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Temor en el PSOE a un congreso extraordinario tras las europeas: «Pedro nos va a dejar tirados»

Tras el aparente cierre de filas, el partido descuenta ya la marcha de Sánchez, también como secretario general

Temor en el PSOE a un congreso extraordinario tras las europeas: «Pedro nos va a dejar tirados»

El ministro de Transportes, Óscar Puente, saluda a militantes y simpatizantes del PSOE tras el fin de la reunión del Comité Federal del partido, este sábado. | PSOE

La concentración de este sábado en torno a Ferraz 70 sirvió de terapia grupal, de escenificación del orgullo socialista, de intercambio de afectos y paño de lágrimas ante el doble drama que se avecina en las próximas horas. Pese a que el Comité Federal sacó toda la artillería emocional posible para convencer a Pedro Sánchez de que no tire la toalla, a medida que pasan las horas aumentan las voces en el PSOE que anticipan su renuncia y así se lo confesaban unos a otros a las puertas del cuartel general socialista: «Se va. Mi intuición me dice que no seguirá pero, si se va, lo hace levantando el lodo y pensando en los y las que vendrán», se consuelan los más oficialistas. Sin embargo, según las fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE, esta marcha atrás no implicaría sólo su salida del Palacio de la Moncloa y la formación de un nuevo Gobierno, sino también del cuartel general de los socialistas que conquistó hace casi diez años, en julio de 2014, y reconquistó en 2017, tras el histórico Comité Federal que le derrocó el 1 de octubre de 2016.

Muchos recordaban este sábado los tintes trágicos que acompañaron a esa convocatoria hace ocho años. «Entonces también llovía», rememoran quienes entonces también se afincaron durante horas en la maratoniana reunión del máximo órgano entre congresos que forzó la salida de su secretario general. La principal diferencia ahora es que el Comité Federal no está roto, no hay división ni quiere echar a Pedro Sánchez, sino forzarlo a resistir para evitar que todo salte por los aires. Porque lo que auguran fuentes socialistas consultadas por este diario es que su dimisión el lunes como presidente del Gobierno abrirá la puerta a una reunión de su Ejecutiva para anunciar su abandono de la dirección del PSOE y la convocatoria de un Congreso Extraordinario en los próximos meses.

«El presidente está roto, hundido, no quiere seguir y se va a ir de todo, del Gobierno pero también del partido», aseguran sus más allegados. Nadie habla con información sino por intuición, tras intentar reconstruir las señales que manda el propio Pedro Sánchez a través de los mensajes de WhatsApp y SMS a los múltiples mensajes de apoyo y solidaridad que recibe. Pese a que continúa aislado en su residencia oficial de Moncloa y sigue «reflexionando» con su familia, intentando evitar injerencias vía llamadas telefónicas, algunos de sus colaboradores de Moncloa se aventuran ya a anticipar que «se va y no hay vuelta atrás». Quienes no se atreven a llamar directamente al ‘jefe’, por el enfado y decepción que tiene Sánchez con su núcleo duro, a quien acusa de no haber defendido a su mujer, la llaman directamente a ella. Y es precisamente Begoña Gómez quien ha transmitido a algunos dirigentes del PSOE que le ha pedido a su marido que «aguante», pero que esta vez no cree ser capaz de convencerle, como hizo en 2016 tras entregar su acta de diputado en el Congreso, y antes de confirmar que se presentaría a las nuevas primarias del PSOE.

«Nos deja tirados… Es muy egoísta»

A veinticuatro horas de que se confirme esta decisión, el PSOE se ve forzado a situarse en el peor de los escenarios, consciente del endiablado calendario electoral en el que se hayan inmersos, con la campaña de las catalanas en marcha para las elecciones del 12-M y las europeas a la vuelta de la esquina el 9 de junio. La marcha del secretario general del PSOE obligaría a reformular todas las estrategias electorales y, al mismo tiempo, situarse en el debate orgánico para el post sanchismo de forma abrupta y precipitada. Una gran paradoja dado que el debate del ‘post’ era precisamente una cuestión tabú impuesta por el propio Sanchez, que cesó fulminantemente a todos los que se atrevieron a mencionar siquiera el concepto. Según las citadas fuentes consultadas, el partido podría tener apenas tres meses para organizar ese congreso, porque el horizonte que se baraja para la elección de un nuevo secretario general es tras las elecciones europeas del mes de junio y antes del verano.

De cumplirse este pronóstico, este cónclave tendría que tener carácter extraordinario, puesto que los estatutos del PSOE fijan que el congreso ordinario se celebrará entre el tercer y cuarto año desde el anterior, y este tuvo lugar en Valencia en octubre del 2021. Y esto es lo que motiva que empiecen a aflorar las críticas en torno a la decisión de Pedro Sánchez, de forma discreta y en privado, pero mostrando un creciente malestar: «Pedro nos deja tirados, esto es una irresponsabilidad». Los fieles escuderos de Pedro Sánchez se cuidan muy mucho de admitir ese malestar y evitar hacer pronósticos más allá del lunes. Pero incluso quienes entienden su decisión de apartarse, «en defensa de su familia y porque la vida se le va por el desagüe», deslizan que «es muy egoísta hacerlo así» antes de dos elecciones y sin margen para recomponer a un PSOE en el que «no ha crecido la hierba bajo los pies de Pedro Sánchez. Es un marrón». Los detractores se atreven a sumar un calificativo más, el «infantilismo», que le hace hacer dejación de sus funciones y responsabilidades.

El ministro de Transportes, Óscar Puente, saluda a militantes y simpatizantes del PSOE tras el fin de la reunión del Comité Federal del partido, este sábado.

Óscar Puente, apuesta de Santos Cerdán

En realidad, el malestar sólo es la manifestación del miedo, incluso pánico, al caos al que ahora se asoma la organización. De un lado, la salida de Pedro Sánchez y la llamada ‘campaña del amor’ podría provocar una debacle en los dos comicios próximos, lejos de servir de revulsivo electoral, a tenor de que el 23-J evidenció nuevamente que seguía siendo un activo en las urnas. Del otro, a la vuelta del ruido a un partido cesarista que lleva siete años sumido en el más escrupuloso silencio, sólo interrumpido por capítulos aislados que han concluido laminando a sus protagonistas de los órganos de dirección y las listas electorales. Si Sánchez se va, se avecina una lucha interna como las de antaño, con la actual cúpula de Ferraz partida en dos o en tres, en función de los aspirantes.

Muchos señalan a María Jesús Montero como la sucesora natural, pero el perfil que más encaja con el PSOE traumatizado que puede surgir de esta tragedia interna es Óscar Puente, definido como el «Ayuso del PSOE», amigo del actual secretario de Organización, Santos Cerdán. No en vano, ayer Puente intervino en el simbólico Comité Federal retransmitido en la calle Ferraz a la militancia del partido. «¿En calidad de qué?», se preguntaron muchos ante la ausencia de discurso de otros ministros como la portavoz, Pilar Alegría, o el de Presidencia, Félix Bolaños. «Se había dicho que sólo intervenían los secretarios generales y candidatos electorales pero finalmente se cortaron las intervenciones para propiciar un baño de masas en la calle y sólo tomaron la palabra sólo aquellos que tendrán algo, o mucho, que decir en la sucesión de Pedro Sánchez: María Jesús Montero, Salvador Illa, Óscar Puente, Santos Cerdán, y los tres presidentes socialistas, Adrián Barbón, Emiliano García Page y María Chivite, en calidad de árbitros cualificados del proceso.

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