THE OBJECTIVE
Cine

La lengua de Mae West

«¿Llevas una pistola en el bolsillo o es que te a alegras de verme?». El origen de la frase, repetida a estas alturas hasta el aburrimiento, sigue siendo una incógnita. Pudo formar parte del guion censurado de una película. Pudo ser una improvisación durante el ensayo de una obra de teatro. O pudo ser el comentario que una afamada actriz le dijo a un policía que le había declarado su admiración. Pero hay una cosa clara: la pregunta salió por primera vez de la lengua de Mae West.

La lengua de Mae West

«¿Llevas una pistola en el bolsillo o es que te a alegras de verme?». El origen de la frase, repetida a estas alturas hasta el aburrimiento, sigue siendo una incógnita. Pudo formar parte del guion censurado de una película. Pudo ser una improvisación durante el ensayo de una obra de teatro. O pudo ser el comentario que una afamada actriz le dijo a un policía que le había declarado su admiración. Pero hay una cosa clara: la pregunta salió por primera vez de la lengua de Mae West.

La broma, que hoy en día ya no es más que un inocente chascarrillo de corte sexual, es uno de los ejemplos más notables del talento verbal de quien fue una de las primeras (y más memorables) divas de Hollywood. Como tantas actrices nacidas a finales del siglo XIX (West vino al mundo el 17 de agosto de 1893, hace exactamente 124 años), la estrella se dio a conocer en el mundo del teatro y desde el inicio se distinguió de sus compañeras decimonónicas por su afilado sentido del humor y sus picantes comentarios. Entre ellos, «las chicas buenas van al cielo pero las malas van a todas partes». Y muchas siguieron su consejo: es difícil no ver la herencia de Mae West en provocadoras divas posteriores como Marilyn Monroe o Madonna.

La lengua de Mae West 1
‘Retrato de Mae West que puede utilizarse como apartamento surrealista’ es uno de los ejemplos de la impronta de la actriz en la cultura. | Foto: Salvador Dalí / Art Institute of Chicago

En 1926 estrenó en Broadway una obra convenientemente titulada Sex, escrita, producida, dirigida y protagonizada por ella misma. Diez meses y 325.000 entradas vendidas después, un jurado la consideró «obscena, indecente, inmoral e impura» y sancionó a la autora por temor a que corrompiera «la moral de la juventud». Se pudo haber librado de la cárcel pagando una simple multa, pero Mae West, que no tenía un pelo rubio de tonta, prefirió ir 10 días a la Welfare Island, consciente de la publicidad que generaría el escándalo. ¿Resultado? Llegó al correccional en limusina y cubierta de rosas. Salió ocho días más tarde por buen comportamiento y, posteriormente, presumió de haber llevado bragas de seda en lugar de uniforme y de haber cenado con el alcaide y su esposa. La jugada fue redonda porque, al salir, cobró 1.000 dólares de la época por una entrevista en la que contó su experiencia. Eso sí, con la censura muy pendiente de lo que hacía y de lo que decía, fue incapaz de estrenar en Broadway su siguiente producción, The Drag, una obra de temática homosexual ideada por una defensora de los derechos LGTB cuando ese concepto ni siquiera existía.

Su posterior carrera en el cine fue inusual en varios sentidos. Debutó en 1932 con Night after night. No solo tenía entonces 38 años (una edad a la que Hollywood empezaba a jubilar a sus musas), sino que llegó a convertirse en la actriz mejor pagada de su tiempo. Además, la Paramount, consciente de su deslenguado sentido del humor, le permitió reescribir sus diálogos, un privilegio extremadamente inusual para los actores de la época pero mucho más para las actrices. Entre las frases que pudo soltar en sus películas hay perlas como las siguientes:

«Cuando soy buena soy muy buena, pero cuando soy mala… soy mejor».

«Cuando estoy entre dos males, generalmente me gusta coger el que no he probado antes».

«-Veo un hombre en tu vida. -¿Qué? ¿Solo uno?».

«-¿Nunca has conocido a un hombre que te hiciera feliz? -Claro… un montón de veces».

«-¿No te estás olvidando de que estás casada? -Lo estoy intentando».

«¿Qué clase de marido crees que debo buscarme? -Deberías buscarte un soltero y dejar a los maridos en paz».

¿Cómo conseguía colar estas frases, tan provocadoras en la época? Incluía otras más exageradas que sabía que le iban a prohibir pero que hacían parecer más aceptables las que a ella le interesaban. Lo consiguió. Ella misma lo explicó en una entrevista con otra de sus impagables frases: «Yo creo en la censura. He hecho una fortuna gracias a ella».

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D