cuenta el punto de partida y las realidades nacionales de cada país. La situación actual exige una mayor flexibilidad para los países en su camino hacia la consolidación fiscal.

La segunda razón es que esta flexibilidad debe servir de herramienta para impulsar las inversiones y las reformas estructurales. Por lo tanto, hablamos de una flexibilidad utilizada de forma responsable e inteligente para avanzar en áreas estratégicas como la energía, la defensa, la tecnología, la educación y el mercado laboral, así como para acelerar las transiciones verde y digital.

Para ello, más allá del papel de supervisión de la Comisión y de las autoridades nacionales independientes, pedimos una mejor gobernanza económica con un mayor control democrático, en el que el Parlamento Europeo desempeñe un papel más importante. Este diálogo constante, ya utilizado en el marco del Plan Europeo de Recuperación, puede generar la confianza mutua que faltó en la década de 2010.

Claridad

En última instancia, todo el mundo tiene que reconocer que el marco actual es demasiado complejo y a menudo poco realista. Las ilusiones no ayudan a nadie a lograr la reducción de la deuda, y el mecanismo de sanciones parecía totalmente agotado.

Estas normas no sólo deben ser claras, transparentes y equilibradas para fomentar la confianza de los mercados en la solidez económica de la Unión, sino también para garantizar una estrecha coordinación y confianza entre los 27 Estados miembros que la componen. Proponemos establecer criterios realistas y transparentes, acompañados de un sistema de sanciones eficaz y aplicable en caso de incumplimiento.

Al leer nuestro triple planteamiento, algunos podrían pensar que nos estamos saltando las cuestiones más controvertidas, que son los detalles del nuevo marco. A este respecto, nuestro grupo es claro: mientras no se llegue a un acuerdo sobre los principios de la reforma, es inútil discutir los detalles, que a menudo quedan atrapados en políticas simbólicas y guerras culturales de décadas pasadas.

También hacemos un llamamiento a todas las partes interesadas de la UE para que muestren tanta voluntad como nosotros para avanzar en esta reforma. Las elecciones europeas de 2024 no son excusa para no entablar este debate vital para la gobernanza económica europea. Teniendo en cuenta sus posiciones actuales, esta estrategia de evasión de nuestro adversario es comprensible.

Los socialdemócratas podrían sentirse incómodos al revelar el hecho de que su grandilocuencia ideológica ni siquiera representa las políticas de sus propios líderes nacionales, y la reputación del Partido Popular Europeo de propugnar una política económica sólida no pasará la prueba si se examina con detalle a sus actuales abanderados. Comprensible, pero irresponsable.

La UE atraviesa tiempos turbulentos marcados por retos imponentes: la pandemia y sus consecuencias de largo alcance, las tensiones geopolíticas derivadas de la guerra de Ucrania, el expansionismo de China, la crisis energética, alimentaria y de abastecimiento, la inflación galopante, las condiciones financieras hostiles… Todos estos factores han creado un entorno macroeconómico difícil y de gran incertidumbre en toda Europa, con enormes consecuencias económicas y sociales para los hogares, las empresas y las industrias.

La posible reactivación en 2024 de las viejas reglas fiscales nos urge, por responsabilidad y necesidad, a dotarnos de un nuevo marco económico de gobernanza modernizado y realmente adaptado a los tiempos de incertidumbre a los que nos enfrentamos. No hay otra opción. Hagámosla realidad.

  • Stéphane Séjourné (La République en marche) y Eva María Poptcheva (Ciudadanos) son miembros del grupo liberal Renew en el Parlamento Europeo
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