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Economía

Sánchez pierde el apoyo del Ibex con el pacto de rentas en el aire y la economía a la baja

El apoyo de la gran empresa y la unidad de los directivos del Ibex ha sido clave para salir de la crisis de la pandemia y mantener el crecimiento en 2021

Sánchez pierde el apoyo del Ibex con el pacto de rentas en el aire y la economía a la baja

Pedro Sánchez durante la presentación del plan de choque, sin apenas representación del Ibex 35. | Fernando Calvo (Europa Press)

Pedro Sánchez ha perdido el apoyo de los grandes del Ibex 35 en el peor momento, con el pacto de rentas todavía sin cerrar y la recuperación económica en peligro. El presidente de Gobierno presentó en sociedad las líneas maestras de su plan económico contra la guerra y la crisis energética sin el apoyo de los gigantes corporativos y por primera vez desde su llegada a La Moncloa. Un duro varapalo para el Ejecutivo, que esperaba una elevada convocatoria al acto con el que esperaba que el mundo empresarial validara su proyecto.

El plantón de la gran empresa -buscado por los propios líderes del Ibex 35, según ha podido saber THE OBJECTIVE– ha sido un aviso para el Gobierno y un mensaje indicando que, si no hay gestos hacia las empresas, el presidente tendrá que desarrollar su plan económico sin el apoyo incondicional que tuvo el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia dado a conocer hace casi dos años y con una nutrida representación de todos los CEO y presidentes del selectivo español.

El apoyo de la gran empresa y la unidad de los directivos del Ibex ha sido fundamental para salir de la crisis de la pandemia y mantener el crecimiento económico durante el pasado año. Es por ello que no tener la unanimidad de la grandes corporaciones en su apoyo al Gobierno puede generar importantes problemas para la administración económica en momentos en los que Sánchez busca repartir los costes de las ayudas sociales con la gran empresa.

El Ibex y el pacto de rentas

Esta nueva realidad llega en medio de la negociación del pacto de rentas, una de las medidas estrella del nuevo plan económico, y a la que no se refirió Sánchez en su presentación del lunes. Estas conversaciones se mantienen congeladas y para ello no ayuda que el Ibex se divorcie de Moncloa.

Este pacto supone que los sindicatos acepten congelar salarios y las empresas limitar sus beneficios. Sánchez pidió hace un mes en el Congreso que todos los actores de la sociedad hicieran un «sacrificio» y compartieran parte de los daños, con la protección de «los más vulnerables». Desde esta fecha patronal y sindicatos se han reunido al menos tres veces, pero todavía lejos de un pacto.

UGT y CCOO piden no congelar, pero si moderar las subidas salariales y que se pongan sobre la mesa elementos concretos de actuación que reflejen la aportación de todos.  Del lado de CEOE y Cepyme dicen que la inflación afecta también a las empresas, que están haciendo «un esfuerzo» para no repercutir todo el aumento de costes a los precios finales y que congelar beneficios no es viable.

SMI y reforma laboral

En anteriores ocasiones como las negociaciones del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), la reforma laboral o los ERTE, Moncloa ha jugado el comodín de la gran empresa y ha pedido que presionen a la patronal y al equipo de Antonio Garamendi, para que finalmente se plieguen a los acuerdos. Esta estrategia ha funcionado, a excepción del último SMI acordado solo entre el Ejecutivo y los sindicatos en febrero, por lo que sin el apoyo del Ibex parece difícil llegar a un acuerdo en este pacto de rentas.

Los datos económicos tampoco parecen alentar el divorcio del Ibex y el Gobierno. De entrada, la OCDE ha sido el organismo más valiente aventurando un escenario en el que baja la previsión de crecimiento mundial un punto y eleva dos puntos las proyecciones de inflación, una merma que repercutirá también en España. De hecho, el consejo de Funcas reduce una décima al 5,6% la previsión de PIB de España para este año.

Hace una semana la agencia de calificación crediticia Fitch Ratings rebajó la perspectiva del producto interior bruto (PIB) de España hasta un crecimiento del 5% este año, frente al 6,3% que preveía en diciembre. En 2023, el crecimiento de la economía española será del 3,5%, en comparación con el 3,6% que se esperaba hace tres meses.

Ralentización del crecimiento

Fitch ha atribuido las revisiones a la baja a los mayores precios energéticos, que se han visto empujados todavía más al alza por la guerra en Ucrania. De acuerdo con estas previsiones, España no recupera su nivel de PIB previo a la pandemia hasta el segundo trimestre de 2023. Una ralentización que también ha reconocido la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.

Más dudas suscita aún la inflación, por la imposibilidad de calcular el impacto real, pero las previsiones más comunes apuntan a una media anual del entorno del 6% este año, que no sólo tendrá efecto directo a través del consumo en el bolsillo de las familias, sino que eleva el zarpazo de los impuestos por mero efecto base.

En este contexto de menor crecimiento, más inflación, menos renta disponible y fuertes riesgos para el empleo, los propios datos -de este mismo viernes- de la Dirección General de Análisis Macroeconómico del Ministerio de Asuntos Económicos, admiten una caída del 22,7% en pernoctaciones hoteleras en febrero y un desplome en la producción de vehículos, que se cifró en 189.145 unidades, la menor cifra en un mes de febrero desde 2010. Son estos dos datos de mal presagio al tratarse de dos sectores punteros en España.

Descontento de las empresas

Además, el informe del Ministerio, destaca que la subida del 40,7% de los precios industriales registrada en febrero fue un récord histórico, del 40,7%, que a juicio de los expertos anticipa nuevas subidas en los precios al consumidor, máxime cuando hay roturas en suministros y sobreprecios en las redes comerciales.

De ahí que los índices de confianza hayan caído a escala europea y que una España más lastrada por la inflación que sus socios de la UE, registre en febrero -cuando la guerra solo llevaba cuatro días- una caída del 1% en el índice de competitividad frente a las economías comparables.

Una situación que no aventura grandes expectativas y que puede empeorar si las empresas y el gobierno no van por el mismo camino. Este diario ya ha informado de que la ausencia de los grandes empresarios no fue casual y responde al descontento de las grandes compañías por los patinazos del Gobierno ante la crisis y su intento de cargarles con parte de la responsabilidad de la subida de los carburantes y de la energía.

Sector energético

Desde hace unas semanas, los grandes directivos de las empresas venían echando en falta que desde el Gobierno mantuviera contactos con los diferentes sectores para abordar los puntos más conflictivos de la crisis. Las únicas reuniones formales se han mantenido con el sector energético y de los carburantes. A nivel de patronal, sólo se mantuvo un encuentro con la CEOE en el que apenas se adelantaron detalles del plan que se aprobará este martes en el Consejo de Ministros.

En el Ibex no solo se considera que no ha habido la suficiente interlocución con el Gobierno sino que además se les ha vuelto a poner en el punto de mira como los responsables de subidas de precios. Declaraciones como las de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pidiendo más impuestos a las eléctricas, o las de otros miembros de Unidas Podemos criminalizando a las energéticas, no han sentado bien en la gran empresa.

Sin embargo, no cierran la puerta a volver al redil de Moncloa. Pero para ello piden gestos y que no se criminalice a los sectores energético y de los carburantes. Que se limite el impacto en las cuentas de las eléctricas y que no se frene la recuperación de las corporaciones con mayores costes laborales y nuevas cargas fiscales.

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