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Taylor Swift regraba su música para evitar que un fondo de inversión tenga el 'monopolio' de sus derechos

Taylor Swift regraba su música para evitar que un fondo de inversión tenga el ‘monopolio’ de sus derechos

Reuters

Taylor Swift ha confirmado que ya está grabando de nuevo sus canciones antiguas. ¿Por qué? Un fondo de inversión se hizo con los derechos de sus seis primeros álbumes por unos 300 millones de dólares. Esto quiere decir que la cantante mantiene la propiedad de las letras que escribió, pero perdió la propiedad del audio. Así que ha optado por regrabar los temas para que las plataformas de streaming, programas de televisión, etcétera, que utilicen su música paguen por las nuevas versiones y no por las que están en manos del fondo.

No es nuevo: el año pasado ya vio cómo los empresarios Scooter Braun y Scott Borchetta se hicieron con todas sus grabaciones maestras al comprar su antigua discográfica, Big Machine Label, la casa de Taylor Swift entre 2005 y 2018.

El anuncio de la cantante llegó horas después de que la revista Variety, especializada en la industria del entretenimiento, informara de que un fondo de inversión había comprado los derechos de su música. Un capítulo más en sus disputas contractuales. «Hace unas semanas mi equipo recibió una carta de una compañía de capital privado llamada Shamrock Holdings informándonos de que habían comprado el 100% de mi música, vídeos y portadas», confirmó Swift en sus redes sociales.

El fondo de inversión, que no está directamente relacionado con la industria musical, adquirió el paquete a los mismos empresarios que se hicieron en 2019 con el sello en el que Swift comenzó su carrera y que fue la casa de la cantante hasta que en 2018 fichó por Universal Music, después de varios desencuentros en las negociaciones de un nuevo contrato.

¿Cómo comenzó todo?

Todo se remonta a la salida de la artista de su sello. Cuando el empresario estadounidense Scooter Braun, conocido por representar a artistas como Justin Bieber o Ariana Grande, compró el antiguo sello de Swift en 2019, se hizo con el control de seis discos de la cantante, dos de ellos premiados con el Grammy al álbum del año. De acuerdo con Swift, cuando intentó adquirir los derechos, Braun y su socio Borchetta exigieron una cláusula en la que debía comprometerse a no hablar negativamente de ellos ni de la negociación, antes incluso de conocer el precio que pedían: «Mi equipo legal dijo que esto no era para nada normal».

Ahora, a pesar de que el control de los derechos está en manos del nuevo fondo de inversión, Braun y Borchetta seguirán recibiendo beneficios por la explotación de su música, lo que ha animado a la artista a lanzarse de nuevo al estudio para grabar sus canciones antiguas. «Espero que comprendan que esta es mi única forma de recuperar el orgullo que una vez tuve al escuchar canciones de mis primeros seis álbumes y también de permitir que mis seguidores escuchen esos álbumes sin sentimientos de culpa por beneficiar a Scooter».

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