Sánchez mantiene a España en el rincón
España es el país con la menor inversión en defensa de toda la OTAN, excepto Macedonia
La imagen del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, arrinconado en una esquina superior de la foto donde posaban los treinta dirigentes de los países miembros de la OTAN reunidos en Bruselas por la crisis de Ucrania, es todo un símbolo de la posición donde nos sitúan en el escenario internacional. Da igual que sea el jefe de protocolo de la Alianza Norte para una foto o el mismísimo presidente de los Estados Unidos a la hora de conversar de manera urgente y directa por videollamada con los líderes europeos de Reino Unido, Francia, Alemania e Italia. De nuevo Sánchez se quedó fuera. El vacío es evidente y cada vez más sonoro.
España será la sede de la próxima cumbre atlántica en junio. Estamos en medio de una guerra donde se están analizando decisiones de alcance histórico, de rearme y de ayuda a Ucrania, de desplazamiento de batallones hacia los países de la OTAN fronterizos con Rusia. Pero hay análisis todavía más trascendentes como la revisión de planes para amenazas de ataques cibernéticos, químicos, biológicos o incluso nucleares. Trascendental el paso y si no hay cumbre extraordinaria previa, todo se decidirá en España. Y en este contexto, Biden excluye otra vez de su agenda un encuentro, un contacto, un simple gesto con Sánchez.
Para muchos observadores la relación del gobierno español con Estados Unidos es de bajo tono desde hace tiempo. El último motivo es la desconfianza por la presencia de ministros comunistas en el gobierno de coalición. Algo que se vio enseguida en la crisis de Ucrania, cuando dos ministras y destacados dirigentes de Unidas Podemos se mostraron manifiestamente contrarios al envío de armas a Ucrania. España fue el último de los países grandes en ayudar a Zelenski. Y hasta la OTAN lo dejó en evidencia en un comunicado. Sánchez no tuvo más remedio que pasar de alardear del envío de material defensivo en una entrevista televisiva, a defender de manera entusiasta en el Congreso y ante la sorpresa de sus socios de gobierno y aliados parlamentarios, que España iba a enviar armas ofensivas. Sánchez quedó muy retratado en estos primeros días de guerra. Puede que fuera coincidencia, pero sonó muy alto la omisión del presidente Zelensky de Sánchez, en su lista de agradecimientos en Twitter a todos los mandatarios extranjeros que le llamaron para ofrecer ayuda. Sabemos que hubo esa conversación porque fue el propio Sánchez el que lo tuiteó. Pero no lo hizo Zelensky, que le envió al rincón con el olvido de sus agradecimientos.
El país con menor inversión en defensa
Somos el país con la menor inversión en defensa de toda la OTAN, excepto Macedonia. Hace tiempo que Estados Unidos viene reclamando mayor compromiso e inversión en la defensa. Donald Trump fue especialmente virulento con todos los países europeos reclamando esa inversión del 2% del PIB. Pero España lo ha seguido manteniendo en niveles mínimos. Ni siquiera el rearme gigantesco de Marruecos y lo que supone por sus continuas demandas territoriales sobre ciudades y aguas españolas, han hecho cambiar nuestra situación.
En un nuevo salto, Sánchez anunciaba, por supuesto en otra entrevista y no en el Parlamento, que España iba a incrementar su presupuesto de defensa. Eso sí, fiel a sí mismo hasta el final, no daba fechas de cuando se llegaría a ese 2%. En todo caso provocó nuevos desmayos entre sus socios de gobierno, que siguen sin ser coherentes y dimitir.
Nuestra relación con Estados Unidos no es fácil desde hace años. No olvidan los años de Rodríguez Zapatero. Joe Biden era vicepresidente cuando Zapatero no se levantó al paso de la bandera de Estados Unidos en el desfile militar. Tampoco se olvida la apresurada retirada española de Irak, y sobre todo el llamamiento a otros aliados para que hicieran lo mismo. A diferencia de España, la diplomacia norteamericana no olvida, y pasa siempre factura. Por eso no ha sorprendido nada la mejora e incremento de sus relaciones con Marruecos, un país clave en una zona muy compleja.
Vuelco al tablero
Estados Unidos se mueve. Su apoyo a Marruecos en su posición sobre el Sáhara occidental ha dado un vuelco al tablero. Además, ha aumentado sus ventas de armamento de primera línea al ejército marroquí, mete en medio a Israel y no descarta trasladar toda su fuerza militar presente desde hace años en Rota a Marruecos. Y mientras tanto, Marruecos presionando a España, como siempre. Presiona sobre Ceuta y Melilla, sobre las aguas canarias, presiona con los flujos migratorios y con su mayor o menor colaboración en cuestiones de seguridad.
Y de nuevo Sánchez en otro inclasificable salto se sumaba y sumaba a España a las posturas marroquíes. Inclasificable, porque no ya el principal partido de la oposición, ni el Parlamento, ni la prensa, ni sus socios de gobierno de Unidas Podemos, es que ni siquiera los ministros, ni sus compañeros socialistas, sabían de esta decisión que la sociedad española ha conocido además por un comunicado de Marruecos, en el que publica algunos párrafos de una carta secreta de Sánchez al rey Mohamed V. Nunca se había visto nada igual. Una postura mayoritaria entre los partidos políticos españoles, cambiada sin ninguna comunicación o discusión previa. La reacción del Congreso ha sido demoledora. Todos, absolutamente todos, los grupos parlamentarios expresaron su sorpresa, malestar o indignación. De Bildu a Vox. Todos. Nuevamente solo en el rincón. Y no le ha importado romper el más primario sentido parlamentario. Ni romper con su propio programa electoral.
Lo que más sorprende a algunos e indigna a otros, es la capacidad de Sánchez de acusar a todos que son los demás los que están en el rincón y no él. Lo malo es que en el contexto internacional que Sánchez esté en el rincón suponer que España sigue en el rincón.