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‘Si no sabéis de mí’, la historia del madrileño que empuñó las armas para combatir al Daesh

¿Qué le empujó a marcharse? ¿Qué ha hecho allí? ¿Por qué quiere volver ahora? ¿Cuántos hay como él en el mundo? Este podcast trata de ofrecer respuestas

‘Si no sabéis de mí’, la historia del madrileño que empuñó las armas para combatir al Daesh

Un vehículo de combate vigila las carreteras cercanas a la actividad del Daesh | U.S. Army (Europa Press)

Si no sabéis de mí es una historia de historias y es, ante todo, una buena historia. Una de esas que solo puede atrapar un olfato periodístico avezado. En este caso, el dueño de tal sentido es Patxi Belyeu, el periodista que vio en la llamada de uno de sus amigos, Martín (es un nombre ficticio para proteger su identidad), el disparador de este proyecto. 

«Han pasado más de siete años desde que Martín se fue a la guerra. En 2015, cogió la misma mochila que le vi llevarse a tantos festivales y puso rumbo a la frontera de Siria con Turquía, para luchar en primera línea. Sin despedirse, dejó atrás una vida acomodada, a su familia y a nosotros, sus amigos», empieza diciendo la descripción de Si no sabéis de mí. «Hace poco volvió a dar señales de vida. Atrapado en algún rincón del Kurdistán iraquí, sin pasaporte, ha decidido que es el momento de volver y está buscando su ancla al pasado. Pero el camino de retorno está plagado de miedos y dilemas morales: ¿podrá adaptarse a su vida anterior? ¿Se lo permitirá la ley? ¿Qué queda en Madrid de lo que dejó atrás?», continúa preguntándose.

Portada del podcast ‘Si no sabéis de mí’.

«Más de 50 horas de grabación»

Bajo esta potente premisa arranca el podcast de Producciones del KO, que trufa con maestría «más de 50 horas de grabación» entre entrevistas a expertos como el psiquiatra Alberto Fernández de Liria y el abogado Daniel Amelang, valiosos testimonios ofrecidos con absoluta franqueza por parte de los amigos de Patxi y Martín y, por supuesto, las declaraciones de este, que suben el voltaje del podcast a cada palabra que pronuncia: «Entonces nos llamaron y nos tocó darnos la vuelta e ir ahí a recoger los trozos de la gente. Eché la tarde recogiendo trozos de gente, metiéndolos en sacos, especialmente me acuerdo de recoger un piececito de un niño o una niña…». Martín es lo que en el argot se conoce como un brigadista internacional: una persona que se ha integrado en un grupo armado para luchar en otro país por intereses ajenos. 

¿Y cómo llega hasta esta situación? La narración va desvelando cómo, interesado de base en «las ideas ácratas o libertarias», Martín empezó a leer y a informarse de las reivindicaciones del PKK, el partido kurdo que recoge las aspiraciones de este pueblo sin Estado. «La proclamación del Estado Islámico en Siria por parte del ISIS lo cambia todo para los kurdos», explica el podcast, de modo que «los kurdos ven dos bandos: el régimen, con el que no se van a alinear, y los rebeldes. Se ven forzados a elegir entre nacionalismo árabe o islamismo. Y proclaman la autonomía provisional del Kurdistán». En aquella época, Martín va a una charla en Vallecas donde se explica el proyecto que tenían: «Vi que la democracia por la que luchaban eran unas ideas humanistas con unos procesos muy democráticos», cuenta. Poco después, hace el petate y marcha a la región kurda.

Un punto de no retorno

A partir de aquí, una de las cuestiones troncales que se aborda pasa por preguntarse por qué Martín, que no pasaba de ser este activista que acude a la zona a colaborar en lo que pueda, decide tomar un día las armas y se pone a combatir al Daesh: «Él marca un punto muy claro que llama de no retorno, que es esa historia que le cuenta una anciana de lo que ha hecho el Daesh con su pueblo. Una historia totalmente espeluznante sobre cómo dieron de comer a los ancianos de una comunidad yazidí (una minoría religiosa kurda) a los propios niños del pueblo, cocinados como si fuesen cordero. Esta historia, sumada al resto de cosas que estaba viviendo allí como activista, es lo que le hace click en la cabeza y le lleva a decir ‘mi vida de repente acaba de cobrar sentido si puedo ponerme entre la población civil y esta gente’», me explica durante nuestra entrevista Patxi. 

Martín pasa combatiendo al Daesh cinco años de su vida, enfrentando la muerte a diario. Durante todo ese tiempo, los amigos que había dejado en Madrid no saben de él y entre ellos impera una cierta ley del silencio con el fin de protegerle. No quieren siquiera mentarle por si eso le pone en peligro. «Llegó un punto en el que no sabía ni dónde estaba… Era tan clandestino todo, como que no se podía saber, que mi mente como que lo eliminó (…). Llegó un punto en el que era ‘mientras no sepas, es que todo está bien’, ese era el mensaje que yo me lanzaba: ¿sabes algo? No, pues es que está vivo. Y es turbio si lo piensas», dice una de sus amigas. Precisamente, ese silencio convertido en tabú es lo que da nombre al proyecto: «Al título le dimos muchas vueltas. Al principio iba a ser El Retorno, pero la historia creció más allá del momento en el que volvió. Si no sabéis de mí es un poco el mantra que teníamos nosotros en el grupo, si no sabéis de mí es que estoy bien, a eso es a lo que nos referimos», añade Patxi.

El concepto de terrorismo

Y es que la cuestión legal resulta muy espinosa en todo este asunto. «El tema legal era una de las cosas que más me interesaban porque a través de este podcast quería poner en cuestión la noción de terrorismo, que al final es un concepto que siempre lo tomamos como absoluto y en realidad es muy relativo. Quería analizar si es lo mismo una persona como mi amigo que se ha ido a luchar contra el Daesh o un yihadista que vuelve», reflexiona Patxi. El abogado que arroja luz en el podcast sobre esta cuestión es Daniel Amelang, aclarando que la situación de Patxi es objeto de debate: «Con el Daesh no hay ninguna: se considera a todos los efectos una organización terrorista, mientras que en el caso de las milicias kurdas puede haber dudas, más que nada por la relación que pueden tener con la coalición internacional, con la OTAN, incluso con el ejército y el Gobierno de los EEUU».

Por todo ello, le pregunto a Patxi si la mera participación de su amigo en este proyecto puede llegar a comprometerlo legalmente ya que, como él mismo dice en uno de los capítulos, «la participación de Martín en este podcast ha sido prácticamente un acto de fe». «Siempre fue un riesgo que hablamos abiertamente y en confianza. Él sabe lo que hay, por eso lo hemos hecho de manera anónima», empieza respondiéndome el responsable de Si no sabéis de mí: «Es cierto que el riesgo de que le identifiquen la voz siempre está ahí y puede pasar, pero creemos que el objetivo de este proyecto nos sobrepasa a él, a mí, a mi grupo de amigos… es una historia que intentamos contar. Él es un vehículo para contar muchas historias, con esa filosofía estamos haciendo este proyecto y cruzando un poco los dedos para que no pase nada».

Por lo sabido, Martín al final regresó y, por el momento, no le ha pasado nada. Al menos en materia legal. Porque el podcast también trata profusamente todas las secuelas que pueden quedar en alguien que ha vivido la guerra y para quien «la vida, la muerte, la traición o la amistad ahora tienen un significado completamente distinto», como escriben también en la descripción. Para tratar todos los aspectos psicológicos que rodean esta cuestión el podcast recurre a la ayuda de Alberto Fernández Liria, un psiquiatra jubilado que vivió la guerra de Bosnia, donde fue gravemente herido.

Las secuelas de la guerra

«Hay una cosa que comenta el doctor, y es el crecimiento postraumático, que es en cierta medida lo que yo he visto en Martín: que lo vivido le ha supuesto una especie de aprendizaje que le ha permitido afrontar la vida de otra forma, desde una madurez y una perspectiva distintas a las que nosotros tenemos», desarrolla Patxi. «También es verdad que él en su fuero interno estará viviendo muchas cosas y siempre hay otro lado de la moneda que probablemente yo no conozca. Por muy amigos que seamos, y este podcast nos ha unido mucho, sigue siendo una persona muy impenetrable, si tiene secuelas negativas no ha sido fácil verlo». Es lo que en el documental Fernández de Liria, que ha tratado a un gran número de excombatientes como Martín, aclara con su lenguaje directo y didáctico: «También te puedes convertir en una persona que naturalice la violencia (…). Que esto lo que haga es destruirte y te convierta en un alcohólico o un suicida». 

Por cierto, que hablando de monedas, el último capítulo -el más emotivo de la serie- recoge el momento en el que Martín, a su llegada a Madrid, le entrega a Patxi un regalo muy especial: una moneda de cobre del Estado Islámico capturada por él mismo durante una operación de finales de 2017. En 2015 el ISIS mostró al mundo sus primeras monedas acuñadas: un dinar de oro equivalía a 133 euros. Estas piezas no pueden encontrarse en ningún museo y, caído el califato, tampoco están ya en funcionamiento. 

Han sido dos años de trabajo por parte de un equipo que ha tenido como codirectora a Leire Ariz, en la ambientación sonora a Alberto G. Casanovas, a Pablo Uroz en la mezcla de sonido y a Jimena Marcos como guionista. Y, desde luego, no faltan razones para escuchar este trabajo periodístico de calidad, pero una más viene a redondear el resultado: la evocadora canción que cierra cada capítulo, Lobo Amigo de Club del Río, que con un son suave se pregunta: «Y, amigo mío, ¿a dónde irás? Se cayeron las murallas que protegen nuestro hogar…».

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