THE OBJECTIVE
Manuel Pimentel

Del DUX al 'Bell Lloc', la magia de la palabra

«Tenemos que construir un relato creíble y evocador que nos defina ante los demás. Pero el relato no puede sustituir a la acción»

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Del DUX al ‘Bell Lloc’, la magia de la palabra

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La palabra nos configura. Quizás, por eso, Noemí Bozá y Elena Carrascosa, del innovador CanalCEO, nos pidieron a Paula Quinteros, editora de THE OBJECTIVE, y a quien escribe estas líneas, editor de AlmuzaraLibros, que celebráramos un breve diálogo sobre la fuerza de la palabra para inaugurar la gala de entrega de los premios DUX, que, con gran éxito, se celebró la pasada semana en el teatro Barceló de Madrid, la mítica discoteca Pachá remodelada.

Y a ello nos pusimos. La palabra y el relato han tomado gran fuerza en la construcción del imaginario de las empresas. Hace ya unas décadas, los expertos de marketing comprendieron que más que anunciar cosas, las marcas debían evocar sensaciones, emociones y experiencias. Nacía la moderna publicidad que iría evolucionando al incorporar valores y propósito. Ya no solamente compramos por utilidad, emoción y sensación, nos dicen, sino que, también, lo hacemos para sentirnos mejores personas, comprometidos con el planeta. O sea, que, más allá de lo sensorial y emocional, se ha introducido la motivación moral.

Y, mientras todo esto sucedía, los neuropsicólogos y los gurús marketinianos acertaron al postular que la mente humana posee estructura de relato. No entendemos al mundo como es, sino a través del relato que de él construimos. Nacía el concepto de storytelling, que tanta influencia ha tenido para las estrategias de comunicación de empresas, partidos políticos y personas. Tenemos que construir un relato creíble y evocador que nos defina ante los demás. Somos relato, nos insisten, y el relato sobre la palabra descansa.

Pero el relato no puede sustituir a la acción. El riesgo de la palabra-relato, coincidí con Paula en nuestro debate, es que termine convirtiéndose en palabra-escaparate, limitándose a mostrar una realidad hermosa, pero falsa, de nuestra empresa. O sea, una forma elegante de mentir, una publicidad engañosa, en sumo. El relato debe ser coherente con nuestra realidad y con nuestro hacer. Palabra y acción deben caminar al unísono, conformando una sintonía coherente. Sin esa coherencia, la organización terminará colapsada por una especie de esquizofrenia interna y por el castigo del mercado externo. Las Memorias no Financieras de las empresas no deben ser simple adorno publicitario de sus Memorias Financieras, es decir de su operación, ni limitarse a mostrar una retahíla marketiniana que sobe a los palabros de moda. «Por sus obras los conoceréis», consagra el Evangelio. Y tiene razón. En el fondo, somos lo que hacemos y no lo que decimos que hacemos. 

«El mundo rural debe construir su propio relato antes de que la venganza del campo nos termine devorando»

La gala de los premios DUX a los nuevos modelos de liderazgo, como decíamos, resultó todo un éxito. Y, además, con una importante novedad frente a la convocatoria del año anterior. Dos de los premiados pertenecen al sector alimentario, agrario y ganadero, un reconocimiento evidente a un mundo rural, en riesgo de desaparición y que sufre una enorme incomprensión por la sociedad urbana que construye los imaginarios y promulga las leyes. Por eso, entre todos los meritorios premios entregados, querría destacar dos, el DUX 2023 a José Armando Tellado, CEO de Capsa Food, propietaria, entre otras, de la célebre marca Central Lechera Asturiana, y a Rafael Juan CEO de Vicky Foods, galardón a la innovación de una firma de alimentación con casi 75 años de vida. El mundo rural debe construir su propio relato antes de que la venganza del campo nos termine devorando a todos.

Y en el mundo rural me sumergí tras la gala. Un día después de la entrega de los premios DUX, viajamos hasta la comarca de La Selva, situada al sur de la provincia de Gerona, en el bellísimo parque natural del Montseny. Y el sábado subimos a comer a uno de mis restaurantes preferidos, el Bell Lloc de Riells del Montseny, un auténtico templo de la gastronomía en equilibrio con la exuberante y bellísima naturaleza que lo abraza, en comunión con la palabra de su responsable, el sabio Josep Montsant.  En efecto, las palabras exaltan a los alimentos y nos proporcionan una experiencia singular al consumirlos. Y el maestro Montsant nos dice: «La comida debe resultar coherente con el lugar donde se consume y produce». Y así lo consigue, así lo canta y así se lo agradecemos los muchos comensales que lo frecuentamos.

Circunstancias familiares me llevaron a conocer y a amar el Montseny, miles de hectáreas de bosque mediterráneo húmedo que faldean unas montañas que superan los 1.700 metros de altitud, donde reina el brezo, el alcornoque, el madroño, el durillo, los castaños, los pinos, e, incluso, algún que otro extenso hayedo, bajo los que resulta frecuente descubrir corzos y jabalíes. Nos dicen que el lobo también hace incursiones esporádicas. Pronto, la lírica de sus aullidos salmodiará las noches de luna llena, para inquietud de unos y gozo de otros. Una naturaleza admirable y bellísima que nos cautiva y seduce.

Y en su corazón, se encuentra Riells del Montseny, apenas unas casas junto a la antigua iglesia, de origen románico, de Sant Martí de Riells. Allí se encuentra el Bell LLoc, y allí, mientras regamos el almuerzo con un afrutado vino malvasía de Sitges, Montsant nos ilustra: «Los platos preparados con cariño tienen cuerpo y alma. El cuerpo, el alimento; el alma, lo que nos evoca y lo que nos conecta entre nosotros y con el medio que nos ampara». Y tiene razón, el sabio. ¿Cómo no comulgar con su fuet, sus setas, sus habas o su cordero? El relato construye la experiencia. A pesar de ser junio, las lluvias constantes de las últimas semanas han hecho brotar setas. Algunas de ellas, crudas, sin guisar, nos son servidas simplemente aliñadas por encima con una vinagreta. Y sentimos que nos explota todo el aroma de las penumbras húmedas del bosque en el paladar. Pero, ¿es solamente la lengua quién nos envía las señales gustativas o, además, trabaja en conjunción con el relato y la palabra? No lo dudemos. El relato nos hace sentir. Comemos alimentos ricamente adobados por las palabras con las que nos lo sirven.

Merece la pena que glose brevemente el lugar, antes de narrar dos curiosas conexiones a través de la palabra y los libros. Riells, hasta finales de los setenta del XX, era apenas un conjunto de masías diseminadas entre zonas boscosas de las faldas del Montseny. Un mundo rural y aislado que acogió en 1941 a Mosén Pere Ribot, el cura que dirigiría su parroquia hasta 1997. Insigne poeta, supo, además de guiar las cuestiones espirituales de su feligresía, generar un movimiento cultural y estético que tuvo en Josep Montsant uno de sus más destacados discípulos. Un monolito recuerda al añorado monsén junto a su iglesia de Sant Martí. En 1986, Riells se unió al vecino Viabrea para dar lugar al municipio Riells-Viabrea, con dos parroquias –casi ermitas– igualmente hermosas, la mencionada Sant Martí y la de Sant Llop, donde, según las leyendas, los campesinos acudían una vez al año para solicitar la protección del santo contra los abundantes lobos que aterrorizaban la comarca.

Pues adosado a esta ermita de Sant Llop se encuentra el pequeño cementerio de Riells-Viabrea, apenas un centenar de tumbas, entre nichos de pared y enteramientos de suelo. Entre sus lápidas nos llamó la atención la dedicada a Charles van der Linden d´Hooghvorst (1924-2004), situada junto a la de su viuda, Margarita Creus i Riera. ¿Qué haría un belga en un lugar tan apartado? Simples búsquedas por internet nos desvelaron partes de su vida. En 1955, Charles se instaló en el Montseny, donde se convirtió en un auténtico experto en cábala. Se integró por completo en la vida de la comarca de La Selva, al punto de contraer matrimonio con Margarita, que suponemos vecina de Riells o de Breda. Logró crear una excelente biblioteca de temas religiosos y esotéricos. Se convirtió, asimismo, en un experto y toda una referencia en cabalística, escribiendo varios libros bajo el pseudónimo Carlos del Tilo e impulsando el nacimiento en 1978 de la revista La Puerta, junto a varios estudiosos e interesados en la tradición. 

«Palabras, libros y relatos que se confabulan para crear universos personales y, también, empresariales»

Pues una curiosa historia trenzada por palabras y casualidades tiene como protagonista al belga cabalísta y a Juli Peradejordi, uno de mis maestros y mentores en el mundo editorial. Juli es editor de Obelisco, una veterana editorial con un gran fondo en espiritualidad, cábala y esoterismo, entre otras muchas materias. Juli, con su sabiduría, inteligencia y bonhomía, es un verdadero experto en cábala, materia sobre la que ha escrito varios libros e infinidad de artículos. Ignorábamos, por completo, ninguna posible conexión entre el amigo editor y el extraño cabalista belga.

A las pocas semanas del descubrimiento de la lápida del cementerio de Sant Llop, presenté en una convención de Disbook – la distribuidora en la que Almuzara y Obelisco somos socios -, a Juli Peradejordi a mi hija Pilar, recién incorporada como editora de Arcopress, uno de los sellos de AlmuzaraLibros. Y fue entonces, cuando ¿la serendipia? entró en acción. Al conocer Juli la zona donde mi hija acababa de trasladarse, le comentó fascinado que allí vivió su maestro de cábala, al que había visitado con frecuencia en sus inicios en los estudios de la tradición. Y entonces saltó la sorpresa que ya intuyen su maestro era, nada más ni nada menos, que el misterioso maestro van der Linden, enterrado en Sant Llop, sobre el que habíamos indagado interesados. El destino nos unió a través del editor amigo. Casualidad cósmica o cabalística o simple azar, el caso es que los libros – en este caso de cábala – y los editores, nos encontramos en un lugar tan improbable y hermoso como Riells-Viabrea.

Pero la palabra y los libros quisieron regalarnos otra increíble, extraña y sorprendente conexión. El pasado año, tuvimos el honor en Almuzara de editar la novela ganadora del XXII premio de novela rural de la diputación de Córdoba, del escritor Ernest Callís, titulada Negrito, en honor del perro coprotagonista de la obra. Una vez publicada, la leí. Y, a medida que avanzaba, la imagen del Montseny se me aparecía en mi imaginación lectora, a pesar de que el escritor no lo explicitaba. Pero, a media obra, ya salieron, para mi gran sorpresa, a relucir nombres propios, como Sant Celoni, Breda o Lloret de Mar, que nos ubicaban exactamente en el corazón del Montseny. Increíble casualidad. ¿Cómo un escritor de Riells ganaba un premio de la diputación de Córdoba y nosotros lo publicábamos? Y el resto, para cerrar el círculo, ya se lo pueden figurar. Ernest Callís era amigo de la infancia y vecino de Josep Montsant, que nos confirmó sucesos e historias narradas en la obra. 

Palabras, libros y relatos que se confabulan para crear universos personales, territoriales y, también, empresariales que nos hacen vivir. Por eso, el premio DUX se dedicó a la palabra y, por eso, la palabra nos hizo disfrutar aún más de la comida excepcional del Bell Lloc del maestro Montsant. Que nunca cese la magia de la palabra precisa que nos configura y conforma. ¿Qué sería de nosotros, entonces?

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