THE OBJECTIVE
Cristina Casabón

Pinchar el psicodrama

«La mayor parte de ciudadanos van a votar contra de quienes no han gobernado para las mayorías, quienes han enfrentado a mujeres y hombres»

Opinión
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Pinchar el psicodrama

Pablo Iglesias e Irene Montero. | (Europa Press)

Cuenta Houellebecq en su nueva publicación (Más intervenciones) que a priori, la idea de reunirse para luchar es ingeniosa: los venturosos cimientos de una causa común pueden provocar una auténtica embriaguez colectiva pero por desgracia, «la psicología de masas obedece a pulsiones primitivas que desembocan en el dominio de los elementos más estúpidos y agresivos». «Uno se encuentra en medio de una banda de ruidosos y a veces peligrosos energúmenos. La elección, por lo tanto, es la misma que en la discoteca: irse antes de que empiece la pelea, o ligar».

Con la izquierda hemos llegado al final de la pelea, el pinchazo de la burbuja de Podemos. Ese momento en que las empoderadas acaban engullendo a la mujer alfa. Yo ya dije que una mujer no debe abandonar los brazos de un hombre para adorar a una ministra. La mayor parte de los ciudadanos van a votar a la contra de quienes no han gobernado para las mayorías, quienes nos han enfrentado a mujeres contra hombres, y en este plan. El feminismo no era eso, no podía ser eso. En política, es hora de abandonar las consignas, la lucha implacable y volver a los matices. Esa reducción exaltada de la política a una consigna es lo que ha acabado produciendo un matonismo político de otro tiempo.

Si la revancha contra los hombres se extendiera no sería una buena noticia para el feminismo, sino una mala noticia para todas. Por mi parte, siempre he huido del hombre que repite consignas feministas, del hombre blandengue y ahora me solidarizo con él. Siempre ha habido hombres apaleados, pero antes era cosa de la pareja y ahora es un fenómeno social. Quiero creer que el 90 por ciento de las mujeres no quiere un hombre apaleado y no creen en el cuento de que los señores son una banda terrorista. Todo esto, por supuesto, es puro costumbrismo y no podemos darlo por categoría. Ha habido mucha estupidez, pero el fascismo de la naturaleza siempre acaba imponiéndose al fascismo de la ingeniería social. La naturaleza es una verdadera tirana.

«Quiero creer que el 90 por ciento de las mujeres no quiere un hombre apaleado y no creen en el cuento de que los señores son una banda terrorista»

En cuanto a Irene Montero, el poder la llevó a confundir la justicia con una romería y la libertad con un monopolio en su poder. No hay justicia en manada. ¿Y dónde está el progreso cuando el matiz se difumina, cuando todo enamorado es un agresor en potencia y se multiplican los juicios sin juicio? No, definitivamente, debemos renunciar a una política que no aborda los matices, las ambigüedades y las peculiaridades del caso concreto. Claro que todo esto confiere a la política un tipo de psicodrama intenso y de tensión permanente, más parecido al thriller psicológico, pero el sentido común se va imponiendo. Quiero creer que en el pinchazo de la burbuja de Podemos está, también, el pinchazo de esas estúpidas batallas que han ido monopolizando abusivamente la atención de los medios de comunicación en detrimento de temas más válidos. Cuanto antes se enteren los medios, antes acabamos con el psicodrama.

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