Las horas más amargas de Casado en Génova: «Le ha traicionado hasta su jefe de Gabinete»
El líder del PP pasó este martes su jornada más difícil en la sede nacional al ver cómo le abandonaban sus más próximos
Pablo Casado durante la campaña del 13-F. | Nacho Valverde (EP)
Pablo Casado pasó este martes su jornada más amarga en Génova desde que ganó el congreso del PP en julio de 2018. En concreto, al ver cómo sus más allegados le daban la espalda cuando el barco se iba a pique. «Ha visto cómo le abandonaban hasta sus más próximos. Le ha traicionado hasta (Pablo) Hispán, su jefe de Gabinete» hasta hace unos meses, subraya a THE OBJECTIVE uno de sus últimos fieles que se ha quedado a su lado en la sede nacional.
Hispán fue la sombra de Casado durante casi tres años, hasta mayo de 2021, cuando fue relevado por Diego Sanjuanbenito en un movimiento de piezas en la séptima planta de Génova que no causó revuelo. El líder del PP colocó al que había sido su jefe de Gabinete al frente del área internacional para supervisar los fondos de reconstrucción europeos, puesto orgánico que compatibilizó con su acta de diputado.
Este martes, Hispán fue uno de los siete miembros del grupo parlamentario del PP que se rebeló contra la dirección nacional publicando un manifiesto en el que se pedía la dimisión de Teodoro García Egea y la celebración de un congreso extraordinario. Un escrito al que se adhirieron luego un buen número de diputados del PP y que llevó a uno de sus firmantes, Mario Garcés, a arremeter contra el todavía secretario general con extrema dureza.
«Mucha gente ha perdido su decencia en la idea de que van a seguir en sus cargos. Creen que así pueden salvar el pellejo», se lamenta este colaborador de Casado. El líder de los populares se empezó a derrumbar el lunes por la tarde tras el receso que hubo en el comité de dirección. En aquellas dos horas de pausa, desde las 15:00 a las 17:00 horas, hubo llamadas y mensajes de barones autonómicos para «presionar» a los miembros más cercanos al presidente para que le abandonasen.
Tras reanudarse la reunión, la presidente del Comité Electoral, Belén Hoyo, reclamó la dimisión de Egea y otros seis miembros de su núcleo duro se sumaron con la petición de un congreso extraordinario. Casado se dio cuenta en ese momento de que tenía la partida perdida ante el «motín interno» que se gestaba a su alrededor.
Sin embargo, el líder del PP y Egea hicieron un último intento por ver cuáles eran los apoyos que tenían. Con la ayuda de los vicesecretarios Ana Beltrán (Organización) y Antonio González Terol (Política Territorial) comprobaron que un número significativo de dirigentes autonómicos y la mitad de los presidentes provinciales les respaldaban, de ahí que convocasen para la próxima semana la Junta Directiva Nacional, el máximo órgano del partido entre congresos, con el convencimiento de que los ‘rebeldes’ no conseguirían los dos tercios necesarios para forzar un congreso extraordinario.
Casado les dijo que «no se inmolasen por ellos»
Pero todo fue un espejismo. Casado y su secretario general vieron en la mañana del martes que muchos de los que les habían apoyado en la víspera, se cambiaban de bando. Fue ahí cuando las deserciones cayeron en cascada. «Ellos han pensado que tenían una serie de apoyos que luego han perdido», resume la citada fuente sobre ese súbito cambio.
Desde Génova también se resalta que, al ver esa situación de desbandada, el presidente de los populares y Egea fueron pidiendo a sus núcleos más fieles, en especial los presidentes provinciales, que «no entrasen en una guerra» con sus respectivos líderes territoriales si estos se pasaban al bando de Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso. «Les han insistido en que no se inmolasen por ellos», se deja claro.
Casado ha convocado este miércoles a los presidentes territoriales a una reunión en la sede del PP. La hora es llamativa, a las ocho de la tarde, pero se eligió para que todos ellos pudieran asistir. En un principio, la convocatoria causó malestar en muchos de barones porque no se incluyó a Ayuso, ya que al frente del PP de Madrid está Pío García Escudero de manera provisional desde hace cuatro años. Fue la gota que colmó el vaso para aquellos que tituteaban.
Además, Génova planificó esa reunión para intentar buscar una salida a la crisis y acercar posiciones sobre la convocatoria del congreso, pero la duda de si el cónclave debía ser ordinario o extraordinario se disipó este martes cuando el propio Casado cedió a las presiones y se decantó por lo segundo. El hecho de que el congreso sea extraordinario impide que la actual dirección tutele el proceso, lo que allana el camino para Feijóo. Muchas miradas se posan sobre Ana Pastor para que dirija el cónclave, tal y como hizo en julio de 2018 tras la dimisión de Mariano Rajoy.
Bea Fanjul: «Yo no le voy a escupir»
Previamente, Casado acudirá previsiblemente a primera hora de la mañana a la sesión de control al Gobierno en el pleno del Congreso, donde tiene previsto formular una pregunta a Pedro Sánchez como hace cada miércoles. Los diputados del PP tienen la intención de arropar a su jefe de filas en el que puede ser su último cara a cara con el jefe del Ejecutivo. Egea sí que ha cancelado su asistencia a la sesión plenaria y no preguntará a la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Entre los escasos aliados que le han quedado a Casado y Egea hasta el final, destaca el caso del vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, quien ha insistido hasta el final en su apoyo «incontestable» a su ‘padrino político’. La presidenta de Nuevas Generaciones, Bea Fanjul, también quiso dejar claro que no pensaba sumarse a las críticas que la mayoría de sus compañeros estaban dedicando a Casado. «Yo no le voy a escupir», hizo hincapié en los pasillos del Congreso, según Europa Press, tras lamentar la falta de «humanidad» de quienes se estaban comportando de esa manera con quien todavía es el presidente del PP.
