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Menudeo de famosos: Falete le felicita su cumpleaños por un módico precio

En España, la tendencia está penetrando velozmente a través de la sueca Memmo, que presume de una cuadra de nada menos de 4.000 famosos

Menudeo de famosos: Falete le felicita su cumpleaños por un módico precio

Falete durante una actuación. | Flickr

«La fama cuesta», decía aquella profesora de la mítica serie de los 80. Décadas después, sigue siendo verdad, pero la oferta y la demanda del sudor con el que hay que conseguirla han evolucionado exponencialmente. La globalización, con el martillazo final de Internet y las redes sociales, han multiplicado tanto el aforo de las alfombras rojas como las vías de acceso a los exóticos personajes que por ellas desfilan. Antes teníamos que conformarnos con desmayarnos si conseguíamos acercarnos a menos de 10 metros de alguno. Hoy puedes hacer que te felicite el cumpleaños con un clic. Siempre que tengas bastante efectivo en tu cuenta corriente y/o no seas demasiado exigente con el caché del espécimen. Y, si eres un poco más ambicioso, puedes incluso ponerlo a reclutarte compradores del producto o servicio que se te ocurra vender.  

La penúltima forma de explotación de la vanidad humana recibe el nombre de Celebrity shoutout platform (algo así como plataforma de gritos de famosos, no muy sugerente en español) y la empresa pionera fue Cameo, lanzada en 2017 en Estados Unidos. Su éxito dio lugar a réplicas como la británica Yela, la egipcia Nejmo, la emiratí Starzly. En España, la tendencia está penetrando velozmente a través de la sueca Memmo, que presume de una cuadra de nada menos de 4.000 famosos nacionales e internacionales, a los que conecta con todo tipo de usuarios a través de su plataforma. 

En nuestro país, Memmo se centra en ofrecer al pequeño comercio el «poder prescriptor» de los famosos con mensajes grabados que, dicen, permiten la segmentación a través de las redes sociales. Ponen el ejemplo de una pequeña panadería sevillana, cuyas clientas son mujeres de entre 40 y 65 años: «Si contrata un vídeo con los famosos músicos de Los del Río, podrá utilizar el vídeo en sus redes sociales y potenciarlo a través de [las aplicaciones] Facebook Ads y Google Ads concentrando el anuncio por código postal, de forma que el vídeo promocional aparecerá en los feed [listas de contenidos en redes sociales] de las clientas del barrio. Y si lo que desea el anunciante es ampliar su red de influencia, a través de Memmo puede conseguir que el famoso cuelgue el vídeo en su cuenta de Instagram o incluso gestionar un IG live [vídeo en Instagram]». Funciona, dicen, para un restaurante, una floristería, un cerrajero: «Cualquier negocio puede utilizar un mensaje en vídeo de una celebrity, con un pequeño coste que tiene un alto retorno de inversión». Según datos de Rakuten, ocho de cada 10 personas han comprado algo basándose en la recomendación de un famoso.

Estos son los casos más habituales, pero el área de actividad es inmensa, como expresan en su márketing: «Dale un empujón a una acción de tu negocio, pídele a un famoso que te mande un video de motivación para tu equipo y así aumentar el espíritu en la empresa, invita a uno de los famosos a tu fiesta de empresa en directo por zoom, pide matrimonio con ayuda de su fan preferido o felicita el cumpleaños de la forma más especial». Sí, ¿por qué no alegrarle ese día tan especial a tu padre, harto ya de corbatas (además, el presidente las ha cancelado), con un simpático mensaje de su ídolo deportivo? Memmo tiene a Mario Kempes en oferta, por ejemplo. También a Fonsi Nieto, Joan Capdevila, Rafael Martín Vázquez (el más incomprendido de la Quinta del Buitre) o Martin Fiz. Y músicos como José Manuel Soto, Manu Tenorio, Henry Méndez, Willy Bárcenas o Falete; humoristas como Juan Muñoz (el otro de Cruz y Raya, tampoco vamos a tirar la casa por la ventana), Manolo Sarria o Paco Arévalo; actores como, Fernando Cayo, Alba Gutierrez o Jose Manuel Seda. Todo al alcance de los bolsillos más modestos. No se trata de que Europe toque The final countdown en tu boda, pero tampoco hay que tener el sueldo de Sergio Ramos.

Quizá suene un poco (o muy) extravagante, pero parece que no les va nada mal. Memmo arrancó en 2019 en Estocolmo, donde sigue estando la sede central, y actualmente cuenta con un equipo de más de 100 personas en Suecia, Reino Unido, América del Norte, Australia, Alemania, Brasil, México, Italia, India y España. Este año acaba de firmar una nueva ronda de financiación de 18 millones de euros, levantando en total 21 millones de euros, y Gustav Toresson, su cofundador, ha sido nombrado en la lista Forbes de las personas más influyentes del mundo de menos de 30 años. Tienen en cartera más de 200.000 vídeos personalizados y su crecimiento mensual desde que empezaron a funcionar es del 40%.

Este menudeo de famosos no es, en realidad, más que una vuelta más de exprimidora al fértil concepto de prescriptor, hoy rebautizado como influencer, que cuenta con una larga tradición. Los clásicos del márketing se remontan en busca de su origen a la Inglaterra de la revolución industrial, con un personaje estrella: Josiah Wedgwood prosperó hasta límites insospechados a finales del del siglo XVIII al vincular su porcelana a la familia real británica. El título de Alfarero de Su Majestad fue uno de los primeros pelotazos registrados de celebrity branding (marca de celebridad, pero ellos llegaron primero y el hecho es que suena más a dinero en inglés, reconozcamos).

Por supuesto, los herederos naturales fueron los estadounidenses, que supieron mirar más allá del elitismo aristocrático británico y, a finales del siglo XIX, utilizaron los cromos de los jugadores de béisbol para promocionar diferentes productos, sobre todo el tabaco (eran otros tiempos). Los anunciantes, además, se ahorraban pagarle a sus protoinfluencers, pero el gran Babe Ruth rompió la baraja en los años 30 al firmar un contrato galáctico con Red Rock Cola. El impulso económico tras la Guerra Mundial atrajo a las estrellas de cine a tan fértil predio, después llegaron las de la televisión… Y hasta ahora, con Falete saludándole personalmente por unos eurillos. El futuro, metaverso mediante, promete avances interesantes en términos de promiscuidad. 

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