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May promete sanciones contra los abusos de los empresarios

La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, ha prometido nuevas reglas contra los dirigentes de empresas que se «llenaban los bolsillos» en detrimento de sus empleados, en una tribuna publicada el domingo, unas días después de la quiebra del grupo de construcción Carillion, que ha ocasionado una crisis en el país. «En primavera, estableceremos nuevas reglas rigurosas para los dirigentes que intentan llenarse los bolsillos poniendo en peligro las jubilaciones de sus trabajadores – un abuso inaceptable al que pondremos fin», ha escrito la primera ministra en el diario británico The Observer.

May promete sanciones contra los abusos de los empresarios

Reuters

La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, ha prometido nuevas reglas contra los dirigentes de empresas que «intentan llenarse los bolsillos» en detrimento de sus empleados, en una tribuna publicada el domingo, unas días después de la quiebra del grupo de construcción Carillion, que ha ocasionado una crisis en el país. «En primavera, estableceremos nuevas reglas rigurosas para los dirigentes que intentan llenarse los bolsillos poniendo en peligro las jubilaciones de sus trabajadores – un abuso inaceptable al que pondremos fin», ha escrito la primera ministra en el diario británico The Observer.

«Con demasiada frecuencia, hemos visto a altos dirigentes acumular grandes primas por colocar el beneficio a corto plazo antes del éxito a largo plazo. Nuestras mejores empresas saben que no es una forma responsable de gestionar una empresa y los que lo hacen serán obligados a explicarse», ha continuado Theresa May.

Estas declaraciones han llegado después de la revelación el lunes de la rotunda caída del grupo Carillion, que suscita preocupación sobre el futuro de sus 43.000 empleados en el mundo, de los cuales cerca de 20.000 están en Reino Unido, así como sobre la viabilidad de los proyectos en los que participaba el grupo. Carillion, cuya sede está en Wolverhampton, en el centro de Inglaterra, se ha hundido bajo una deuda de 1.500 millones de libras (1.700 millones de euros) y su situación financiera se ha deteriorado brutalmente estos últimos meses, debido a obras aplazadas, dificultades en la ejecución de contratos y retrasos en los pagos.

«El Estado también tiene un papel que desempeñar cuando las cosas salen mal y las compañías quiebran, como Carillion la semana pasada», ha escrito la primera ministra, que declara en cambio que no rescatará la empresa firmando «un cheque en blanco» y que «serán los accionistas de Carillion y no los contribuyentes los que paguen».

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