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"Era una broma": Broncano, Ignatius y Quequé anuncian que La Vida Moderna se queda

Después de una semana con sus seguidores en vilo, han confesado que el final de La Vida Moderna era una broma

«Era una broma»: Broncano, Ignatius y Quequé anuncian que La Vida Moderna se queda

David Broncano, Quequé e Ignatius Farray soltaron la bomba durante un programa del pasado mes de mayo: si el siguiente informe del EGM (Estudio General de Medios) anunciaba un descenso en su audiencia, los cómicos presentarían su dimisión a la SER.

Así fue. Los resultados fueron devastadores: sus 40.000 oyentes diarios son ahora 29.000 menos que seis meses antes. Más de 300.000 personas escuchaba La Vida Moderna a diario antes de que lo relegasen a horario nocturno. La franja de 4:00 a 4:30 de la mañana fue un golpe para las cifras de audiencia.

En el programa del pasado viernes 29 de noviembre, los tres cómicos escribieron una carta de dimisión y se pasearon por la Cadena Ser despidiéndose de sus compañeros. El anuncio encendió Twitter: se hacían conjeturas del porqué, del futuro de los tertulianos. Que si se pasarían al podcast. Que si rodarían Divertidas consecuencias –la sitcom que propuso hace tiempo Ignatius en la que los tres cómicos, caídos en desgracia, se mudan juntos.

Después de una semana durante la que se emitieron mezclas de antiguas emisiones en la franja horaria del programa, alimentando la idea de que, en efecto, La Vida Moderna se acababa, los tres cómicos lo han desmentido. El pasado lunes 9 de diciembre, han reconocido que era una broma, que se seguirá emitiendo. «Cuando anunciamos eso en mayo lo dijimos como todo lo que hacemos en la vida, sin premeditar demasiado», confesaron en el programa.

Con su característico cachondeo, han explicado que «vuelven» porque han recordado un comentario de Ignatius Farray en uno de los programas: «Si conseguimos que El Transistor -programa de deportes de las noches en Ondacero- baje, también nos salvamos nosotros. Vale tanto que subamos nosotros como que baje la Cope». EGM declaró, efectivamente, una caída del 38% de la audiencia de este programa. Así han justificado los cómicos su vuelta a la parrilla: se han acogido a lo que llaman la «cláusula del transistor».

Hay quien se lo ha tomado con humor, y a quien no le ha hecho tanta gracia. Les han llovido las críticas. Ellos no se excusan: «Se nos ocurrió la broma y no pudimos resistirnos». Al fin y al cabo, esa es su esencia y la esencia del programa. «Que la alegría de volver no nos tape la certeza de que somos gilipollas. Y de esto no nos vamos a recuperar».

 

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