THE OBJECTIVE
Juan Carlos Laviana

¿Hay demasiados medios?

«¿Es bueno que en España los lectores dispongamos de 2.894 opciones para informarnos? Yo diría que sí, pero, claro, exige madurez al lector»

Opinión
Comentarios
¿Hay demasiados medios?

Redacción de 'The New York Times' en 1942. | Wikimedia Commons

En España tenemos hoy 2.874 medios digitales activos. A primera vista, se antojan demasiados medios para un país con menos de un centenar de diarios en papel. El muy sorprendente dato procede del estudio Medios nativos digitales en España. Caracterización y tendencias, que acaba de publicar Comunicación Social Ediciones. Hay que tener en cuenta, es cierto, que en esa cifra se incluyen webs de televisiones, agencias y radios y las versiones en internet de los diarios tradicionales. No obstante, casi la mitad (1.361) son nativos digitales. Siguen siendo muchos para lo que estábamos acostumbrados.

Hay una rotunda sentencia de uno de los coordinadores del trabajo, el catedrático de la Universidad de Navarra Ramón Salaverría, que, siendo obvia, da mucho que pensar: «Hoy todo periodismo es digital». Hasta los periódicos o revistas en papel han tenido que adaptarse y volcar sus contenidos en la web para no perder a sus lectores. Así pues, según Salaverría, esa distinción entre digitales y analógicos ya está superada. La diferencia hoy es entre nativos digitales y no nativos. Los primeros nacieron ya con estructuras y sistemas redaccionales propios del nuevo medio, con todo lo que eso tiene de adentrarse en territorio ignoto. Los segundos tienen sus problemas de adaptación, lastrados aún por el peso de sus cabeceras y sus tradicionales maneras de trabajar.

Este ya no tan nuevo escenario da lugar a no pocas reflexiones. ¿Hay más pluralidad ahora, con tal abanico de medios, que cuando las opciones apenas se contaban con los dedos de una mano?  ¿Esta eclosión de nuevos medios refleja una sociedad que, al haber sustituido el bipartidismo por una amplia panoplia de opciones políticas, necesita un abanico casi infinito de posibilidades informativas? ¿Son realmente necesarios tantos medios o asistimos a una reiteración excesiva de cabeceras, apenas distinguibles en sus propuestas?

Resulta paradójico que esta gran diversidad eclosione en un momento en el que todos los analistas consideran que vivimos en una sociedad polarizada. Pero el fenómeno no es nuevo. En momentos históricos de polarización política, también se ha producido esa masiva aparición de medios.

A finales del siglo XX, cuando iban cayendo cabeceras una tras otra –El IndependienteYaEl Periódico de MadridEl SolClaroLa Tarde, El Imparcial…- se miraba con asombro hacia los años de la Segunda República, cuando se vivió una insólita proliferación de periódicos. En 1931, en las seis ciudades españolas más pobladas, llegaban a los quioscos 82 diarios, 30 de ellos sólo en Madrid. Eso sí, entre todos ellos, sólo seis superaban los 100.000 ejemplares. Es cierto que el índice de analfabetismo de entonces limitaba la cantidad de lectores, pero también lo es que a mayor efervescencia política, a mayor politización de la sociedad, mayor número de cabeceras. El hecho de que muchos de aquellos periodistas de la II República fueran militantes de partidos políticos, cuando no diputados con escaño en las Cortes, da idea de la politización de la sociedad. Debió de ser por entonces cuando Azorín anunció que dejaba de leer periódicos, porque de lo importante uno siempre acaba enterándose y de lo que no es importante, mejor no enterarse.

En la situación actual, son frecuentes las quejas por exceso de información. Se argumenta que es imposible llegar a todo. Que es tal la avalancha de información que, en vez de alimentar una sociedad bien informada, lo que se consigue es saturar al lector. Hasta el punto de que, al ser incapaz de digerir tanta noticia, acaba por estar desinformado. Esta sociedad de la dispersión mental aún no ha alcanzado la madurez necesaria para saber que estar bien informado no es leerlo, oírlo, verlo todo. Basta con que elija una opción.

Asistimos a un síndrome de Stendhal informativo, a una sociedad enferma por sobredosis de información, pero lo opuesto –un escenario con menos medios- es mucho peor. A menos pluralidad, menos libertad. Ya lo decía el capitán Beatty de Farenheit 451. «Si no quieres que un hombre se sienta políticamente desgraciado, no le enseñes dos aspectos de una misma cuestión, pues le preocuparás; enséñale solo uno». Y, pensándoselo mejor, el jefe de bomberos concluía: «O, mejor aún, no le enseñes ninguno.»

¿Es bueno que en España los lectores dispongamos de 2.894 opciones para informarnos? Yo diría que sí, pero, claro, exige madurez al lector. En la década de los 80, nos asombráramos que en Estados Unidos el ciudadano dispusiera de decenas de canales de televisión. ¿Cómo podían verlos todos? Si nosotros solo teníamos dos y no nos daba la vida. Hoy, cuarenta años después,  disponemos televisiones estatales, generalistas, autonómicas, locales y una panoplia de plataformas a la carta. Es cuestión de elegir.

A propósito de esta inédita pluralidad, Pedro J. Ramírez, director de una de esas 2.894 cabeceras, El Español, opinaba en una reciente entrevista que «ahora el poder de opinar está más distribuido». Y explicaba que él, como «liberal», se siente mejor en una sociedad en la que muchos mandan, o mandamos, o influimos un poco, que en una sociedad en la que pocos mandan o influyen mucho, aunque yo fuera uno de esos pocos».

Bien es verdad que a los periodistas nos beneficia esta situación. «Me gusta este contexto en el que hay que ganarse la diferencia todos los días», apostillaba el director. Ahora bien, el lector debe acostumbrarse al nuevo escenario. Debe aprovecharse de la riqueza de visiones diferentes y sentirse cómodo en esta situación en la que hay que buscar todos los días la mejor opción para estar informado. Eso sí, obliga al lector a pasar de una actitud pasiva ante el gran caudal de noticias y opiniones a una postura activa para distinguir y elegir la mejor opción. Es lo que tiene la libertad, que posibilita elegir, pero, a cambio, exige descartar.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D