Sánchez mintió a la Eurocámara: PP y Vox no han renombrado calles con figuras franquistas
Ambas formaciones no han recuperado el callejero suprimido en los últimos años por la ley de Memoria Histórica
Pedro Sánchez durante su intervención en el Parlamento Europeo. | Pool Moncloa
La parte más comentada de la intervención de Pedro Sánchez en el Parlamento Europeo no se ajusta a la realidad. El presidente del Gobierno advirtió este miércoles en el pleno que PP y Vox «están recuperando los nombres en las calles de nuestras ciudades de insignes personas vinculadas con la dictadura franquista», pero eso no ha ocurrido desde que ambas formaciones conservadoras comparten coaliciones en 130 localidades y cinco gobiernos autonómicos tras las elecciones del 28-M.
Sánchez arremetió contra el líder del grupo parlamentario del Partido Popular Europeo (PPE), Manfred Weber, al que acusó de repetir las «proclamas infundadas» del PP sobre la situación en España, esgrimiendo que es una «democracia plena» y que en realidad el verdadero adversario y la amenaza no es él, sino la «ultraderecha» de Vox.
Weber le había echado en cara previamente su cambio de opinión respecto a la ley de amnistía y amenazó al jefe del Ejecutivo con una comisión de investigación en el Parlamento Europeo si este controvertido perdón judicial para los independentistas catalanes sale adelante en España. Sánchez le replicó que «la verdadera amenaza en España y en Europa es el avance de la ultraderecha y la irresponsabilidad de las derechas tradicionales que le están abriendo las puertas a los gobiernos de coalición y están haciendo suyas muchas de las ideas ultras».
«Ese tándem reaccionario», le espetó a Weber, «es el que está debilitando el proyecto europeo, erosionando las democracias, ilegalizando partidos políticos, atacando la separación de poderes y silenciando a los medios de comunicación críticos». Por ello, le preguntó al político alemán si se sentía «cómodo» siendo «cómplice» de esa amenaza.
Fue en ese momento cuando Sánchez enumeró varias políticas que PP y Vox están desplegando en los últimos meses en los municipios y regiones en los que gobiernan. Desde bajar los impuestos «a las grandes fortunas mientras recortan derechos públicos» y «eliminar las políticas para combatir la violencia de género«, al freno en el «despliegue» de las energías renovables o «la censura de películas, conciertos y obras de teatro». Todas ellas sí que se están produciendo, pero no la última que traía escrita en los papeles con los que subió al estrado para la réplica y que, a la postre, fue la que más repercusión mediática tuvo por las referencias al nazismo.
«A la vez que (PP y Vox) están recuperando los nombres en las calles de nuestras ciudades de insignes personas vinculadas con la dictadura franquista. ¿Ese sería también su plan para Alemania, señor Weber? ¿Devolverle a las calles y plazas de Berlín el nombre de los líderes del Tercer Reich?», le espetó a Weber en el momento más tenso del pleno de la Eurocámara.
«España tiene un Estado de derecho robusto, un Gobierno absolutamente legítimo y capaz, y les invito a no confundirse de adversario. Ese error ya lo cometió la derecha europea en el pasado y Europa lo pagó muy caro», remató el presidente del Gobierno en medio de los aplausos de los eurodiputados socialistas, mientras que desde la bancada popular se le lanzaban gritos y abucheos.
Sin embargo, las formaciones de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal no han devuelto los nombres franquistas al callejero de las localidades en las que se han aplicado las leyes de Memoria Histórica y Memoria Democrática. La sala de lo contencioso del Tribunal Supremo avaló, además, la primera de ellas hace un año al secundar la retirada en 2017 del nombre dedicado al militar franquista Asensio Cabanillas por parte del Ayuntamiento de Madrid que dirigía Manuela Carmena.
Precisamente, PP y Vox se expondrían a demandas en los tribunales por prevaricación administrativa si decidiesen revertir las decisiones que la izquierda adoptó en las últimas legislaturas sobre el callejero franquista ya que ambas leyes estatales, que prohíben el enaltecimiento de figuras relacionadas con la dictadura, están plenamente en vigor.
En las últimas semanas solo ha habido un intento en este sentido en el ayuntamiento de Castellón, integrado por PP y Vox. El consistorio indicó a principios de octubre que quería abrir el debate de si el anterior tripartito de PSPV, Compromís y Podem-EU se había excedido en la aplicación de la ley cuando a finales de 2022 retiró nombres franquistas de cuatro calles y dos plazas.
El diario local Castellón Plaza apuntó a tres casos concretos que podrían analizarse: los que afectaron a las calles del cronista Lluís Revest, el exalcalde Carlos Fabra Andrés (padre del que luego fuera presidente de la Diputación y figura del PP valenciano) y el excomandante Santos Vivanco. Pero la iniciativa no se ha materializado ni ninguno de ellos es una figura «insigne» del franquismo, como dijo Sánchez en Estrasburgo.
En la asturiana Avilés, PP y Vox han puesto objeciones esta semana al proyecto del consistorio gobernado por la izquierda de cambiar el nombre de tres calles dedicadas a figuras del franquismo, reclamando que se consulte primero a los vecinos y comercios que se verían afectados por la modificación del callejero, si bien lo hacían desde la bancada de la oposición.
La mayor aproximación a lo expuesto por Sánchez en Estrasburgo es el caso de la calle general Millán Astray que el Ayuntamiento de Madrid de José Luis Martínez-Almeida repuso la pasada legislatura, en verano de 2021, en vez del nombre de la maestra Justa Freire que había aprobado el consistorio de Carmena. Sin embargo, fue a raíz de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid en la que confirmó un fallo en el mismo sentido del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 7 de Madrid.
Ambos tribunales coincidieron en que el equipo de Carmena no había justificado de forma convincente que el nombre de Millán Astray, fundador de la Legión, incumpliera la ley de Memoria Histórica en lo referente a la obligación de eliminar vestigios y elementos de homenaje y honor a los participantes en el golpe de Estado de julio de 1936, en la Guerra Civil y en la represión que llevó a cabo la dictadura de Franco.
