Bankinter vende a pérdidas a Cerberus su división de recobro de préstamos

Bankinter se ha deshecho de su filial de recobro de deudas impagadas, Relanza Gestión, y lo ha hecho asumiendo pérdidas. La entidad desvela en un informe reciente a la CNMV que la operación le ha generado un impacto negativo en su cuenta de resultados, de 383.000 euros.

La transacción se realizó en el primer semestre del año pasado, en un momento en que el sector y el mercado aventuraba un aumento de las insolvencias como consecuencia de la subida de los tipos de interés y la elevada inflación, además de por la inestabilidad económica. El comprador de Relanza fue Gescobro Collection Services, una división del fondo estadounidense Cerberus, que es el tercer comprador de deudas fallidas en nuestro país. Se estima que tiene bajo su gestión, entre préstamos que administra y adquiridos, una cartera de créditos con un nominal de 16.000 millones.

Con la adquisición, Gescobro ha pasado a ser el encargado de gestionar la recuperación de los créditos morosos de Bankinter, es decir, el contacto con los clientes que dejan de pagar sus cuotas como los procesos judiciales aparejadas a las insolvencias en el caso de no alcanzar un acuerdo negociado para la devolución de los préstamos.

El banco, según los datos recabados por THE OBJECTIVE, tomó esta decisión para conseguir una eficiencia operativa en esta actividad, que requiere de grandes volúmenes de cartera para ello. La venta de Relanza, según Bankinter, es puntual y, por tanto, no forma parte de un proceso de desinversiones más amplio.

Hay que tener en cuenta que Bankinter es una de las entidades con menor tasa de morosidad, por lo que los saldos de insolvencias no son muy elevados. Siempre se ha caracterizado por el control de los impagos, desde la crisis financiera pasada. En septiembre, últimas cifras disponibles, Bankinter tenía en balance préstamos morosos por un importe de 1.832 millones, con lo que la ratio sobre el total de la financiación que tenía concedida se limitaba al 2,19%, muy por debajo de la media del sector -3,5%-.

Si bien, en 12 meses, en contra de la tendencia del sistema, sus dudosos crecieron y lo hicieron en algo más de 100 millones. Además, Bankinter tenía contabilizados entonces unos 2.600 millones en vigilancia especial ante su posible deterioro o riesgo de que entren pronto en morosidad.

Esta subida de los impagos en Bankinter, eso sí, se han producido en un momento en que a nivel global la morosidad ha repuntado en el negocio de las hipotecas. En el segundo trimestre del año dieron el primer susto y en los meses de verano han acelerado las insolvencias.

Sin embargo, las perspectivas de futuro han mejorado como consecuencia del giro que dará el BCE en la política monetaria, que ayudará a contener la morosidad. El euríbor se hundido en diciembre, anticipando una bajada del precio oficial del dinero para marzo, lo que va a permitir que en febrero algunas cuotas de las hipotecas y de otros préstamos a tasas variables empiecen a diminuir.

Este cambio en el escenario ha modificado las previsiones de la banca -entre ellos Bankinter-, que son más optimistas sobre la evolución de los impagos en 2024. Ahora las entidades descartan que las insolvencias vayan a crecer en el conjunto del ejercicio, a pesar de la incertidumbre existente.

La operación de Relanza es la última que ha realizado el banco antes de anunciar los cambios en su cúpula directiva, que conllevarán el nombramiento de la consejera delegada, María Dolores Dancausa, como presidenta no ejecutiva tras la marcha de Pedro Guerrero. A partir de ahora, una vez sea aprobado por la próxima junta de accionistas, será Gloria Ortiz la que lleve las riendas del banco.

Bajo el mandato de Dancausa la entidad no ha protagonizado grandes operaciones de venta. Es más, su política ha sido más bien expansiva y de compras de negocios para ampliar el negocio. Así, Bankinter se ha hecho durante su gestión con Evo en España, que ha empezado ya a dar réditos positivos- y Barclays en Portugal. Además el banco desembarcó en Luxemburgo y en Irlanda, afianzando su internacionalización. La nueva consejera delegada tendrá que enfrentarse a un entorno en el que la morosidad parece que no será un problema, pero sí tendrá que hacer frente a la bajada de los ingresos por el descenso de los tipos de interés.