THE OBJECTIVE
Mariano Gomà

Vamos a echar a los filibusteros

«En España nuestro Fausto particular no solo ha vendido su alma al diablo comunista, independentista y terrorista, sino que nos ha vendido el país con todos los ciudadanos dentro»

Opinión
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Vamos a echar a los filibusteros

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Alejandra Svriz

No es fácil en los tiempos que corren y con los medios de comunicación en general que como en un mercado de pescado está ya todo vendido, encontrar espacios de libertad abiertos e independientes en donde los ciudadanos podamos verter nuestras opiniones, aunque muchas de ellas sean incómodas a los poderes que no solo nos dominan sino que nos atenazan e intentan encarcelarnos

Como humilde ciudadano y obedeciendo a mi funesta manía de escribir, me congratulo hoy en poder ofrecer un primer artículo a THE OBJECTIVE con la esperanza de que su benevolencia tenga en consideración publicarlo.  

¡Que mal presidente para tan maravilloso país! Lo consiguió. Creo que Fausto se quedó corto y ahora antiguo y pasado vendiendo su alma al diablo puesto que hoy en España, nuestro Fausto particular no solo ha vendido su alma al diablo comunista, independentista y terrorista, sino que nos ha vendido el país con todos los ciudadanos dentro, nos ha vendido a todos por una miserable porción de poder con que alimentar su insaciable afán de protagonismo que a excepción de su comparsa de palmeros y estómagos agradecidos ya nadie admite ni reconoce en Europa ni en el mundo.  

Había un refrán que decía: Se coje antes a un mentiroso que a un cojo, pero creo que no es verdad pues hay mentirosos y trileros tan profesionales que ya no venden ni corren sino que poseen como Drácula la sangre de los inocentes a los que como hordas envenenadas envían a la sociedad como invasores. Y a esos no hay quién les persiga.  

Quiero ser optimista, vamos a tener un gobierno frágil y falso que nos va a destapar las mentiras con grandes convulsiones pues nada se puede esperar del engaño masivo que tarde o temprano acabará saliendo a la luz.  

La famosa frase de ¿Qué hay de lo mío? Se le va a incrustar en el cerebro y meter en la cama a nuestro presidente, pero, aunque a él no le llegue a importar o hacer mella, sí va a soliviantar a los ciudadanos, porque lo más importante es cuando nosotros digamos: ¿Qué hay de lo nuestro. Qué hay de nuestro país? ¿Qué hay de España y nuestro bienestar, nuestros valores, nuestra cultura, nuestra libertad y nuestra cesta de la compra, cobertura sanitaria y nivel de pensiones?  

Sin duda a todo eso no van a responder ni los independentistas arruinados, ni los comunistas abandonando Venezuela y Cuba para venir a España, aquellos que pueden, ni los etarras que ya tienen bastante castigo por ser como son. A todos ellos eso no les interesa si obtienen algún beneficio con sus delirios.  

«Quiero ser optimista, vamos a tener un gobierno frágil y falso que nos va a destapar las mentiras con grandes convulsiones»

Pero queridos lectores: nosotros los ciudadanos estamos ahí, en el centro, en donde se paga la entrada para que otros se diviertan, en donde nuestros madrugones, trabajo, días de fiesta y vacaciones nos alimentan la vida,  donde colegiadamente trabajamos por nuestro país y ahora vemos que los pactos de la vergüenza, el perdón de los crímenes o el robo a mano armada se amnistía y nos lo venden como convivencia y progreso.  

La sociedad española ha andado tímida y acomplejada ante unos profesionales que saben amedrentar a la gente llamándoles fachas y haciendo suyo el concepto de progreso, permitiéndose todo tipo de desmanes con el lema de lo moderno que muchas veces incluye marisco, tarjeta de crédito o polvillos de todo tipo. Todo lo demás es facha.  

En estos últimos años tan solo las grandes manifestaciones de Barcelona en 2017 y poco más había alterado a esa tímida ciudadanía, pero esto se acabó. Los españoles libres e iguales hemos dicho basta y nos hemos movilizado como en las recientes concentraciones, pero lo más importante es que lo vamos a seguir haciendo, se acabó el silencio y no vamos a permitir ya más cruzar las líneas rojas sin salir a la calle, llenar pacíficamente las calles, rodear congresos, palacios e instituciones hoy día okupadas por una banda de filibusteros y oportunistas. Pacíficamente, pero con constancia y contundencia los vamos a echar a todos devolviéndolos allá de donde nunca debieron salir. Créanme, lo haremos.  

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