THE OBJECTIVE
Motor

Quiere ser el coche más caro del mundo y solo ha rodado 23 kilómetros en tres años

El Sultán de Brunei tiene ocho, y Elon Musk y Mr. Bean estrellaron los suyos antes de venderlos

Quiere ser el coche más caro del mundo y solo ha rodado 23 kilómetros en tres años

McLaren F1.

Cuenta la leyenda que en una ocasión el excampeón de los pesos pesados, Mike Tyson, visitó Londres. Durante un paseo, se quedó deslumbrado por las espectaculares líneas de un deportivo expuesto en el escaparate de un concesionario. Sin pensárselo demasiado, entró y le dijo al comercial que le fueran preparando uno, que se lo llevaba. Tuvo que ser uno de los peores días del encargado; la cara del púgil no debió ser de felicidad cuando le dijeron que no.

Los ricos y muy pudientes tienden a digerir mal las negativas, y Tyson tuvo que volverse a su casa sin aquel reluciente McLaren F1. A cambio, y para quitarse el disgusto, se compró un Ferrari F50, que no estaba nada mal, pero su historia es otra. Si del deportivo italiano se construyeron 349 unidades, del coche británico solo se hicieron 106, de las que tan solo 64 se fabricaron en la configuración estándar; el resto eran unidades de competición, básicamente.

Monumento rodante

El McLaren es un coche legendario, único, revolucionario en su época, y que casi cuatro décadas después aún mantiene récords que no han sido superados. Fue el último turismo —de los que llevan matrícula, luces e intermitentes—, que ganó, y en su primer intento, las 24 Horas de Le Mans. Su piloto podría salir del circuito galo subido en él e irse a casa por la misma carretera por la que había llegado. Muchos creen que es el mejor deportivo de la historia, y pocos los que lo discuten.

En la guía de precios Hagerty, el McLaren F1 aumentó de precio un 497 % entre 2011 y 2021. Está considerado el segundo coche más valioso, tan solo adelantado por el Ferrari 250 GTO, que cuesta entre 36 y 70 millones de dólares. Los dos tienen mucho en común: dominio en la pista, producción muy limitada, estatus de supremacía para la época en que fueron lanzados, motores V12 aspirados, facilidad de uso y clubes de propietarios activos y exclusivos.

Y es que uno de los grandes negocios del siglo XXI es precisamente la exclusividad. Tener lo que no tenga nadie, poseer piezas únicas, fuera de serie, es el oro de los que ya su vida chapada en este precioso metal. Es por eso que los coches deportivos de series limitadas elevan su precio como si de acciones en bolsa se tratase; hay muy pocos o incluso ya no se fabrican. Si además han ganado carreras, pues aún más. Conforman un mercado similar al de las obras de arte, y aunque apenas sean puestos sobre el asfalto, sus precios se multiplican hasta alcanzar cotas impensables cuando se construyeron.

Dentro de estas pautas entra un McLaren F1 como el que le fue negado al boxeador, y que marca en su odómetro la exigua cifra de 410 kilómetros. Es uno de los McLaren F1 con menor kilometraje del mundo, y es señal inequívoca —y obvia— de que sus propietarios se han subido poco en él, y lo tratan como un cuadro de Velázquez.

Prueba de ello es que su anterior propietario lo adquirió en 2021 y en el marcador se podía leer 387 kilómetros. En los últimos tres años solo ha recorrido 23 kilómetros; ni siquiera ha consumido un depósito de combustible, a pesar de ser un reconocido devorador de octanos a resultas de su motor de 6,1 litros y doce cilindros.

La unidad, construida en 1995, costó en su última adquisición 19,1 millones de euros al cambio de hoy. Salió a subasta con la estimación de que alcanzaría los 15 millones, y acabó en un valor de un 25 % superior a lo previsto. Los McLaren F1 tienden a incrementar su precio alrededor de un millón por año, así que lógico sería que este alcanzase al menos los 24 o 25, aunque hay quien piensa que podría llegar a los 30 o más.

Su propietario ha querido mantener bajo su kilometraje para no degradar su estado, y sale a una media de ocho kilómetros al año. Los coches suelen perder valor por el uso, aunque en este caso, se presenta la paradoja que se ha revalorizado unos 100.000 euros por kilómetro recorrido, puede que más.

Comprarlo para no usarlo

Es posible que el que lo compre, le dé el uso propio de un vehículo capaz de ofrecer unas de las experiencias más satisfactorias al volante existentes. Los que lo han conducido, o pilotado según se mire, resaltan una ligereza y velocidad de reacciones fuera de lo común. Puede que esa fuera la razón por la que uno de sus propietarios más afamados, Elon Musk, estrellara uno. Compró su unidad con lo que ganó al vender PayPal —fue uno de sus fundadores— y con «mucho dolor» se desprendió de él. Lo hizo con desgana, pero el profeta en la tierra de los coches eléctricos no podía tener uno de los coches de combustión más rápidos del planeta. En su momento adujo que chocaba de manera frontal con los valores que pretendía transmitir a través de su marca de coches eléctricos, Tesla.

Otro que también puede contar cosas de este triplaza, con un asiento central y dos a los lados, es el actor Rowan Atkinson, conocido como Mr. Bean. El cómico estrelló no una, sino dos veces su unidad. En una ocasión contra un árbol, y en otra se llevó por delante el Austin Metro de una señora mayor, que conducía plácidamente hasta que fue embestida por el deportivo. Sin daños personales en las dos ocasiones, si se sabe que hubo una víctima: el tipo de la aseguradora que tuvo que firmar mientras negaba con la cabeza la reparación del McLaren en el segundo accidente, que rozó el millón de euros.

Taller costoso

Mantener este coche no es barato. No solo por ser una pieza única, sino porque dejó de fabricarse en 1998. Sus recambios se hacen a medida, de manera unitaria, y algunas han de reponerse incluso aunque el coche no sea utilizado. La revisión básica dura cerca de 85 horas, y en 2014 ya costaba 30.000 euros. Reponer una luna delantera cuesta unos 25.000 euros, más otros 8.000 de la instalación. Las cubiertas salen por unos 50.000 el juego de cuatro, el depósito de la gasolina por unos 100.000 y hay que cambiarlo cada cinco años, o el embrague cada tres. Sustituir el capó delantero de fibra de carbono se va a unos 50.000 y el paragolpes delantero, unos 25.000. Una de las piezas más baratas es el extintor, que cuesta unos 800 euros, que no lo fabrica McLaren, sino que es aportado por un proveedor.

La venta de esta unidad, entregada por primera vez a un cliente japonés y de un exclusivo color Craighton Brown, tendrá lugar exclusivamente online a través de la casa de subastas Sotheby’s Sealed. Incluye, «de regalo» una colección de accesorios como maletas a medida hechas del mismo cuero que los asientos del coche, un cofre de herramientas Facom, un rollo de herramientas y un reloj Tag Heuer único, hecho para este coche y que lleva inscrito el número de chasis.

Aún estás a tiempo

La puja se abrirá el 13 de mayo y se cerrará el 16, tres días más tarde. Si te lo vas a quedar piensa en lo que te va a costar el mantenimiento, que es una de las cosas que no quitan el sueño al Sultán de Brunei. Tiene ocho. Si los vendiera en subasta, probablemente pudiera comprarse la marca de coches que los fabricó. Los hay con suerte. Y dinero.

También te puede interesar
Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D