THE OBJECTIVE
Teodoro León Gross

Lo que se habla en el bus

«Se oye hablar de mucho y de casi nada; de política con hastío, del gol de Valverde… pero nadie, definitivamente nadie, habla de la renovación del CGPJ»

Opinión
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Lo que se habla en el bus

Un autobús de la EMT en la plaza de Cibeles. | Europa Press

Uno siente estos días, doblemente, la tentación de agudizar el oído, a ver de qué se habla en el autobús o en el metro, en la barra de la cafetería, en la caja del súper. Es verdad que el transporte urbano es el mejor ecosistema donde oír las vidas que van y vienen, como en Manhattan Transfer, este jueves de septiembre:

–Somos un país de majaras. Horas y horas viendo en televisión ese funeral a cámara lenta de la reina de Inglaterra.

–No sé si dan más vergüenza las televisiones o los televidentes.

–Lo tengo claro. Cada rato te salta una alerta en el móvil, y no sólo televisiones: el ataúd está en Edimburgo, el ataúd sale de Edimburgo, el ataúd va hacia Londres, el ataúd llega a Londres, el ataúd en Buckingham, el ataúd en Westminster… Está teniendo más etapas que el Tour de Francia .

–No somos un país de monárquicos ni de republicanos; somos un país con alma de porteras.

Una señora comenta:

–Y ahora esto. Tú me dirás cómo voy a llegar a fin de mes.

–Dale tiempo al Gobierno y te quitas la mitad del problema.

–¿Sí? ¿Cómo?

–No vas a poder llegar ni al día 15.

Inexplicablemente se ríe. O quizá no haya otra cosa que hacer que tratar de reírse.

–Son más inútiles que el retrovisor de un bicicleta estática.

 Y vuelve a reírse.

 Siempre se oye de pronto:

Golazo de Valverde.

 Y a continuación:

–Y lo de Asensio qué.

Los chicos de la conversación del funeral de la reina Isabel II vuelven:

Menos mal que han prohibido viajar en Falcon, así nos ahorramos que vaya Sánchez, porque ese no va si no es en el Falcon. Bueno es el presidente del Gobierno de la Gente.

–Pues mira, al menos Sánchez, si va, puede hablar con otros invitados. Feijóo tendría que arrodillarse a leer el libro de salmos para disimular.

–Casi mejor así. Mejor tener la boca cerrada y parecer tonto, que abrirla y disipar cualquier duda.

 Alguien acaba ahí choteándose de la serie que se está grabando sobre Sánchez:

–¿Cómo se llama?

–Las cuatro estaciones.

–¿De Vivaldi?

–De penitencia.

Nadie habla sobre el mercado eléctrico ni sobre la fiscalidad; si acaso sobre los precios cada vez más altos. Y se oye hablar de los ERES, aunque sin la menor referencia a la malversación, al voto particular o a la doctrina del tribunal.

«Muchos comentarios, incluso diálogos, suenan a refrito de las redes sociales»

–Tú verás que al final van a indultar a los golfos de los ERES.

–Eso le va a dar mucha tranquilidad a los próximos que vayan a robar.

No hay muchas conversaciones políticas. Por ahí se oye algo de la foto publicada por Olona.

–¿Has visto a la Olona con Mario Conde?

Uno dice sí.

–Desde Bonnye & Clyde no veía una pareja que acojonara tanto.

 Y sale, claro, Tezanos:

–Qué cabrón, Tezanos lo ha vuelto a hacer.

–¿Quién es Tezanos?

–Joder, el del CIS; el tipo que cuando todas las encuestas dicen una cosa, él se ocupa de que la encuesta que paga el Gobierno diga que ganará el Gobierno.

–La ley del sólo CIS es CIS.

El chiste no acaba de funcionar y se diluye. Esta tarde se abre paso la estrella de San Jerónimo que no ha dilapidado su nuevo minuto de gloria.

Hostias, Casero, el diputado del PP que se equivocó y le aprobó al Gobierno la reforma laboral… se ha equivocado otra vez y ha votado contra el PP, para investigar a Rajoy.

–¿Seguro que se ha equivocado? Para mí que ese tío es un activista contra la disciplina de partido.

–Que son tres botones, joder. Ese tío es el Torrente del Congreso; más tonto que mear contra el viento.

­–Lo alucinante es que hasta hace dos telediarios estaba en la dirección del partido.

–No, lo alucinante es cuántos caseros habrá ahí, dirigiendo los partidos.

Pero la política es secundaria. Alguna vez se oye de Rufián o de Echenique, más que nada como tiktokers chuscos. Se habla del gol de Valverde, se habla siempre de los precios, y alguna vez sobre el coñazo del funeral de Isabel II. Un señor con aire taciturno habla por el móvil. Se le ve compungido. En algún momento dice:

–Hija, no es hipoteca fija o hipoteca variable. Yo lo siento pero ahora mismo ni tú puedes pagar ni nosotros te podemos pagar ninguna hipoteca.

Se le hace un nudo en la garganta. No sólo a él.

–Gol de Valverde.

Muchos pasajeros llevan auriculares. Algunos hablan, es notorio, mientras oyen la radio.

Anda, Letizia cumple 50 años.

–Podría parecer perfectamente que tiene 49.

–Los milagros de la cirugía estética.

–Tienes razón, es un milagro cómo una chica tan mona ha llegado a parecer un cyborg.

Después de despellejarla un poco, concluyen que es una buena Reina. Esto es España.

–Vaya golazo de Valverde.

–Rubiales se gastaba la pasta en orgías, y se las organizaba su tío contratado como jefe de gabinete. Ese tío no tiene un pelo de tonto.

–¿Es muy listo?

–Es calvo.

Muchos comentarios, incluso diálogos, suenan a refrito de las redes sociales.

–Te juro que con Yolanda Díaz me pasa eso. Empieza a hablar y enseguida ya no sé lo que está diciendo, porque siempre me parece que me está vendiendo un juego de Tupperwares.

–A mí me parece ideal, eso también te lo digo. De comunista no sé si hará carrera, pero ideal sí que es.

Se oye hablar de mucho y de casi nada; de política con hastío, de Tinder con sal gorda, del gol de Valverde, de la calefacción, de patatas fritas sabor vagina, del método japonés para dormir bebés, de Pedro Sánchez, de Isabel II qué coñazo, de los ERES. Pero nadie, definitivamente nadie, habla de la renovación del Poder Judicial. Días y días sin oír hablar de eso. Esto que sigue es literal:

–Pues dice una ministra que en el autobús se habla del cegepejota.

–¿Y qué es el cejotajoata? 

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