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La «chapuza» para esconder un escudo franquista en el antiguo consulado de Jerusalén

Compromís denuncia que se cubra el emblema en lugar de retirarlo del edificio, que alberga un colegio de la Obra Pía, institución adscrita a Exteriores

La «chapuza» para esconder un escudo franquista en el antiguo consulado de Jerusalén

Fachada del antiguo consulado antes y después de tapar el emblema. | The Objective

Quienes pasean estos días por la zona Oriental de Jerusalén no dan crédito. Se sorprenden al ver cómo un trozo de tela ondea en la fachada de un colegio de la Obra Pía de los Santos Lugares, institución adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores. La finalidad es menos romántica de lo que parece. Trata de esconder un escudo franquista del antiguo consulado español casi medio siglo después de la muerte del dictador Francisco Franco. Compromís denuncia «la chapuza» e insta a retirar el emblema en lugar de cubrirlo porque «ahora llama la atención más que antes».

El escudo con el águila de San Juan, el yugo y el haz de flechas fue denunciado hace meses por Compromís. En primera instancia, el Ministerio de Asuntos Exteriores negó que existiera, ya que hace años había retirado otro emblema similar. Cuando advirtió de que aún se podía encontrar un símbolo del régimen anterior en la fachada del Colegio de Nuestra Señora del Pilar se comprometió a retirarlo.

Reminiscencia franquista

«Es cutre como mínimo», reconoce Carles Mulet, senador de Compromís. Sostiene que, en lugar de adoptar esa fórmula, podrían haberlo picado. Si eso es muy caro, propone enlucirlo con cemento, una solución que «apenas costaría 30 euros» y que no llamaría tanto la atención de los transeúntes. «Falta voluntad y protocolo», admite Mulet, para quien esta solución intermedia supone «un paso adelante». 

El dirigente valenciano lamenta de que se tomen «medidas de cara a la galería». Reconoce que no cuenta con herramientas para actuar «contra quien no quiere quitar el escudo» y que todo lo complica que se encuentre en un inmueble ubicado fuera del Estado español. Además, se queja de que el Gobierno no cuente con un inventario para eliminar este tipo de elementos arquitectónicos. THE OBJECTIVE ha intentado sin éxito conocer la versión de Exteriores y su responsabilidad en la operación.

Escudo franquista en la fachada del antiguo consulado español en Jerusalén. | Foto: Cedida

Compromís tuvo conocimiento del escudo que mantiene el antiguo consulado gracias a un ciudadano español afincado en Jerusalén. Mulet registró en septiembre una batería de preguntas en la Cámara Alta con el objetivo de que se retirara. No obstante, el Gobierno contestó que el edificio no es de titularidad pública y que el único escudo que existe actualmente, colocado encima de la puerta de acceso, es el constitucional. 

El senador valenciano Mulet adjuntó entonces varias fotos para demostrar que dicho símbolo, grabado en piedra, continuaba en un lateral del edificio. Un hecho que incumple el artículo 15 de la ley de Memoria histórica aprobado en 2007 y que obliga a instituciones y a particulares. El error del Gobierno se debe a que en 1994 ya se retiró otro emblema franquista de mayor dimensión en la entrada principal, pero se dejó atrás este de menor tamaño.

Traslado a los depósitos de Salamanca

Las evidencias llevaron al departamento que dirige José Manuel Albares a comprometerse a retirarlo. Para ello debía iniciar trámites con la municipalidad de Jerusalén y dotar de partida económica los trabajos de desmontaje y reparación de la fachada. Según la respuesta parlamentaria que recibió Mulet, el emblema franquista sería entonces embalado y trasladado al Centro de Depósitos de la Memoria Histórica de Salamanca.

El inmueble alberga ahora un colegio que pertenece a la Obra Pía de los Santos Lugares, institución adscrita a Exteriores. La Obra es un organismo centenario ligado a la presencia de España en Tierra Santa que ofrece cooperación religiosa y humanitaria y contribuye a la difusión de nuestro país y de su cultura entre los pueblos del Mediterráneo y Oriente. 

Actuación de las alumnas durante una graduación. | Foto: Colegio Nuestra Señora del Pilar

Es una entidad estatal adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación a través de la Subsecretaría. Su funcionamiento depende de un patronato cuya junta preside el ministro. El organismo tiene personalidad jurídica, patrimonio propio y plena capacidad de obrar para el cumplimiento de sus fines. Su objetivo primordial es conservar y gestionar las propiedades perteneciente a dicha entidad.

El edificio, conocido en su día como Casa de España, fue adquirido por la Obra a mediados del siglo XIX, durante el reinado de Isabel II, para que sirviera como sede del Consulado General, creado en 1853. En 1923 se cedió en usufructo a las Hermanas del Calvario para albergar una escuela para niñas de familias sin recursos, aunque continuó siendo sede del Consulado de España hasta 1949, año en el que finaliza la primera guerra árabe-israelí, que acabó con la expansión de Israel por los territorios palestinos.

Clases en tres idiomas

En la actualidad, en el Colegio Nuestra Señora del Pilar estudian 210 niñas palestinas de Jerusalén Oriental pertenecientes a familias con pocos recursos. La mayoría son musulmanas (el 70%, según la web del centro), pero también las hay cristianas. Las alumnas solo se separan cuando se realizan enseñanzas religiosas. El currículo académico sigue el programa del Ministerio de Educación y se imparte en tres lenguas: árabe, inglés y español. Las clases son gratuitas y van desde el nivel preescolar hasta los estudios preuniversitarios.

En la respuesta que el Gobierno ofreció a Compromís en noviembre, el Ejecutivo especificaba que no financia el colegio y que el edificio no es de titularidad pública. No obstante, explicaba que el contrato de arrendamiento tiene vigencia hasta el 31 de marzo de 2022 y un coste anual de 160.000 dólares (142.000 euros), aunque no indicaba a quién se alquila y con qué fines.

El ministerio también indicaba en el texto que estaba llevando a cabo actuaciones para eliminar cualquier símbolo que exaltan la sublevación militar, la Guerra Civil y la represión en sus edificios. De hecho, el propio Albares solicitó hace unos meses retirar los escudos franquistas del Palacio de Santa Cruz, sede del departamento que dirige.

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