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Hipersomnia: qué es y por qué explica que te duermas a destiempo

El clásico ‘dormirse en un junco’ tiene mucho que ver con algo más que nuestros hábitos

Hipersomnia: qué es y por qué explica que te duermas a destiempo

Una mujer con sueño en un sofá | ©Freepik.

Podría parecer un problema del primer mundo para muchos, teniendo en cuenta que los españoles estamos en cabeza si de insomnio se trata, pero lo es, como ya te contamos en THE OBJECTIVE. La hipersomnia —que no debe confundirse con la hipersomnolencia— existe y es un trastorno del sueño poco frecuente.

Aquejado de forma subjetiva por el paciente, pues es de complicado diagnóstico, la hipersomnia podría resumirse en una facilidad excesiva para conciliar el sueño cuando durante el día. No hablamos, al menos desde la teoría clínica, de rutinas de sueño normales, posibilitadas por los ritmos circadianos. Todo lo contrario. Sesteos a destiempo, cabezadas que pueden acontecer en el trabajo, mientras conducimos o simplemente cuando estamos sentados que se producen con demasiada frecuencia y sin causa apreciable.

No se trata de una recuperación de sueño ni tampoco de una siesta buscada. De hecho, tampoco se relaciona con dificultades para dormir de noche, sino que se produce incluso en personas que pueden dormir bien. En estos casos, se considera la hipersomnia como una somnolencia excesiva que, como vamos a ver a continuación, puede tener muchas causas. Aunque, como es lógico, la hipersomnia tiene más que ver con personas que no duermen bien.

Lo que es evidente es que se trata de la aparición de estos sesteos o sueño en horarios matutinos o diurnos. Lo que apuntan desde Clínica Universitaria de Navarra es que se trata de una sintomatología con varios orígenes. Algunos tienen que ver con el propio control del sueño, pero también hay otras causas.

Entendiendo la hipersomnia

Una mujer dormida en el puesto de trabajo con pegatinas de ojos abiertos sobre los párpados
Los factores que determinan la hipersomnia son muy variados, aunque hay algunos más relevantes. ©Freepik.

En términos generales, la hipersomnia se corresponde con lo que se define como somnolencia diurna excesiva. Como explican en Msd Manuals, se puede sintetizar como «estar exageradamente somnoliento o quedarse dormido durante el día». Detrás de ella, causas de lo más variopintas.

Hay patrones que vendrán determinados por otras enfermedades. Algunas de ellas pueden ser neurológicas y otras pueden tener relación directa con el control del sueño y la vigilia. En este segundo caso, por ejemplo, encontraríamos una relación clara con la apnea del sueño. Sin embargo, hay más causas como puede ser un enfisema pulmonar, la bronquitis crónica, el hipotiroidismo o determinadas encefalopatías.

También puede ser originada por el consumo de determinados fármacos. Algunos pueden considerarse evidentes como los sedantes, los hipnóticos, los antidepresivos y los ansiolíticos. No obstante, no están solos. Otras medicaciones que, a priori, no se pautan para tratamientos psiquiátricos o del sueño pueden influir. Es el caso de los antihistamínicos para la alergia, pero también de medicamentos contra la hipertensión o antiepilépticos. Por causas muy diversas, todos ellos podrían generar hipersomnia.

¿Siempre? No, evidentemente, pero sí podrían ser un factor de riesgo. No obstante se puede dar una cierta comorbilidad entre enfermedades. Por poner un caso, los pacientes con depresión suelen padecer insomnio, que acaba desembocando en esa hipersomnia posterior.

En cualquier caso, la realidad de la hipersomnia se debe buscar mucho antes y en algo mucho más evidente: un sueño insuficiente. De hecho, es la causa más habitual por la que se produce y tiene que ver con esa pobre higiene del sueño. Trabajos con horarios nocturnos o turnos partidos tendrían esa problemática. También personas que duermen menos de siete horas al día suelen explicar este exceso de somnolencia. Algo que explica este estudio de las hipersomnias llevado a cabo por el Servicio de Neurología del Hospital de Navarra.

Diferencias entre hipersomnia e hipersomnolencia

Un hombre con hipersomnia tumbado en el sofá
La hipersomnia obliga en muchos casos al que la sufre a tener que dormir a destiempo. ©Freepik.

Pueden parecer sinónimos, pero no es así. En el caso de la primera, como vimos anteriormente, se trata de un exceso de somnolencia que puede suponer una merma en el rendimiento cotidiano. Aunque parezca lo mismo, la hipersomnolencia se define como la incapacidad para permanecer despierto durante el día. Como consecuencia de esto, la persona que sufre hipersomnolencia necesita dormir encarecidamente. De lo contrario se producen episodios de sueño puntual, conocidos como ‘ataques de sueño’.

No es una cuestión baladí. La conocida como excesiva somnolencia diurna (EDS por sus siglas en inglés) podría afectar a un 30% de las poblaciones occidentales, según una encuesta de la Fundación Nacional del Sueño estadounidense. Como es evidente, las personas que sufren una EDS están sujetas a dificultades cotidianas severas. Menor rendimiento laboral o académico, peor calidad de vida o riesgo aumentado de muerte en el trabajo —como un accidente— son mayores en este tipo de población.

Cómo combatir la hipersomnia

No hay atajos ni recetas mágicas. Todo es un círculo vicioso que, como es lógico, se debe atajar durmiendo más y mejor. No obstante, si esto no se produce, debe consultarse con un médico para determinar las causas. Primero comprobar si no es un factor farmacológico y, a partir de ahí, buscar causas que puedan tener relación con enfermedades neurológicas o patologías de salud mental como la ansiedad o la depresión.

Una mujer dormida en un sofá
Mejorar la higiene del sueño ayudará a reducir la hipersomnia. ©Freepik.

Más allá de eso, las claves vuelven a ser recurrentes. Mejorar la higiene del sueño con habitaciones ventiladas, a temperaturas moderadas, evitando dietas pesadas para cenar y apartar pantallas y elementos estimulantes a última hora del día están entre los consejos más habituales. También realizar ejercicio físico de manera continuada —nunca por la noche—, evitar el estrés y el consumo de productos como el café, el té o el alcohol ayudarán.

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