THE OBJECTIVE
Jorge Vilches

Sánchez salió más fuerte

«El amo del PSOE salió triunfante de la entrevista con Alsina. Dio munición a los suyos. Soltó sus argumentos y desautorizó a los que le critican»

Opinión
51 comentarios
Sánchez salió más fuerte

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su entrevista con Carlos Alsina. | Onda Cero

Habló con descaro. No movió un músculo de la cara ante las preguntas incómodas de Alsina, y no solo por el bótox. Impostó comodidad como si sus respuestas fueran revelaciones de evidencias. Midió los movimientos de las manos con maestría. Mientras soltaba el relato fue dibujando semicircunferencias lentas con la palma abierta en señal de seguridad. Titubeó cuando fue necesario para parecer natural. Tenía que disimular que se había estudiado muy bien el papel. Dijo lo que quiso para convencer a los suyos y salió airoso. 

La entrevista con Alsina fue un éxito para Sánchez. Fue a hablar a sus votantes, a mostrar que es el líder del progresismo español que necesita España, Europa y el mundo. Quiso que la gente entendiera que es un político valiente, con experiencia y conocimiento al que no quiere enfrentarse Feijóo. Lo dijo varias veces: esto no va de «Sánchez o España», sino de «Sánchez o Feijóo». Deseaba así desmontar el antisanchismo basado en desprestigiar al PSOE como aliado de los que quieren romper el país. 

Por eso Sánchez aseguró que no había pactado con Bildu, sino que los chicos de Otegi son uno de los partidos que votan sus propuestas. Recurrió a la facundia para negar el pacto. Primero soltó que no hay bilduetarras que sean ministros, ni que son socios preferentes. Aquí hizo una pausa dramática, y sonrío antes de dar la cifra: el PP ha convalidado más decretos-leyes suyos que Bildu. En suma, solo había coincidido con los delegados de Otegi en algunos temas, y siempre pensando en el beneficio de los españoles. 

«¿Que se desdijo de lo prometido antes de llegar al poder? Sí, claro, pero él se sacrificó porque es un estadista»

Si había disculpado la alianza con Bildu delante del entrevistador, cómo no hacerlo con los golpistas de 2017. Los indultados eran pobres personas que habían estado cuatro años en la cárcel. Ya habían cumplido su pena mucho más de lo que un espíritu humanitario puede soportar. ¿Que se desdijo de lo prometido antes de llegar al poder? Sí, claro, pero él se sacrificó porque es un estadista de tomo y lomo, generoso con quien le da sus votos parlamentarios para seguir por la senda del progreso. 

En su universo gobernar es hacer cualquier cosa y luego crear el relato. De ahí que dijera que la ley del solo sí es sí no le había gustado nunca. Con un tono paternalista sostuvo que intentó persuadir durante seis meses a la ministra podemita, pero que la pobre se obcecó. Lo importante para Sánchez era transmitir que el error había sido de Podemos por no escuchar la voz de un hombre sabio y templado, la suya. Soltó así otro argumento para calmar la conciencia de los dirigentes, militantes y votantes del PSOE: la culpa es de otro.

Y llegó el momento. «¿Por qué nos ha mentido tanto?», que es una pregunta que contiene una afirmación, la de que nos ha mentido. El presidente no se inmutó. Pillar a Sánchez es como pescar salmones con la mano. «Dígame usted en qué», retó el socialista como si la cuestión fuera un disparate, un sujétame el cubata, un saca la ficha del Trivial porque me las sé todas. 

«No había mentido nunca. Fueron cambios de opinión forzados por las necesidades de la gobernanza»

No había mentido nunca, contestó. Eso son maledicencias. Fueron cambios de opinión forzados por las necesidades de la gobernanza. Porque él solo piensa en el bien común, no en el suyo personal. Si por eso han de tildarlo de mentiroso, que así sea. Cargará con el sambenito con resignación. En realidad es una víctima de la incomprensión cerril y de los medios «conservadores», que son mayoría, y que distorsionan la realidad para engañar a los ciudadanos incautos. Si los españoles supieran lo que se esfuerza por nosotros no habría un voto a favor del PP, un partido que nos lleva a la caverna de Platón de la mano de la «ultraderecha». 

El mensaje es que nos hace un favor que nunca seremos capaces de agradecer porque nuestro intelecto no da para más, o porque hemos caído bajo las garras satánicas del trumpismo. Porque Feijóo y el PP siguen las técnicas de Trump. Los medios conservadores y sus periodistas son como Trump. Los votantes de los populares y de Vox son trumpistas, bebelejías, negacionistas, retrógrados que creen que la Tierra es plana y que los derechos crecen en los árboles, cuando, en realidad, nos los concede él, Sánchez. 

El amo del PSOE salió triunfante de la entrevista. Más ancho que largo. Dio munición a los suyos. Soltó sus argumentos y los contó muy bien. Desautorizó a los que le critican y proporcionó dudas a los socialdemócratas que hasta ayer no veían con malos ojos votar al PP para castigar el sanchismo. Por cierto, hablar de «sanchismo», dijo, es otra maniobra espuria de la derecha trumpista. Solo hay PSOE, y el PSOE es él, sinónimo indudable de democracia y progreso. En fin, que la representación en la entrevista fue impecable y ajustada al relato. Eso sí: la lección para el estudioso del populismo izquierdista y de su tipo de liderazgo fue magnífica. 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D