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El príncipe Harry y Meghan Markle se casan bajo una expectación que se extiende de Windsor a todo el mundo

El príncipe Harry y Meghan Markle se casan bajo una expectación que se extiende de Windsor a todo el mundo

El príncipe Harry de Inglaterra y la estadounidense Meghan Markle, futuros duques de Sussex, se casan este sábado en la ciudad de Windsor entre grandes multitudes y apenas unas horas antes de la boda, la reina Isabel II de Inglaterra ha nombrado a Harry duque de Sussex, conde de Dumbarton y barón de Kilkeel, respectivamente, un titulo nobiliario inglés, escocés y norirlandés, como manda la tradición.

La actriz ostentará los mismos títulos en cuanto se case.

A las 12 horas está previsto el inicio de la ceremonia, que durará aproximadamente una hora y a la que seguirá un paseo de los recién casados en carroza por Windsor, la localidad a una hora al oeste de Londres en la que se espera la llegada de unas 100.000 personas. Al final del paseo, de una media hora, se cerrará el telón y empezará la parte privada de la boda, con un almuerzo ofrecido por la abuela del novio, la reina Isabel II, en el castillo de Windsor y una fiesta de noche en la mansión Frogmore, gentileza del padre del novio, el príncipe Charles de Gales.

La ciudad es un hervidero desde primera hora de la mañana. Los trenes de Londres llegaban llenos, y al descender de ellos, los visitantes se encontraban con un maravilloso cielo azul, policía fuertemente armada y escáneres como los de los aeropuertos. Tras superar esos primeros obstáculos, empezaron la caminata para unirse a los que pasaron la noche aquí, para buscar un lugar en el recorrido que harán los recién casados en carroza descubierta.

En las calles de todo el país se organizarán fiestas vecinales, al amparo de unas previsiones meteorológicas esperanzadoras, y el día acabará bien regado por la muy graciosa concesión de permitir que los pubs cierren más tarde que lo habitual. Todo ello, rodeado de grandes medidas de seguridad, en un país que sufrió cinco atentados en 2017, con un balance de 36 muertos y decenas de heridos.

‘Stand By Me’, melodía de la ceremonia

Será el príncipe Carlos quien acompañe a Meghan Markle al altar debido a la ausencia de su padre, Thomas Markle, por razones de salud y tras conocerse que se había prestado a escenificar unas fotos para unos paparazzi, un pecado capital desde que Diana de Gales murió perseguida por unos fotógrafos en París.

Tampoco estarán sus dos hermanastros, que no han ahorrado bilis contra la novia, y la única presencia notoria de su familia será la de su madre Doria Ragland, con la que pasó su última noche de soltera y con la que se ha desplazado en coche hasta la iglesia.

La ceremonia se ajustará a las tradiciones de la Iglesia de Inglaterra, con algún toque diferente, como el coro de gospel que cantará Stand By Me, y el sermón de un pastor estadounidense que promete ser más enérgico que lo habitual por estos lares.

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra tomará los votos de la pareja, a los que describió como «muy sencillos» y «humildes». Atrás quedaron los tiempos en que una divorciada estadounidense –Wallis Simpson, cuya boda con Eduardo VIII le obligó a abdicar en 1936 después de un breve reinado de 11 meses– podía hacer temblar los cimientos de una institución que ha presidido la vida del país desde la noche de los tiempos, con una breve interrupción en el siglo XVII.

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