THE OBJECTIVE
Félix de Azúa

Seamos serios

«Si se produce el muy recomendable cambio de régimen sería placentero ver de nuevo a los políticos vestidos con seriedad, acorde con el cargo y con el sueldo»

Opinión
3 comentarios
Seamos serios

Ilustración de Erich Gordon.

Algunos ciudadanos, inmaduros en su mayor parte, se burlan de los jueces ingleses por gastar esas pelucas tan conspicuas con sus tirabuzones enormes. No han entendido nada. Deberían saber que aquellas instituciones de las que depende nuestra vida, nuestra hacienda o la de nuestro prójimo, exigen un ritual, una liturgia. Un juez tiene potestad para llevarnos a la ruina, al calabozo o a prisión perpetua. No hay que confundirlo con un cartero o con un fontanero. Su función es de tal trascendencia que requiere un ritual. La peluca inglesa forma parte de ese ritual, como las grandes puñetas en las togas de nuestros jueces. Es cierto que hay jueces golfos, corruptos o sencillamente estúpidos, como en todas las profesiones, pero eso no excusa de revestir a los restantes con los atributos de su poder.

Recuerden los escépticos el ridículo que sacudió al Vaticano cuando los curas fueron instruidos para decir la misa en chanclas o con una guitarra. Ese día se perdió la confianza de mucha gente que aún creía en el sacrificio de la santa misa. Nos dio vergüenza incluso a los que nunca pisábamos la iglesia. ¿Y todo para qué? ¿Para caer simpáticos a los menores? ¡Como si estos fueran sus feligreses más asiduos y permanentes!

Últimamente muchos políticos habían tomado el camino del Vaticano y acudían a las Cortes, sea a la manera de los pordioseros con pelambre, o, todo lo contrario, en plan desfile de modelos, mírame fijamente, cariño. La ropita comenzó a tomar el poder en el Parlamento con las célebres ministras de Zapatero. Hubo incluso una revista de peluquería, no sé si fue Vogue, que las inmortalizó como si fueran alumnas de Ana Obregón y no de Max Weber. Muy en la línea ideológica, por decirlo de algún modo, de aquel presidente que es hoy un pilar de narcodictaduras latinas como la de Maduro.

«La vida política de Iglesias habría tenido otro peso de haber usado como modelo a Breznev, pero ¿quién podía tomarse en serio al Coletas?

Tengo para mí que la izquierda, y no digamos la ultraizquierda, debería tomar ejemplo de sus maestros, los miembros (entonces no había miembras) del Komintern, todos de oscuro, con gabanes incluso en agosto, y sombreros calados hasta las orejas. Seguramente la vida política de Pablo Iglesias habría tenido otro peso de haber usado como modelo a Breznev, pero ¿quién podía tomarse en serio al Coletas?

Si se produce el muy recomendable cambio de régimen sería placentero ver de nuevo a los políticos vestidos con una cierta seriedad, acorde con el cargo y con el sueldo. No estaría mal que en la próxima legislatura nos libráramos de los cumpleaños, de las fiestas de patio de colegio, de los besos, los abrazos y los aplausos de cada sesión parlamentaria, en verdad nauseabundos de puro infantilismo futbolero.

También es cierto que con un Tribunal Constitucional que permite prometer o jurar la Constitución como si estuviéramos entre colegas en la tasca («¡juro por mi birra…!»), poca seriedad se nos anuncia. Ya habrá alguno que prometa o jure rasgueando la guitarra, como los curas progres de hace medio siglo. ¡Qué duradera es la estupidez!

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D