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Tortazo de realidad: los coches de Alonso y Sainz no dan para ganar

Lo de los españoles pesadilla no es; aun así, tampoco la verbena que esperaban y alguno disfrutó

Tortazo de realidad: los coches de Alonso y Sainz no dan para ganar

Fernando Alonso da una rueda de prensa durante el Gran Premio de Hungría. | Europa Press

No fue un desastre, pero tampoco una fiesta. Si Fernando Alonso subía al pódium con relativa facilidad, y miraba de reojo a su victoria número 33, ahora casi celebra no salir de la zona de puntos. En el caso de Carlos Sainz, su Ferrari ni dio ni para eso al principio de temporada, y de momento el mejor equipo de la historia tiene vacíos sus casilleros de victorias. Su compañero Charles Leclerc acumula dos cajones, pero el madrileño aún no conoce el sabor del champán que reparten los domingos. 

En el caso de este último, este 2023 no encendió la mecha que dispara a los aficionados, y casi mejor, porque en el caso del asturiano todo se ha ensombrecido mucho. Lo visto en el Gran Premio de Hungría el pasado fin de semana retrata una realidad palpable en la carrera previa —Inglaterra—, que ha dejado a los aficionados españoles con un mal sabor de boca por su claridad. Su coche ha dado un paso atrás, y ha pasado de cercano perseguidor de los líderes indiscutibles, Red Bull, a ser un coche más de la zona media que pelea por sumar puntos sin muchas más aspiraciones

Verde pálido 

El extraordinario trabajo que Aston Martin hizo durante el invierno parece haberse disipado, y hay dos elementos que afectan a su desplome en el rendimiento: el resto han mejorado sus mecánicas, y ha habido un cambio en los neumáticos desde la prueba de Silverstone, que el AMR23 ha digerido mal. El problema es que aunque Mike Krack, responsable operativo de la escudería prometa mejoras, va a ser muy complicado salir de ahí. Seguramente avance, pero le va a resultar muy difícil volver al excepcional estado de forma mecánica que mostró en las primeras citas. 

La actual normativa y las circunstancias iniciales del calendario han creado varias pautas reconocibles. La primera es que hubo solo tres jornadas de pruebas en pretemporada. Lo habitual es que haya muchas más, y pasadas entre dos y cuatro carreras, el paisaje prestacional arroje una imagen clara de donde está cada equipo. Este año esa pretemporada se ha trasladado a las primeras carreras, y ha sido a partir de la quinta o sexta cuando se ha definido mejor el escenario. Aston Martin se aprovechó de una oportunidad única, al llegar con un monoplaza sorprendente, muy bien hecho, que corría más que otros que aún tenían que desempaquetar prestaciones que estaban dormidas. 

Mercedes ha mejorado, Ferrari ha mejorado, y McLaren ha mejorado. Sin embargo, Aston Martin parecen estar anclados en lo que fueron, o incluso han dado un pequeño paso atrás. Las regulaciones aerodinámicas traídas el año pasado trajeron una novedad: el grupo se comprimió, las diferencias entre unos y otros son menores que hace un par de años. En 2021 era fácil encontrar espacios de tres y cuatro segundos entre los mejores y peores registros; este 2023 es raro que se superen los dos. De esta guisa, el que no avanza en velocidad por vuelta, tiende a ser alcanzado por aquellos que si consigan mejorar sus mecánicas, o al menos adaptarlas a según que pistas. 

La magia se ha acabado 

Aston Martin se las prometía muy felices en tres circuitos muy concretos: Mónaco, Hungría y Singapur. Los tres son revirados, cortos, y en los que la excelente tracción desde curva cerrada atesora el AMR23. La magia funcionó en el Principado con una segunda plaza de Alonso en estado de gracia. No obstante, en Hungría el equipo verde recabó el peor resultado de todo el mundial, novenos por parte del bicampeón, y décimo su compañero. En la escudería no ocultan su decepción, prometen mejoras para el Gran Premio de Holanda, y saben que sufrirán en pistas muy rápidas como Spa o Monza. 

El otro elemento de juicio es el cambio de los neumáticos. La Fórmula 1, FIA y equipos decidieron modificar —por seguridad— las carcasas, y con ello la consistencia de los flancos laterales de los neumáticos. De esta manera se transmite las fuerzas verticales de la pisada de una manera distinta, lo que afecta a las suspensiones, y, por tanto, a la estabilidad y comportamiento del vehículo. A McLaren, por ejemplo, le ha sentado de maravilla este cambio y, sin embargo, a Aston Martin le ha venido directamente mal. Alonso se quejaba en Hungría de la materia sin dar muchos más detalles, pero resultados en mano, salta a la vista que su coche no es el mismo con el que logró cinco pódiums en las seis primeras carreras. 

Las limitaciones presupuestarias, tener el ojo puesto ya en 2024 con muchos recursos y personal en el bólido del año que viene, va a pesar mucho a una escudería que soñó estar entre los más grandes. De hecho, lo estuvo, y seguramente en unos años, con las acertadas decisiones que han ido tomando, un crecimiento financiero fenomenal, y los fichajes adecuados acabará siéndolo, pero de momento… fue solo un préstamo temporal. Que les quiten lo bailao.

Casino italiano

De otro tipo es la vivencia de Carlos Sainz, más sencilla de explicar, menos sinuosa, pero igualmente improductiva. Ferrari no empezó el campeonato con gran pie. Siempre son una de las referencias, aunque este año nunca han mostrado un gran ritmo, sin velocidad, ni capacidad de crecer de forma contundente. Tienen un coche sin pegada, mucho personal que se fue, ha llegado un nuevo director cuya presencia no acaba de reflejarse en decisiones de calado, y leves mejoras. Los italianos fallan en cosas pequeñas que no ayudan. 

Paradas en boxes erróneas, estrategias equivocadas, o no dan importancia a detalles como el sonido de las radios de sus pilotos, que a veces no se entienden con sus ingenieros sencillamente porque les escuchan mal. La Fórmula 1 es un deporte de equipo, en el que las 16.000 piezas de un coche han de estar plenamente operativas en todo momento, pero también fuera del coche. Si el resto no acompaña, lo que hagan los pilotos en carrera, generalmente muy correctos los dos pilotos con el material que tienen, no sirve de mucho. 

Los dos españoles de la Fórmula 1 no sufren, pero tampoco están en disposición de disfrutar como si han hecho en otros momentos. La luminosa sonrisa que mostraba Alonso en las primeras carreras ha desaparecido para mostrar ahora un rostro más serio y circunspecto. De Carlos, incluso hay voces que le piden que salga de ahí. Sainz tiene contrato con Ferrari hasta finales de 2024 y nada hace pensar que lo vaya a hacer antes de lo previsto. La siguiente pregunta es a donde podría ir, pero tampoco queda claro que haya muchos mejores destinos… aunque si llegan nuevos equipos, siempre se abren puertas. Lo de los españoles pesadilla no es; aun así, tampoco la verbena que esperaban y alguno disfrutó. Hay que esperar un poco y ver si sus equipos ponen el esfuerzo en el coche de este año, o se meten en materia con el del que viene. De ocurrir esto segundo, las alegrías que nos den serán más accidentales que otra cosa. Ay. Próxima parada: Gran Premio de Bélgica, el próximo fin de semana, con carrera el domingo 27 a las tres de la tarde, hora de la España peninsular. 

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