THE OBJECTIVE
Víctor de la Serna

Multipartidismo… a la alemana

«Los alemanes parecen tener buena memoria histórica de su terrible experiencia, no una memoria fabulada y tergiversada como la que se ha fomentado en España por las nuevas izquierdas»

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Multipartidismo… a la alemana

Michele Tantussi | Reuters

Resulta que los socialdemócratas del señor Scholz han obtenido su primera victoria en unas elecciones alemanas desde hace mucho tiempo, la ex canciller Merkel les felicita cortésmente… y el señor Scholz no lo tiene nada claro para gobernar porque en estos tiempos modernos el modelo bipartidista que dominaba en Europa hace 40 años es un lejano recuerdo en casi todas partes. Su versión alemana es como para darnos envidia a los españoles…

Para empezar, la tan popular -y justamente popular- canciller cometió un error político al anunciar con demasiada antelación, en 2018, su retirada. Mal asunto. No había un relevo de gran calidad en su grupo, la coalición democristiana CDU-CSU, y estaba dando mucho tiempo al SPD y a Scholz para preparar su asalto al poder.

Es muy posible que lo consigan, pero ahora mismo los analistas teutones reparten las posibilidades por la mitad, o quizá con alguna ventaja para el tedioso señor Laschet, delfín de Merkel, justamente por un multipartidismo que, en un país que sostuvo y encumbró en los años 30 al populismo más mentiroso y criminal, el de Hitler, demuestra que las lecciones de tres cuartos de siglo de democracia se han aprendido bien, y su sociedad es hoy tan estable como la suiza o la sueca. Envidia nos dan.

En efecto, los alemanes parecen tener buena memoria histórica de su terrible experiencia, no una memoria fabulada y tergiversada como la que se ha fomentado en España por las nuevas izquierdas. ¿Quizá porque el sistema educativo alemán es bastante mejor que el nuestro? El caso es que los neocomunistas y los tardofascistas han hecho mucho ruido pero en realidad son partidos electoralmente marginales. Los liberales siguen en su nicho, y lo más interesante puede ser el papel a la baja de los Verdes, quizá por sus habituales brotes populistas.

Pero aquí llega lo interesante: tanto los liberales como los Verdes tienen la experiencia de colaborar con las dos grandes, o ex grandes, formaciones, y en este caso ambos están negociando con CDU-CSU porque creen más factible llegar a pactos con el centro-derecha. Así que no nos extrañemos de ninguna solución definitiva, ni de ver un canciller socialdemócrata o democristiano finalmente en el poder.

Todo esto son buenas noticias sobre la primera potencia europea, convertida en una base estable y moderada para la atribulada UE. Y es particularmente desolador para España, que hasta 2004 parecía ir por ese camino pero que se ha descubierto un multipartidismo lleno de extremismos de izquierda, de derecha y separatistas, y con un socialismo que ha abrazado la marxistización caótica y el debilitamiento de las leyes y de la unidad nacional, mientras sus correligionarios alemanes garantizan la misma seriedad que el centro derecha de aquel país. Qué envidia…

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