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¿Huelga de alquileres? La crisis despierta una vieja herramienta de acción colectiva

La huelga de alquileres convocada en España no es un caso aislado: iniciativas similares se suceden en EEUU y otras partes del mundo.

¿Huelga de alquileres? La crisis despierta una vieja herramienta de acción colectiva

El llamamiento a la huelga por los sindicatos de inquilinos en España no es un caso aislado: numerosas ciudades de Estados Unidos y otros puntos del planeta viven movilizaciones similares.

 

El grupo inmobiliario Saturn Management, propietario de varias viviendas en Los Ángeles, envió hace unos días un email a 300 de sus inquilinos. En el mensaje les recordaba que a pesar de la crisis por el coronavirus debían abonar la renta de abril. El problema fue que la inmobiliaria olvidó poner las direcciones de los destinatarios en copia oculta (o BCC). Sin pretenderlo, la empresa acababa de lanzar una bomba contra sus intereses. Los vecinos, sin mover un dedo, habían conseguido los nombres y contactos del resto de inquilinos.

Según explica Curbed, el medio local que reveló la historia, inmediatamente este grupo de vecinos comenzó a compartir entre ellos las quejas que tenían sobre el mal mantenimiento de las viviendas. Varios señalaron también que tras haber perdido su trabajo en los últimos días no podrían pagar la renta del mes de mayo. Estos y otros vecinos, que se han unido a la causa por solidaridad, ya han dicho que no abonarán a su casero la próxima factura del alquiler.

Por todo Estados Unidos se han multiplicado en las últimas semanas las movilizaciones para no pagar las rentas mientras el parón económico producido por el virus no amaine. Iniciativas similares se están dando en lugares como Canadá –con una huelga de inquilinos en Montreal-, o en algunas universidades de Reino Unido, donde un grupo de estudiantes de Bristol se ha plantado ante su casero, ahogados por la falta de ingresos.

En España los sindicatos de inquilinos, cada vez más presentes en las grandes ciudades del país, convocaron una huelga de pagos vigente desde el pasado 1 de abril. Estos colectivos reclaman una suspensión temporal de las rentas para las personas y pequeños negocios más golpeados por la crisis.

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Foto: Paul Sableman vía Flickr bajo licencia CC 2.0

Coronavirus y emergencia social

La semana pasada el Gobierno español anunció la suspensión de desahucios por impago del alquiler hasta seis meses después de finalizar el estado de alarma. Además, el Estado avalará microcréditos sin intereses a las familias vulnerables, que podrán devolverse en plazos de hasta diez años.

Pero las organizaciones convocantes de la huelga consideran insuficientes estas medidas. Y esgrimen que la propuesta del Ejecutivo provocará el “endeudamiento” de las familias más vulnerables, muchas de las cuales no pueden abonar ya el próximo pago. “Lo que no cobramos, no lo pagamos. Si la economía productiva se para, la economía rentista también”, aseguran en su manifiesto. Según las últimas cifras aportadas desde la campaña alrededor de 12.000 familias de toda España se han unido a la huelga.

Decenas de ciudades en Estados Unidos viven situaciones parecidas, con una emergencia social creciente. En sólo dos semanas la primera economía del planeta ha visto cómo diez millones de empleos se perdían de un plumazo. Uno de ellos fue el de Casey James, ex trabajador de un restaurante en Atlanta que desde hace días se dedica a convencer a sus vecinos para que no paguen el alquiler hasta que la pandemia pase, relata The Washington Post. “Si realmente estamos en este desastre, todo debería estar congelado”, señala.

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Imagen vía Rent Strike Facebook.

En California, uno de los Estados donde los problemas para acceder a una vivienda digna son más acuciantes, diversos colectivos están llamando a un impago masivo. “Para algunos, la decisión está en pagar la renta y pasar hambre, o no pagarla y poder comprar comida”, explica Chris Estrada, activista de una organización ciudadana de Los Ángeles, a The Guardian.

Ciudades como Boston, Houston, Philadelphia o Nueva York –epicentro de la pandemia en el país-, entre otras, están viviendo movilizaciones parecidas. Muchas de ellas canalizadas a través del colectivo Rent Strike 2020, que reclama a los gobiernos estatales del país que suspendan el pago de los alquileres, las hipotecas y las facturas durante los próximos dos meses.

Huelgas a lo largo de la historia

Lejos de lo que algunos puedan pensar, la huelga de alquileres no es un invento nuevo. Más bien al contrario: durante el siglo XX en numerosas ocasiones los inquilinos han utilizado esta herramienta para lograr mejoras en las condiciones de las viviendas o para conseguir una rebaja de los precios.

Jordi González Guzmán es investigador en la Universidad de Leeds (Reino Unido) y ha estudiado las movilizaciones históricas a favor de una vivienda digna. “Las huelgas de alquileres sólo se han dado en condiciones políticas y económicas excepcionales”, explica por teléfono.

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Huelga de alquileres en Harlem en 1919. | Imagen del International Film Service publicada en el New York Times vía Wikipedia.

La precursora de todas ellas probablemente sea la de Glasgow en 1915. En plena Primera Guerra Mundial las mujeres que trabajaban en las fábricas y los astilleros que proveían de material al frente se alzaron ante la amenaza de una subida generalizada de las rentas. Se calcula que alrededor de 20.000 de ellas fueron a la huelga de pagos. Tras lograr la adhesión de las organizaciones sindicales laborales, el Gobierno paró la represión contra las huelguistas y accedió a controlar el precio de las viviendas.

Nueva York ha sido otro de los focos históricos de estas movilizaciones. En los comienzos del siglo XX las huelgas tenían como objetivo frenar las subidas desorbitadas de precios, imposibles de asumir por los inquilinos más humildes y por los golpeados por crisis económicas como la de 1929. Más adelante, sin embargo, se generalizaron las acciones colectivas que reclamaban una reforma de los inmuebles, en ocasiones alquilados aun en condiciones insalubres. Una imagen emblemática de estas luchas es la del activista por los derechos de los negros Jesse Gray llevando hasta los juzgados una enorme rata para ilustrar la situación de muchas vivienda en el barrio de Harlem.

España también cuenta con precedentes de huelgas de inquilinos. La más conocida es la que el sindicato anarquista CNT impulsó en Barcelona en 1931 y que movilizó a decenas de miles de familias para exigir una rebaja en los precios. Hubo episodios similares una década antes en Asturias o en Tenerife, en 1933, casi todas ellas ligadas a huelgas laborales, comenta González Guzmán.

Parecidos y diferencias

“Una de las constantes históricas de estas huelgas es que siempre han funcionado mejor cuando se entrelazaban con movimientos que iban más allá de la vivienda. Logrando así un apoyo más amplio”, reflexiona este investigador vinculado al Sindicat de Llogateres de Barcelona, una de las entidades convocantes de la huelga en España.

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Obras de construcción de viviendas sin operarios. | Foto: Julio Muñoz | EFE Archivo

Entre las estrategias compartidas por las huelgas de hoy y de ayer está el intento de retrasar la acción de los juzgados a través de impagos masivos. En Nueva York, por ejemplo, esta era una táctica para ganar tiempo y seguir negociando con los caseros. Algo parecido a lo que se busca ahora en España, que la avalancha de demandas por impago sirva “no para colapsar, pero sí para cortocircuitar la respuesta del sistema judicial a esta realidad”, observa González Guzmán.

Con todo, los condicionantes que rodean a la actual crisis son muy particulares. Y por tanto también las huelgas de inquilinos que están surgiendo en este contexto. Para empezar mientras en el pasado éstas se limitaban a ciudades, barrios o incluso bloques de viviendas concretas, ahora vemos cómo se suceden convocatorias muy similares, aparentemente desligadas, en diferentes partes del planeta.

Otra particularidad es la propia situación de confinamiento que existe en buena parte del mundo. Si hasta ahora las huelgas, como cualquier otro conflicto social, se peleaban en las calles, ahora se está haciendo fundamentalmente desde casa. A través de campañas online, manifiestos por correo electrónico y tuits con hasthags como #HuelgaAlquileres o #RentStrike.

Una tercera diferencia, opina González Guzmán, está en el propio llamamiento a la huelga. En el pasado estas acciones nacían, se convocaban y se desarrollaban desde las organizaciones o sindicatos, algo que ahora no está ocurriendo, al menos en el caso español, señala este investigador. 

“En España la huelga se iba a producir de facto porque muchas familias no iban a poder pagar la renta de abril. Los sindicatos de inquilinos le han dado una cobertura política y una dimensión colectiva a esto. La huelga actual ya estaba convocada por la necesidad imperativa de muchas familias”.

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