THE OBJECTIVE
Sonia Sierra

La mala educación

«Sería necesario un pacto de Estado por la Educación, erradicar de las escuelas la ideología y reivindicar el conocimiento y la cultura del esfuerzo»

Opinión
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La mala educación

Ilustración de Alejandra Svriz.

Cuando se dice que los resultados de PISA en España son malos no es del todo cierto. En España hay, en realidad, 17 modelos educativos y algunos de ellos —como los de Castilla y León, Asturias o la Comunidad de Madrid—están entre los mejores de la OCDE. Siempre me ha resultado curioso que se mandaran delegaciones a Finlandia para estudiar su sistema y no a Castilla y León, que nos pilla más cerca y que arrasa en todo tipo de convocatorias internacionales. Si esta comunidad fuera un país, estaría entre los diez mejores, por encima de Canadá y de los Países Bajos. Si los resultados de España son tan malos es porque hay otras comunidades con niveles desastrosamente bajos como Cataluña, que si fuera ese país independiente que algunos anhelan, estaría entre los diez peores de la OCDE.

En Cataluña llevan años presumiendo de sus innovaciones pedagógicas y de su educación competencial. Nunca he logrado entender que se pudiera defender que había que poner la educación al servicio de las competencias básicas orillando completamente el conocimiento. Si alguien adquiere conocimientos, es bastante fácil que luego sepa utilizarlos competencialmente, pero eso de fomentar las competencias sin conocimientos previos me parece puro esoterismo porque, como es conocido desde tiempo de Parménides, de la nada, nada se genera. De hecho, en lugares como Singapur, no existe la educación por competencias, sino basadas en el conocimiento y luego sacan los mejores resultados en las pruebas competenciales de PISA, algo similar a lo que sucede en Castilla y León, donde se ha mantenido un método de enseñanza tradicional.

Y a todo esto llevamos años escuchando que el sistema educativo catalán es un modelo de éxito reconocido internacionalmente y cualquiera que se atreva a insinuar lo contrario es acusado de facha y de querer ir contra el catalán. Es cierto que lo de «reconocido internacionalmente» hace ya un tiempo que cayó de la coletilla, entre otras cosa porque gracias a la lucha incansable de la Asamblea por una Escuela Bilingüe y al buen hacer de Ana Losada, se ha conseguido que la próxima semana nos visite una delegación de eurodiputados para investigar qué está sucediendo en la educación de Cataluña con la exclusión del español en sus aulas. Nunca hay que desestimar el poder de manipulación y de las campañas de propaganda de la Generalitat de Cataluña que tantos años llevamos sufragando generosamente todos los españoles, pero esta vez, con el informe PISA recién salido del horno, lo van a tener muy complicado para defender su «modelo de éxito».

Y es que han conseguido colocar tan bien durante años su mercancía averiada que si hacen una rápida búsqueda en Google encontrarán cantidad de titulares afirmando que el nivel de español de los alumnos catalanes es superior al del resto de España e infinidad de vídeos de tertulias y debates en los que se esgrime este mismo argumento. Resulta bastante complicado creer que el nivel de español de los alumnos catalanes es superior al de sus homólogos de Castilla y León cuando hay casi 40 puntos de diferencias en comprensión lectora en PISA, lo que supone que los alumnos catalanes tienen prácticamente un curso de retraso con respecto a los castellanos y leoneses. Unos datos muy similares a los que ya arrojaron las pruebas PIRLS hace unos meses, pero el bulo sigue gracias a unos exámenes de selectividad que no son homologables.

«El nacionalismo utiliza las escuelas con intenciones ideológicas en lugar de pedagógicas»

Los responsables políticos del desastre educativo en Cataluña, ese nacionalismo que lleva gobernando desde el inicio de la democracia y que utiliza las escuelas con intenciones ideológicas en lugar de pedagógicas en vez de asumir sus responsabilidades le echaron la culpa de los resultados a los inmigrantes. Por mucho que intenten vender su proyecto separatista como un ejercicio democrático –de nuevo, muy efectiva su campaña publicitaria-, la realidad es que son personas xenófobas y eso acaba saliendo, como ha sucedido en esta ocasión.

Después intentaron arreglarlo culpando a la pobreza infantil, pese a que Cataluña y País Vasco son dos de las regiones con mayor desarrollo socioeconómico y con peores resultados. Lo que también tienen en común estas dos comunidades autónomas es que la mayoría de sus alumnos se escolarizan en una lengua que no es la materna pese a que, según la Unesco, más de mil estudios certifican que esta es un facilitador del aprendizaje. El caso del País Vasco es bastante evidente: ha pasado de encabezar estos ránkings a estar en la cola a medida que se ha ido extendiendo el modelo educativo en vasco. Yo de ellos, ataría cabos.

En Cataluña, estos malos resultados no han servido para replantearse el modelo, sino todo lo contrario: ayer salió la Consejera del ramo proponiendo diez puntos a largo plazo —no vaya a ser que alguien le pida resultados— con cosas tan etéreas como «poner la Educación en el centro» y la creación de un nuevo chiringuito. Ni una palabra de tocar el modelo lingüístico, ni de replantearse el uso de las pantallas y de las nuevas metodologías en las aulas ni de bajar las ratios.

Tampoco creo que haya cambios a nivel nacional y mucho me temo que los resultados en la próxima convocatoria pueden ser todavía peores. Por una parte, se habrá desplegado la LOMLOE que se inspira nada más y nada menos que en el fracasado modelo catalán y, por otra, se examinarán los alumnos a los que el confinamiento les cogió en la etapa en la que se debía de consolidar su lectoescritura y, en lugar de eso, pasaron horas con las pantallas, por lo que ahora están llegando a los institutos alumnos que no saben leer. Y no me refiero a que tengan una baja compresión lectora, sino que realmente no saben leer. Sería necesario un pacto de Estado por la Educación, erradicar de las escuelas la ideología y reivindicar el conocimiento y la cultura del esfuerzo, pero con el actual clima de crispación política es impensable. Y los perjudicados, como siempre, son los más vulnerables.

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