THE OBJECTIVE
Román Cendoya

Al rincón de pensar

«Los independentistas catalanes y el PNV deben decidir su voto. Su apoyo a Sánchez ha hecho que el PSOE sea el partido más votado en Cataluña y Euskadi»

Opinión
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Al rincón de pensar

Ilustración de Alejandra Svriz.

El Rey otorgó a Núñez Feijóo, legítimo ganador de las elecciones, el mandato para intentar lograr su investidura. Le faltaban cuatro votos. Pedro Sánchez consideró que Feijóo había sometido a una intolerable presión al Jefe del Estado para una investidura para la que no tenía apoyos y que sólo estaba basada en «cábalas mágicas». Al tiempo de contactos lo tildó de tomadura de pelo al Congreso y de hacer perder el tiempo a los españoles. A Feijóo le faltaban cuatro escaños y al final no la logró.

Pedro Sánchez ha pedido al Rey que le encomiende la investidura con el escaso apoyo de sus diputados y los de EH Bildu. Hoy por hoy a Sánchez oficialmente no le apoya ni su socia de Gobierno. La líder de Sumar, al salir de la audiencia con el Rey, dijo que «estamos lejos de un acuerdo». Yolanda Díaz, que se pasó toda la legislatura robando las leyes a Podemos, ahora les ha robado su posición política respecto a apoyar a Sánchez en función del reparto de carteras y protagonismo.

A Pedro Sánchez, el derrotado cobarde, se le vuelven contra él sus propias declaraciones. Dada la circunstancia, hay que acusarle de haber presionado de forma intolerable al Rey para que le otorgue el mandato de intentar una investidura sobre sus «cábalas mágicas», faltando el respeto al Congreso y haciendo perder el tiempo a los españoles.

Su investidura no tiene fecha por «falta de madurez», según la amanuense presidenta del Congreso. Ahora, a la falta de 49 escaños se le llama falta de madurez. Sánchez tiene, como máximo, hasta el 27 de noviembre para que un prófugo de la justicia, junto con toda una panda de golpistas y partidos que llevan terroristas con delitos de sangre en sus listas, le voten a cambio de destrozar el marco constitucional que ha dado los 45 años de mayor progreso a España. El proyecto de Sánchez es mucho peor que hacer perder el tiempo a los españoles. Sánchez por el poder busca anular la mejor historia y destrozar el futuro de España.

«No es opinión que Sánchez sea un cobarde derrotado. Es diagnóstico» 

El megalómano narcisista delega en el Tribunal Constitucional la política sobre Cataluña para que sus mamporreros le hagan el trabajo y le vayan incorporando los votos que le faltan. No es capaz de ponerse al frente. No se enfrentó con Feijóo en el Congreso y tampoco quiere asumir su responsabilidad política. No es opinión que Sánchez sea un cobarde derrotado. Es diagnóstico. 

Los que tienen que encerrarse muy seriamente en el rincón de pensar para decidir qué hacen con su voto son, por un lado, los partidos independentistas catalanes y por el otro el Partido Nacionalista Vasco que ya sabe que EH Bildu es el socio preferente de Sánchez. Estos partidos han conseguido, con su respaldo a Sánchez, que el PSOE sea el partido más votado en Cataluña y Euskadi.

Al independentismo catalán con Pedro Sánchez le ha ido fatal. Su mesa de diálogo ha sido una tomadura de pelo y la competencia entre JxCAT y ERC se ha saldado con el triunfo del PSC de Salvador Illa, que ha anestesiado la movilización ciudadana a favor de la independencia. Han pasado de las cadenas humanas y las manifestaciones totales a que, para conmemorar el 1-O, se junte menos gente que la que en plena DANA espera en una parada de autobús.

Apoyar e ir con Sánchez ha sido la ruina independentista. Ahora se juegan su futuro de palmeros del PSOE a una amnistía y a un imposible referéndum, que sólo se pueden creer si deciden volver a dejarse engañar por Pedro Sánchez. Aunque parece que por fin se han dado cuenta. El acuerdo en el Parlament a favor de la amnistía y la autodeterminación por parte de ERC y JxCAT puede suponer la recuperación del frente independentista. A ellos les ha ido mucho mejor en el enfrentamiento contra España, con los gobiernos del Partido Popular, que siendo sumisos botiflers de Pedro Sánchez. Ellos sabrán qué hacen ahora. Pero si Junts sigue caminando junto a Sánchez y ERC lo que seguirán siendo es oposición. Tienen tiempo para pensar su voto o abstención.

«Los del PNV saben que apoyando a Sánchez han retrocedido hasta ser la tercera fuerza vasca»

Lo del Partido Nacionalista Vasco es peor. Es verdad que les era imposible apoyar a Alberto Núñez Feijóo. Pero no porque en la ecuación estuviera Vox, que también estaba el día que aceptaron el imprescindible apoyo del PP para poder gobernar en el Ayuntamiento de Vitoria y en la Diputación de Guipúzcoa. No han podido ser ese partido de referencia del Gobierno de España porque sólo les serviría si, en las próximas elecciones autonómicas, fueran a mantener el poder del Gobierno vasco. Y no lo saben. Lo que sí saben es que apoyando a Sánchez han retrocedido hasta ser la tercera fuerza vasca.

Votar no a Feijóo en su investidura no quiere decir que tengan que votar sí a Sánchez. Es más, votar y apoyar a Sánchez, que tiene en EH Bildu su más fiel aliado, es garantizarse tanta derrota como haber votado a Feijóo. Se lo dijo bien claro Alberto Núñez Feijóo en el debate más intenso e interesante de su frustrada investidura. El PNV ha apoyado a Pedro Sánchez, jugando a progre, mientras éste blanqueaba y normalizaba a EH Bildu que ha dado el sorpasso al partido que fue de Xabier Arzallus. Ahora, los que agitan el árbol son los que recogen las nueces.

A Aitor Esteban le pareció toda una agresión que Feijóo, en sede parlamentaria, le relatara, con tanta nitidez, parte de los problemas reales que tienen en su partido. Además de todas las políticas sociales o económicas de Podemos y EH Bildu, que ellos han apoyado en Madrid y que sus votantes aborrecen, están apostando por una inseguridad jurídica y política que va a afectar a la inversión. Feijóo no se ahorró plantearle al PNV que con sus políticas están haciendo lehendakari a Arnaldo Otegi. Feijóo lo que no contó es que, si Otegi es lehendakari, Iberdrola y el BBVA abandonarán Euskadi hacia tierras jurídicamente más estables, quebrando el histórico tejido industrial vasco.

Los votantes vascos que apoyan a Sánchez y sus políticas tienen dos opciones. Votar PSOE o votar EH Bildu. El votante natural del PNV prefiere abstenerse antes que hacer de palmero de Bildu. El Partido Popular con su renovación en el País Vasco, por fin, empieza a luchar por los votantes del PNV con los que comparte espacio sociológico y en muchos casos ideológico.

El PNV tiene que echar un rato largo en el rincón de pensar. Nadie entiende que puedan votar a favor de Sánchez y Bildu, que apuestan por la ruptura del «régimen del 78». Apoyar a Sánchez, que apuesta por Cataluña, es arriesgarse a perder los Derechos Históricos y el Concierto Económico, privilegios constitucionales que en el siglo XXI, ante un nuevo marco, serían inasumibles por ser un anacronismo perfecto.

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