THE OBJECTIVE
Jorge Vilches

Vox, la derecha victimista

«La actual oligarquía que manda en Vox explica el estrepitoso fracaso del 23-J culpando a los demás: al PP, a los medios de comunicación y a los españoles»

Opinión
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Vox, la derecha victimista

El líder de Vox, Santiago Abascal.

Ni una mínima autocrítica o una reflexión en voz alta como gesto de humildad y responsabilidad. Nada. Cero. La actual oligarquía que manda en Vox explica el estrepitoso fracaso del 23-J culpando a los demás. Esto se debe a dos factores que definen a lo que queda de Vox: la superioridad moral y el victimismo propio de las fórmulas populistas e integristas. Dicha combinación podía funcionar en lo que Chantal Mouffe llamó «el momento populista», que Vox vivió por el efecto del golpe independentista de 2017 hasta 2019. Hoy no funciona, pero sobrevive el victimismo.

Esa victimización es lo único a lo que se agarra la oligarquía que hoy dirige Vox para explicar el fracaso del 23-J. La pérdida de 19 escaños y 600.000 votos es culpa de otros, dicen, no de quienes expulsaron a unos y diseñaron la campaña. Los responsables de la derrota, afirman, hay que buscarlos fuera. 

El primer culpable es el PP. ¿Quién si no? El partido al que llevan insultando desde 2014. Y no solo a los dirigentes, sino también a los votantes y a todo el que se identifique con los populares. Las redes sociales, además, han abierto una forma de violencia inusitada, en la que criticar a Vox se paga. Mamarrachos anónimos, y otros no tanto, se dedican a insultar a distancia, mientras los responsables de redes de ese partido lanzan campañas con perfiles falsos. Siguen así los mismos métodos que los fanáticos de la cultura de la cancelación en Estados Unidos. 

Pero no se alteren. Esa agresividad contra el PP ha tenido siempre un sentido obscenamente electoral: encontrar un nicho de votantes, el de los cabreados con Rajoy. Frente a los «marianistas» se presentaban como la derecha auténtica, la batalladora, la machota, la que no se arrugaba nunca, la del «sin miedo a nada y a nadie», como copiaron de Blas Piñar. El único miedo es a la asunción de responsabilidades en voz alta, ¿verdad? 

«Ante la crítica no hay debate ni razonamiento posible, solo insultos y descalificación»

Tras señalar a las encuestadoras, los dirigentes de Vox han culpado al PP por cometer el horrendo crimen de pedir al electorado que votase sus listas. ¿Cómo se le ocurre a la «derechita cobarde» aconsejar el voto útil? Fuera de ironía: no recuerdo un partido que haya recomendado el voto inútil. Cualquier partido en toda democracia dice que lo útil es votar su candidatura. Así ha sido durante la historia. 

Sin embargo, sí me acuerdo de la patraña de Vox apuntando la utilidad del voto 1+1+1 (uno al PP, otro a Vox y el último a Cs, o viceversa, o quién sabe) en las elecciones de abril de 2019 para el Senado. Vaya cagada. Casi 700.000 votos tirados a la basura para dar la mayoría absoluta al PSOE en la Cámara Alta. Felicidades. 

El otro culpable para la derecha victimista son los medios de comunicación por no hablar bien de Vox. Porque un periodista, analista o escritor que no opina como la cúpula del partido de Abascal está vendido al bipartidismo o a la Agenda 2030, dicen. Ante la crítica no hay debate ni razonamiento posible, solo insultos y descalificación. Es el efecto de la superioridad moral que señalaba al principio, claro, pero también de los nervios y de la ignorancia, incluso de la incapacidad para argumentar más allá de repetir el dogma, o de la simple falta de educación. 

El siguiente culpable de los malos resultados de Vox, según su cúpula, son los españoles. Porque España debe ser un país medio tonto que no sabe lo que le conviene, que vive idiotizado por los malvados medios de comunicación y la educación en manos de progres y de colaboradores de la Agenda 2030. Los voxeros aman España, pero España no les gusta. Para poner remedio a esa disonancia están ellos aquí. Quieren corregir España. Sueñan con quitar de en medio a «rojos», separatistas y al «lobby LGTBI», y denunciar la trampa de confiar en la «derecha cobarde», inmersa en una conspiración para que no se oiga la voz de Vox.  

«La culpabilización del otro está en el manual del buen populista»

En fin, por no alargarme mucho que es verano, el victimismo como distracción para no dar la cara por el fracaso del 23-J muestra el populismo ramplón de Vox, cruzado con la inexorable ley de hierro de las oligarquías que marcó Robert Michels. 

La culpabilización del otro está en el manual del buen populista. Se define el partido, en este caso Vox, como una reacción a un sistema que todo lo domina y que va contra él, que lo asfixia para que no se oiga la verdad. Es así que ese partido populista se construye cada vez más, como ha mostrado la oligarquía que manda en Vox, como un grupo moralista que escribió Peter Wiles. Es la superioridad moral del populista sobre sus enemigos, a los que insulta y ridiculiza, pretendiendo deslegitimar sus palabras y decisiones aludiendo a conspiraciones y motivos ocultos, como señaló Taguieff. 

Lo mismo hizo Podemos, otro partido populista. Habló de la «casta» corrupta para victimizar al pueblo, y luego de la «trama» contra ellos y su líder en la que estaban implicados los medios de comunicación y el bipartidismo. Demonizaron a sus rivales, entre ellos Vox, llamándolos «fascistas» y «franquistas». Quisieron deslegitimar las Cortes con el «no nos representan», al CGPJ hasta hoy mismo, y a los gobiernos del PP. Es igual que cuando los fanáticos de Vox hablan de «pucherazo» y «fraude electoral» perpetrado por el sistema para victimizarse y disimular su fracaso. 

El victimismo es un calmante para el que vive en la superioridad moral y en la cansada tarea de salvar a la patria una y otra vez, aunque sin éxito de crítica y público. Pero ya sabe que al victimismo le sigue el resentimiento, que es la agresividad que vemos ahora entre algunos de sus seguidores, y la redención, considerando que su testimonio al menos servirá para que se oiga «la verdad», como al profeta en el desierto. Allá cada uno. 

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