THE OBJECTIVE
Ignacio Ruiz-Jarabo

Podemos, entre el comunismo y el neofranquismo

«El ideal podemita es la combinación de implementar una medida comunista absurda y fracasada con la de recrear, aumentándolo, el INI de Franco»

Opinión
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Podemos, entre el comunismo y el neofranquismo

Ilustración de Erich Gordon.

Cuando me lo contaron pensé que era otra broma más de esas que ahora circulan incesantemente utilizando las nuevas veredas que son las redes sociales. Pero no, aunque parezca mentira es absolutamente cierto, Podemos propone ahora la creación de una red de supermercados públicos. Tras el estupor inicial, me vino inmediatamente a la memoria lo que pude ver en La Habana. Estuve allí en varias ocasiones como integrante de la delegación oficial que envió Felipe González para asesorar al Gobierno de Fidel Castro en la creación del sistema fiscal y de la administración tributaria cubanos, y paseando por la ciudad contemplé la auténtica realidad de los colmados.

Eran —me imagino que seguirán siendo— siendo establecimientos entrañables de puro decadentes, destartalados y con sus estantes prácticamente vacíos de alimentos, tan solo algunas escasas botellas de la cerveza autóctona —Hatuey— y pequeñas dosis de arroz y frijoles con las que los cubanos elaboraban sus moros y cristianos. Simultáneamente, en las calles de Habana Vieja contemplé como multitud de habaneros, santeros y no santeros, se afanaban en resolver, intentando sacar unas cuantas fulas a los guiris para poder adquirir comida en el mercado negro.

En aquellos días fui testigo de una anécdota más que peculiar. Para combatir el desánimo de la población por el desabastecimiento general, todas las noches el noticiero de la televisión cubana anunciaba la inminente llegada de un inmenso cargamento de papas a La Habana. Sin embargo, cada mañana siguiente al recurrente anuncio, las estanterías de los colmados seguían vacíos, y así una y otra vez. Fue entonces cuando un día en la antesala del despacho del viceministro de Finanzas cayó en mis manos un ejemplar del diario Juventud Rebelde, publicación de las juventudes del Partido Comunista. En la portada figuraba una viñeta en la que se veía a una cubana de mediana edad que, cargada con una cesta de la compra, ignoraba la existencia de los colmados y dirigía sus pasos hacia el edificio de la televisión cubana. Preguntada por qué se dirigía allí, respondía que era allí donde estarían las papas que no se encontraban en las tiendas oficiales de alimentación.

«Que el Estado realice funciones comerciales en el sector de la alimentación ha sido históricamente un fracaso»

Lo cierto es pretender que el Estado realice funciones comerciales en el sector de la alimentación no tiene otros antecedentes históricos que los comunistas -considero también así a la actual Venezuela- y no ha tenido históricamente otro resultado que no sea el fracaso más absoluto en forma de escasez, desabastecimiento, corrupción y mercado negro. Quizás al hacer su propuesta los dirigentes de Podemos piensen que la experiencia profesional de Irene Montero en el sector podría lograr que España pudiera llegar a ser la excepción histórica —otra excepción más, Sánchez—.

Pero no acaba ahí la cosa, porque posteriormente he visto en televisión como Ione Belarra criticaba la promesa de Sánchez de avalar a los jóvenes «un 20% de su hipoteca» —aunque parezca mentira, así lo ha expresado nuestro presidente de Gobierno, doctor en Economía—. Pero al criticarla, la ministra de Podemos lanzaba su propuesta alternativa proclamando que lo que precisa España es la existencia de una empresa pública en cada sector o subsector económico. En definitiva, la creación de un gran grupo empresarial estatal con presencia en todas las áreas de nuestra economía. Y entonces lo que me vino a la memoria es el INI franquista solo que aumentado con una todavía mayor diversificación sectorial. De manera que en estos momentos el ideal podemita es la combinación de implementar una medida comunista absurda y fracasada con la de recrear, aumentándolo, el instrumento con el que Franco emuló al ENI instaurado en Italia por Mussolini. Definitivamente, y al menos para mí, los morados constituyen una auténtica caja de sorpresas. Son unos auténticos virgueros.

Mis amigos demoscópicos han tratado de convencerme de la auténtica razón que ilumina estos últimos movimientos de los dirigentes de Podemos. Según ellos, es una táctica desesperada a la que suelen recurrir aquellos partidos políticos que se despeñan cuesta abajo y cara al Sol camino de la nada para intentar, como sea, volver a la actualidad. En definitiva, se trata de lograr que se hable de ellos aunque sea para mal. Es posible, porque solo así cabe entender entender este nuevo discurso de Podemos, a caballo entre el más rancio comunismo y un redivivo neofranquismo. Pero también es posible, incluso probable, que volver a ser objeto de comentarios y análisis no les sirva para evitar el despeñamiento al que parecen ir abocados.

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