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Velarde Daoiz

Tampoco en Glasgow el sol brilla de noche

«Casado tiene razón, hoy y en 2030. Y que la energía solar, la eólica, la hidroeléctrica, o todas ellas juntas, necesitarán de milagrosos avances tecnológicos para ser capaces de proporcionar toda la electricidad que la humanidad necesita»

Opinión
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Tampoco en Glasgow el sol brilla de noche

Luis G. Morera | EFE

Concluyó la vigesimosexta Cumbre por el Clima en Glasgow el pasado fin de semana. Lo hizo entre los indignados «gretitos» de frustración de una joven sueca y sus seguidores («podéis meteros vuestra crisis climática por donde las avispas tienen el aguijón», en libérrima traducción), y las clásicas llamadas a actuar ya para evitar el inminente «apocalipsis climático». De entre estas últimas, fue particularmente hiperbólica la del vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, quien afirmó: «Si no solucionamos esto, nuestros hijos librarán guerras por agua y alimentos. No tengo la menor duda». Bueno, él puede que no tenga dudas, pero sí parece tenerlas uno de los creadores de los diversos escenarios socioeconómicos futuros en los que se apoyan los modelos climáticos, Brian O´Neill, Autor Principal de varios de los capítulos de los 3 últimos informes del IPCC, quien afirma que «todos los escenarios, hasta los de mayor calentamiento, muestran mejoras en los niveles de bienestar humano, de media. No hay un escenario «Mad Max». El Cambio Climático arruinará las vidas de algunas de algunos individuos y acabará con la vida de algunos, e incluso puede hacer que los ritmos de mejora de la humanidad se ralenticen, pero los científicos del área del Cambio Climático no consideramos futuros peores que el presente». Discrepancias entre lo que realmente dice la ciencia y lo que medios y políticos afirman que dice la ciencia serán por cierto tema recurrente en la andadura que hoy comienzo en este medio.

En cuanto a las conclusiones expresadas en el documento final de la Cumbre, no vinculante, poco que mencionar:

  • Se mantiene viva la intención de limitar el Calentamiento Global a fin de siglo a 1,5 grados desde la mal llamada «temperatura preindustrial» (es decir, desde la segunda mitad del siglo XIX).
  • Se acuerda reducir gradualmente el uso del carbón (India y China, que ni siquiera asistió a la Cumbre pese a ser el país del mundo que más CO2 emite, se negaron a que se acordara eliminar su utilización).
  • Se insta a los países desarrollados a duplicar las transferencias a los menos desarrollados para que estos puedan adaptarse al cambio climático.

De vuelta a casa, Pablo Casado hizo el domingo unas declaraciones afirmando que: «A la izquierda solo le gusta la (energía) solar. Y a mí. Pero es que antes de ayer, a las ocho de la tarde fue el pico de consumo eléctrico y a esa hora, no sé si estabais por aquí, no había posibilidad de que emitiera porque era de noche». Y esta aparente obviedad, que la energía solar produce poco o nada de noche, se viralizó y no hubo un medio, actor o tuitstar de izquierdas que no se mofara de la supuesta incultura del líder del PP, aludiendo a la posibilidad del almacenamiento durante el día para que la energía solar produzca electricidad de noche.

Hace pocos días, Bloomberg NEF, consultora especializada en la Transición Energética, publicó su informe de perspectivas de almacenamiento de energía eléctrica, en el que estima que, de aquí a 2030, se multiplicarán por más de 20 la potencia y la capacidad de almacenamiento eléctrico instaladas en forma de baterías en todo el mundo, dedicándose más de la mitad de dicha capacidad a almacenar electricidad generada por energías renovables (solar fotovoltaica y eólica). Así, afirma Bloomberg NEF, en 2030 llegará a superarse el TWh (teravatio-hora) de capacidad global de almacenamiento eléctrico, tras una inversión global de 260.000 millones de dólares. ¿Y cuánto es 1 TWh? Pues mil millones de kWh. Y un kWh, ¿es mucho o es poco? Como casi todo, depende. Por ejemplo, 1 kWh es la electricidad generada por mí pedaleando durante cinco o seis horas a mi máxima capacidad, suponiendo que no falleciese en el intento (que es mucho suponer). O la que generaría el actual ganador del Tour de Francia haciendo lo propio durante dos horas. Visto así, 1 TWh suena a muchísimo, ¿verdad?

El «pequeño problema» es que en 2030, y solo en España, se consumirá diariamente aproximadamente 1 TWh de electricidad. O sea que, en todo el mundo, en 2030, apenas habrá capacidad de almacenamiento eléctrico en baterías para un día de consumo… en España. Eso en 2030, y si las previsiones de crecimiento exponencial se cumplen. Hoy apenas hay almacenamiento eléctrico en el mundo para una hora de consumo eléctrico en España, en forma de baterías.

Naturalmente, el lector ilustrado y el activista climático me replicarán, con razón, que no solo existen las baterías como forma de almacenar energía capaz de producir electricidad. Por ejemplo, en las plantas termosolares, se aprovecha por el día la energía del sol concentrada en forma de calor para elevar la temperatura de una mezcla de sales que, por la noche, liberarán esa energía calorífica almacenada calentando agua cuyo vapor moverá turbinas que generarán electricidad. Lamentablemente, y según la Agencia Internacional de Energías Renovables, se estima que, de aquí a 2030, ni siquiera se llegará a tener 1 TWh de capacidad de almacenamiento con esa tecnología, pese a multiplicarse por 3 la capacidad existente. Por lo tanto, entre las baterías y el almacenamiento termosolar existente en 2030 en todo el mundo, apenas sería suficiente para dos días de consumo eléctrico español.

Pero, ¿no existe también el almacenamiento de agua en embalses para transformar la energía potencial acumulada cuando interese? Existe, pero no tiene una gran perspectiva de crecimiento a nivel global, máxime con las presiones sociales y políticas a las que se ven sometidas ese tipo de infraestructuras hidráulicas. En concreto, la Asociación Internacional de Energía Hidroeléctrica estima que podría crecer apenas un 50% de aquí a 2030, siendo optimistas. Eso permitiría tener un máximo de capacidad almacenada de unos 12-13 TWh.

En resumen, en todo el mundo, y pese a inversiones masivas, no habrá en 2030 capacidad de almacenamiento para su aprovechamiento eléctrico superior a dos semanas del consumo español. Recordemos ahora a nuestra amiga Filomena el invierno pasado. Imaginemos los paneles solares cubiertos de nieve durante días, el viento soplando poco durante los posteriores días de frío extremo, y finalmente nos daremos cuenta de que no, el sol no brilla de noche en España. De que Casado tiene razón, hoy y en 2030. Y de que la energía solar, la eólica, la hidroeléctrica, o todas ellas juntas, necesitarán de milagrosos avances tecnológicos para ser capaces de proporcionar toda la electricidad que la humanidad necesita, incluso de aquí a 30 años. El 15 de mayo de 2002, en el estadio Hampden Park, y durante un segundo mágico, el impacto de un balón con la pierna izquierda de un jugador excepcional generó tanta energía como para calentar las gargantas, los corazones y hasta los hogares de millones de madridistas. Tampoco esa energía se pudo almacenar, y tampoco brillaba esa noche el sol en Glasgow. Lo que brillaba en su máximo esplendor era otro tipo de estrella: simplemente, Zinedine Zidane.

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