THE OBJECTIVE
El purgatorio

Ángel Expósito: «Hay más curas de izquierdas de los que pensamos»

El periodista de la COPE presenta en ‘El purgatorio’ su nuevo libro: ‘Mi abuela sí que era feminista’

Te da rabia. Le tienes envidia, de la de verdad. La envidia de la buena no existe. Eso es una filfa, un engaño. Lo ves y te preguntas: «¿Cómo lo habrá hecho?». Te gustaría ser como él. Ángel Expósito (Madrid, 1964) es de ese tipo de personas que te dan pelusilla. Porque no hay mayor causa de rabia que la del tipo que lo hace todo bien. Te podrá gustar más o menos, pero Expósito ha cumplido en prensa, en televisión y en radio. Cuando hay periodistas a quienes ya nos cuesta valernos, rozar el aprobado en alguna de esas ramas, este periodista de Cuatro Caminos ha ido engarzando trabajo tras trabajo, posándose, con nota, en todas las alas de este modo de vivir llamado periodismo. Meritorio.

El que fuera director de Europa Press y de Abc ahora dirige cada día el programa vespertino de La Linterna en la COPE, y le ha dado tiempo, hay quienes se preguntan cómo, para escribir un libro. Mi abuela sí que era feminista. Mujeres superheroínas que desmontan el feminismo de postureo es un recorrido por historias femeninas a lo largo y ancho del planeta. Malí, Pozuelo de Alarcón, Kiev, las Tres Mil Viviendas de Sevilla, Caracas, Kabul… «Eso de que cuando salvas a una mujer salvas una familia y a una sociedad entera es completamente cierto, en muchos casos».

Qué mejor lugar para un periodista de la cadena de los obispos, espero me perdonen la broma, que visitar El purgatorio para confesar su visión sobre el «madricentrismo» de los medios; los curas de izquierdas («Hay más curas de izquierda que votantes católicos de izquierdas»); la violencia de género («No se puede ser feminista y pensar que no existe la violencia de género»); las cuotas («Tengo mis dudas»); Pedro Sánchez («Su ideología es él mismo»); o su hija adoptada («En el caso de la adopción, parimos los dos, padre y madre»).

PREGUNTA.- Ha sido director de Europa Press, columnista de La Vanguardia, tertuliano en televisión y en radio. Fue director de Abc, ha hecho televisión, ahora dirige La Linterna en la COPE y, además, ha escrito un libro. ¿Qué es lo que peor se le da hacer en el periodismo?

RESPUESTA.- [Ríe] Muchas cosas. El primer jefe que tuve en mi vida me dijo que había que trabajar siempre como si ese fuera el primer día del oficio y ese artículo fuera el primer artículo, y comieras de ese programa y de esa entrevista en tu caso, y esa es la mentalidad. A la pregunta ‘qué se te da mal’, pues imagino que muchas cosas. Yo lo que tengo que pensar es en mi siguiente programa, mi siguiente entrevista, mi siguiente viaje. No puedo pensar más allá.

P.- Pero como ha hecho tantas cosas y todas bien, es algo que me da bastante envidia.

R.- ¿Sabes lo que pasa? Esto es como en el fútbol. Si tú eres futbolero, sabrás entonces que hay futbolistas que valen para todo. O sea, Zidane te podía hacer una jugada desde el centro del campo, te podía defender en un córner y te podía meter unos goles increíbles. Luego hay otros que son súper especialistas. No quiere decir que seas mejor por ser generalista o por ser especialista. En mi caso, soy más generalista.

P.- ¿Se identifica con algún jugador?

R.- Me gustaría identificarme, pero ni de coña soy capaz. Yo de chaval jugaba de delantero centro y mi ídolo era Santillana. Hace ya muchos años, tú no habías nacido. Si me tuviera que identificar con alguno, me gustaría identificarme con Zidane.

P.- Le he leído que aprendió más de periodismo en la barra del bar de su padre que en la facultad.

R.- Sí, porque este oficio tiene muchísimo de relaciones públicas, mucho de mirar a los ojos, el olor. Tiene mucho de contacto personal y el desparpajo, el morro, el ver a la gente según entra y saber de qué pie cojea. Eso es fundamental en este oficio. Eso lo adquieres en un bar.

P.- El olfato, literalmente.

R.- El olfato de la pituitaria y de la pinta.

P.- También se dice que en las redacciones siempre tiene que haber un bar cerca, a ser posible enfrente.

R.- O debajo, pero en las redacciones y en las oficinas y en los despachos de abogados, y no digo en los cuarteles porque es otro debate, pero siempre tiene que haber un bar cerca de cualquier lado.

P.- Hacemos esta entrevista en Madrid, calle Villanueva, 13. Maravillosa redacción de THE OBJECTIVE, no sé si mejor que la de la Cope. ¿Pecamos mucho los periodistas hablando de Madrid?

R.- Yo soy de Cuatro Caminos, más madrileño imposible. Pues puede ser, y lo digo como autocrítica. Rajoy decía una cosa cuando estaba en el Gobierno, antes de ser presidente. Decía: «Los periodistas de Madrid y de Barcelona pensáis que todo pasa en Madrid y en Barcelona, y España es mucho más grande». Y seguramente tiene razón. En tu caso, siendo de Granada, cuando se habla de comunidades históricas, ¿más histórico que Granada? Cuando uno ve el Albaicín, ve la Alhambra… Pues eso, pecamos demasiado, quizás somos un poco egocéntricos.

P.- Y estando en Villa y Corte, teniendo un trabajo, como muchos periodistas, con trato cercano y diario con los políticos, le pregunto: ¿a Ángel Expósito le ha llegado a asquear o quemar el trato diario con los políticos?

R.- No, la palabra no es asquear. La palabra puede ser hartar en cierto caso. En Madrid más y en Cataluña ni te cuento, los políticos y los periodistas, los periodistas y los políticos nos retroalimentamos demasiado, y yo creo que eso, en gran medida, expulsa a los oyentes en mi caso, a los lectores en el vuestro. Hablamos de economía y pensamos en Nadia Calviño, pero nos olvidamos de los autónomos. Hablamos de cualquier asunto político y pensamos en el portavoz, en la rueda de prensa, en la agenda tal, y nos olvidamos de la gente. Eso pasa en prácticamente casi todas las secciones. Nos retroalimentamos en exceso. ¿Asquear? No sé, me parece un poco excesivo el verbo. Asquear no, pero hartar sí.

«Me ha llegado a hartar el trato con los políticos»

P.- Trabaja en la Cope. Cuando Pedro Sánchez habla de la derecha política, mediática y judicial, ¿qué opinión le merece?

R.- Esto empieza a ser un poco de chiste, sinceramente. Mi padre aprendió a escribir y a leer en la mili, con 20 años. A escribir y a leer mal. Mi padre era hijo de republicano en la cárcel. Mi madre también con el padre en la cárcel por republicano en Talavera. Yo he nacido en Cuatro Caminos, en un piso de alquiler, y he vivido allí hasta que tuve un piso grande cuando ya estaba en la facultad. A mí me van a dar las lecciones estos de derechas o de izquierdas y de tal. Mira, paso. Sinceramente, hasta me río.

P.- ¿Le parece un mensaje peligroso?

R.- Peligroso no, me parece absurdo, demagógico y mentira. Es que para alguien de Cuatro Caminos que te venga aquí uno así vestido de Armani y bajándose del Falcon a darme lecciones, las justas. 

P.- En El purgatorio siempre preguntamos: ¿cuál es su relación con la fe?

R.- Seguramente todo es mejorable, pero te puedo asegurar que a medida que les voy conociendo más, se les quiere más.

P.- ¿A los creyentes?

R.- A los creyentes y en concreto, te voy a poner un capítulo muy concreto de la gente de fe, a los misioneros o a las misioneras que me encuentro por ahí por el mundo. Si tienes alguna duda de lo que es la iglesia auténtica, visita esos sitios. Lo flipas. Luego como toda institución humana puede ser criticable, politizable, pero cuando conoces a esta gente dices: «Es esto».

P.- ¿Cree que hay muchos católicos que votan a Podemos?

R.- Pues no lo sé, imagino que alguno, ¿por qué no? Imagino que alguno. ¿Muchos? No lo sé, no he hecho el estudio sociológico. Imagino que no demasiados en el porcentaje si lo comparamos con otros partidos. De hecho, en Podemos se definen como comunistas, eso no hay que esconderlo, si es que existe el comunismo como tal ahora. El propio marxismo era ateo y era antirreligión. Por lo tanto, no sería sorprendente que fueran muy pocos.

P.- Por ponérselo más complicado, ¿cree que hay muchos curas de izquierdas?

R.- Posiblemente más de lo que pensamos. Históricamente, en la Transición surgieron muchos. De hecho, hace poco falleció el famoso cura obrero de Vallecas. Por lo tanto, seguramente en proporción hay más curas de izquierdas que votantes muy de izquierdas que sean católicos.

El periodista Ángel Expósito. | Carmen Suárez

P.- Tiene nuevo libro, Mi abuela sí que era feminista. Mujeres superheroínas que desmontan el feminismo de postureo. ¿Quién no es feminista, Ángel?

R.- Bueno, pues quien no piense en la igualdad absoluta, quien siga discriminando por razones de sexo, por razones de sueldo o por razones de condición social. Ese tipo de gente no es todo lo feminista que se debería.

P.- Son todas las historias del libro muy interesantes. Historias de verdadero coraje, desde Malí a Ucrania, pasando por las Tres Mil Viviendas de Sevilla, Pozuelo de Alarcón… ¿También se puede ser feminista sin haber pasado muchas fatiguitas?

R.- Sí, hombre, lo que pasa es que hay un denominador común y es que cuando estás en un terremoto, cuando estás en una guerra, en un atentado, en una catástrofe humanitaria, siempre te puedes encontrar a hombres guerreando, hombres vagueando, hombres matando. Pero hay un denominador común y es que siempre te encuentras mujeres tirando del carro. O sea, eso de que cuando salvas a una mujer salvas una familia y a una sociedad entera es completamente cierto, en muchos casos.

Estos casos pueden ser límite. Por eso son súper heroínas. Pero es que hay muchas más superheroínas de las que pensamos. Hablas de no pasar fatiga: nuestras abuelas pasaron fatigas. Una mujer como es mi abuela, que es la excusa del título, en la posguerra con el marido en la cárcel por republicano, con 14 hijos que se tenían en los años 50, de los cuales murieron 7, haciendo estraperlo, haciendo contrabando metiéndose en el tren para trapichear con aceite, con cerdo, con carne, con huevos… Eso fue la España de hace muy poco tiempo en términos históricos. Es la España de hace 50 años.

P.- ¿Le ha hecho más feminista escribir este libro?

R.- Ya lo era. Ten en cuenta que todos los relatos son de gente que yo he conocido. No he hecho los relatos ad hoc para el libro. Es gente a la que ya he conocido. Por lo tanto, cada persona, cada mujer o cada grupo de mujeres, como las tres misioneras de Kiev a las que he conocido, ya me habían enchufado en vena este espíritu.

P.- ¿Este libro también nace de un cabreo?

R.- No, no especialmente. Digamos que ha llegado después. El cabreo puede ser el feminismo de postureo. Tanta demagogia y tanto absurdo que ves todos los días. Yo que alguien se piense feminista porque habla en masculino y en femenino, «soldados y soldadas, miembros y miembras, compañeros y compañeras», o que alguien se piense feminista porque es ministra porque le han puesto así por ser pareja de quién es, qué quieres que te diga. ¿Me cabrea? Sí, pero lo justo. Más que de un cabreo, me parece de justicia hacer este libro, porque a todas esas mujeres y muchas más que no han entrado en el libro, me parece de justicia reconocer qué es lo que hacen.

P.- Llega a escribir: «Este no es un libro de igualdad porque ellas son mejores que nosotros».

R.- Que muchos de nosotros. Por ejemplo, mejores que yo, sí. Viajas por ahí, no quiero hacer demagogia, y te encuentras muchos misioneros, muchos diplomáticos y muchos soldados varones haciendo una misión increíble, pero estas mujeres que están ahí son infinitamente mejores. Pero de lejos, vamos.

P.- ¿Entiende de derechas o de izquierdas el feminismo? ¿De ideología política?

R.- No debería. Otra cosa es lo que nos quieren vender, pero no debería. Yo no les he preguntado a las mujeres del libro ni qué votan ni qué rezan ni por dónde van. El hecho de que la izquierda se apodere del feminismo, del ecologismo, del supuesto progresismo… Mira, me parece un discurso ya tan demodé y tan mentiroso, que yo no me lo trago. 

P.- ¿Se puede ser feminista y no creer, como defiende algún partido, en la violencia de género?

R.- No se puede ser feminista y pensar que no existe violencia de género. Por supuesto que existe violencia de género. Cuando les preguntas a los de Vox, que todos se lo hemos preguntado, ellos nunca te dicen eso. Te dicen que no existe la violencia de género institucionalizada como estándar. Por supuesto que si un hombre mata a una mujer, como están matando tantas, por desgracia, eso es violencia de género. Si no lo quieren ver, en fin, tienen un serio problema. ¿Se puede ser feminista negando el problema? Tajantemente no, por supuesto que existe el problema.

«Si Vox no quiere ver que existe la violencia de género, tiene un serio problema»

P.- ¿Con qué historia se ha emocionado más? Ya sé que es una pregunta complicada.

R.- Muchas. Conchita Martín, por supuesto. Cuando ella te cuenta cómo el niño viendo la tele dice: «Mamá, han dicho el nombre de papá en la tele», y así se enteró oficialmente de que la bomba de la puerta de casa, que habían oído por la mañana temprano, era el marido. La historia de Hila, la niña de Afganistán con 15 años a la que le sacan los boinas verdes a ella, a papá, a mamá y al hermano, de un pozo de mierda inmenso en Kabul, a las puertas del aeropuerto.

O Remedios, nombre ficticio, hablando de maltrato. Una mujer de las Tres Mil Viviendas, veintitantos años maltratada por el marido desde niña. Imagínate el marido, la familia del marido. Hasta que su hija, siendo niña, le dice: «Mamá, esto no podemos aguantarlo más». Consiguen denunciar y han salido para adelante las dos, ella y la niña. Impresionante. Es imposible no emocionarse, estás muerto si no te emocionas con eso.

P.- Si es que lo mejor del periodismo es conocer gente y sus historias.

R.- Es que manda narices, pero si tú me haces esta entrevista por teléfono no sale igual que si me la haces así, en persona. Eso es de primero de periodismo. Si tú quieres hablar del drama de Venezuela y lo que supone Podemos, tienes que estar en Venezuela. Si tú quieres hablar de la Guerra de Ucrania, tienes que estar en Kiev. Entiéndeme, si vas hablas de otra manera. Si quieres hablar del drama de la emigración, tienes que estar en el corazón de África. Yo tengo la suerte de poder hacerlo y de irme cada dos por tres que puedo a un sitio de estos. Por lo tanto, dos cuestiones que se nos olvidan a los periodistas: primero el directo, el face to face y segundo: el estar en los sitios. Manda narices que haya que reivindicar eso, pero es verdad.

P.- ¿A usted le ha cambiado mucho el hecho de conocer de cerca los países?

R.- Tajantemente, tajantemente.

P.- ¿Le ha dado muchas hostias de realidad?

R.- Son hostias que te hacen reconsiderar las cosas, que te reposicionan las prioridades. Por ejemplo, yo la primera vez que estuve en Afganistán y que vi las sombras de los burkas andando por la calle dices: «Dios mío». Te das cuenta de lo que es la indignidad de la mujer, pero porque las ves a poca distancia y no sabes si dentro hay una vieja o una adolescente que ha tenido la primera regla, porque ya se ponen el burka en ese momento. Me pareció tan indigno para ese ser humano que iba ahí adentro…

La primera vez que estuve en África, que fue en Sudán, y ves los campos de refugiados huyendo de la guerra y del yihadismo, dices: «Dios mío de mi vida, ¿cómo no van a huir? Yo también huiría, yo también emigraría si estuviera en lugar de estos chicos». O la última vez que estuve en Ucrania y dije: «¿Se va a atrever a atacar Putin?». Y se atrevió. Por lo tanto, te cambia la perspectiva, te reordena las prioridades y luego, cuando llegas aquí y tienes que ponerte a hablar del procés, de la movida del PP, de miembros y miembras…

P.- ¿Y cómo se ve España cuando uno viaja tanto, desde fuera?

R.- Bien, se ve muy bien España y se ve muy bien la Unión Europea. Yo soy un europeísta convencidísimo a muerte. Cuando estás por ahí fuera y haces escala en Frankfurt, Bruselas, París o en Madrid, aterrizas en la Unión Europea y dices: «Ya estoy en casa». Llegas, como me pasó, de Kinsasa a París, y ya cambias, y ya pides otro café y tal, y te sientes en Europa. Y dentro de Europa, en España estamos en la mejor región del mundo y se nos olvida.

P.- Al mencionar a Conchita Martín, viuda, como tantas otras, de un asesinado por ETA, me ha venido a la cabeza preguntarle por el «Que te vote Txapote», una especie de nuevo lema entre algunos partidarios de la derecha. ¿Qué opinión le merece la consigna? Sabe que ha habido familiares de víctimas, como la hermana de Gregorio Ordóñez, Consuelo, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo, que le afeó a Ayuso utilizar esas palabras.

R.- Digamos que yo personalmente, como votante, pagador de impuestos, ciudadano, al presidente del Gobierno no le boicotearía públicamente un acto. No me veo yo pegando voces contra un político en ninguno de los casos. Le votas o no le votas y punto, pero no me vería en esas circunstancias. Como eslogan, me parece ingenioso y me parece muy inteligente, y la prueba la tienes en el eco que ha tenido.

P.- ¿Ha funcionado bastante bien?

R.- Desde el punto de vista del eslogan, del marketing político, del marketing popular por decirlo así, que un tío con una pancarta creo que fue en Sevilla, aparezca y que eso se haya convertido en eslogan, pues me parece un fenómeno propagandístico de comunicación muy interesante. Otra cosa es que yo me pusiera con la pancarta. Pues no me veo.

P.- En el libro hay espacio para nombres como el de Carmen Quintanilla, diputada nacional por la provincia de Ciudad Real del Partido Popular, persona muy comprometida por el papel de la mujer rural. ¿Qué referentes feministas ve Ángel Expósito en la política actual?

R.- No lo sé, tendría que ponerme a pensar. En la política actual creo que han llegado con casi todo hecho. Como he llegado yo con casi todo hecho y tú mucho más, entiéndeme. No me parece que haya un referente actual. A mí me gustaba mucho Cristina Garmendia, que fue ministra de Ciencia con Zapatero, y que es una de las grandes empresarias en nuevas tecnologías relacionadas con la biomedicina. Me parecen ese tipo de personajes rompedores en sectores habitualmente masculinos, como la ciencia. En política como tal, me llama mucho la atención el fenómeno Ayuso.

P.- ¿En qué?

R.- En que es una estrella del rock and roll. A Isabel Díaz Ayuso, votes o no votes por ella, la sueltas andando por Barcelona y es un espectáculo. La sueltas andando por la puerta Alcalá y no puede dar tres pasos. Tú la sueltas andando por Vallecas y tampoco. Por lo tanto, es una estrella del rock and roll, te lo puedo asegurar, que yo lo he hecho y la he entrevistado por la calle. Otra cosa es que te guste o no te guste, allá cada cual, y todo el mundo es muy libre, pero como fenómeno, vuelvo a lo de la pancarta, como fenómeno mediático político es un espectáculo.

P.- ¿Ángel Expósito cree y ve necesario un ministerio de Igualdad en España?

R.- No lo sé, no soy un experto en la administración. Creo que son necesarias políticas de igualdad y hasta conseguirla de manera plena y demás, por supuesto que sí. ¿Esto se hace con un ministerio? No lo sé ¿Esto se hace con este tipo de ministras? No. Son distintos planos de la misma pregunta.

P.- Escribe en una parte del libro, a raíz de la historia de una chica del Chad acogida por Sylvia García González, presidente del Club de Gimnasia Artística de Pozuelo: «Este mundo nuestro está lleno de cinismo: escondidos tras un feminismo que ya resulta algo exagerado en nuestra sociedad occidental, ignoramos a estas adolescentes y a otras como ellas que sufren no solo un machismo que las considera poco más que animales, sino el aislamiento y el desprecio. Como si no nos correspondiera luchar también por sus derechos. Bajo un falso mantra que se excusa en afirmaciones como ‘es su cultura’ o ‘nos pillan muy lejos’ pasamos de ellas ‘olímpicamente’». ¿Cree que vivimos un «feminismo exagerado»?

R.- Más que exagerado, de postureo. Cuando hablas de esos países, es que no están tan lejos. Tú cruzas de Algeciras a Marruecos, pasas la frontera de la valla de Ceuta y Melilla hacia Marruecos, te vas un poquito más abajo y te encuentras el auténtico infierno, sobre todo para ellas. Pero es que estás en Europa, cruzas al otro lado del Mediterráneo, te metes en Siria y el infierno está en Siria.

Pero es que saltas el Atlántico, te vas a nuestra Latinoamérica, a nuestra Hispanoamérica, y el nivel de prostitución y de machismo en las maras de Centroamérica y no te digo en Venezuela, es absolutamente repugnante. Luego sí, me parece injusto que aquí andemos con estos discursos y nos olvidemos de todas ellas que están aquí al lado. Y seguramente son muchas mujeres de otros colores y otros pelos que pasan por nuestras aceras y miramos por otro lado.

P.- ¿Y sobre el tema de las cuotas?

R.- Tengo mis dudas. Todo lo que sea favorecer esa igualdad y que las mujeres estén en los consejos de administración, nadie puede estar en contra de esa igualdad. ¿Eso hay que hacerlo por cuotas? Tengo mis dudas. ¿Hay que hacer por cuotas el acceso a la Guardia Civil? Coño, entonces si alguien se hace trans aprovechando la ley trans y pasa a ser mujer, entonces ya tiene beneficio por pertenecer a esa cuota. Llegamos a esta situación tan absurda.

Tengo mis dudas. Hay que tender a eso por puro reflejo de la sociedad, faltaría más. Todos tenemos novia, hijas, mujer y nos gustaría que tuvieran los mismos derechos que yo, que soy hombre. ¿Eso se hace por cuotas, manu militari y porcentajes? No lo sé. Yo si me pusieran en un puesto por ser cuota y no por lo que hubiera estudiado, por mis méritos, me lo plantearía, fuera hombre o mujer, no sé.

P.- No creo que nadie se vaya a hacer un cambio de sexo para ser Guardia Civil. 

R.- No, pero si lo pides después… Oye, lo ha dicho Pam, Ángela Rodríguez, en TikTok, pero luego lo quitó echando leches. Es decir, si un hombre trans se hace mujer, lo ha dicho ella, y esa mujer pega a otra mujer no es violencia de género, porque es entre dos mujeres. Bueno, pues en lo laboral igual, ¿no?

P.- Déjeme preguntarle por Feijóo, que tras los comicios autonómicos y municipales, tiene la mirada puesta en las elecciones de final de año.

R.- Sí, pero la meta volante es fundamental. Esa etapa intermedia, ese puerto de montaña te va a marcar el final de la etapa. Por lo tanto, ¿hay que pensar en las generales? Sí, pero mayo es fundamental

P.- ¿Cree que Feijóo solo tiene una oportunidad?

R.- Es que yo creo que él, personalmente, si no gana en las generales se va. Y no tendría por qué. Tiene 61 años y fíjate los que tiene Biden, y Feijóo está como una rosa, faltaría más. No tendría por qué, pero me da a mí, se lo voy a preguntar, me da a mí que si no ganara, se iría. Pero a la pregunta de si no gana se va, él va a responder: «Es que voy a ganar»

«El ‘Que te vote Txapote’ me parece ingenioso e inteligente»

P.- ¿Después de tantos años entrevistando a políticos, ya sabe cuándo mienten y cuándo no?

R.- Yo lo diría al revés: ya sabes si alguna vez los políticos no mienten [Ríe].

P.- ¿Tiene amigos en la política?

R.- Tengo alguno, pero no me parece conveniente decírtelo, sinceramente. Pero el que tengo lo es de antes de estar en política, lo que pasa que luego acabó en ella. Me llevo bien con muchos. Tengo buena relación. Tengo muchos teléfonos móviles y, de vez en cuando, me escriben. Ellos más que yo. Pero si nos referimos a un amigo de llamarle, quedar a comer y hablar de otras muchas cosas, tengo uno, pero ya lo era antes de ser político.

P.- ¿Pedro Sánchez es de izquierdas o de lo que le vaya conviniendo?

R.- Pedro Sánchez es de Pedro Sánchez.

P.- ¿Es la ideología política?

R.- Absolutamente. Si Pedro Sánchez tiene que pactar con Ursula von der Leyen -que fue ministra de Defensa de Angela Merkel, no lo olvidemos- una política económica para aguantar, seguir y recibir, lo pacta. Si tiene que aguantar en el Gobierno a Ione Belarra, Garzón, Irene Montero, lo pacta. Si debe meter a Pablo Iglesias en el Gobierno para poder gobernar, lo pacta. Si tiene que entregar etarras a las cárceles vascas para que luego los suelten porque tiene que pactar con Batasuna, lo pacta. Si tiene que pactar una ley, no sé cuál sea la siguiente, con la parte más derecha para poder seguir la reforma del solo sí es sí, lo pacta. Es él.

P.- ¿Le ha sorprendido su carrera política?

R.- Sí, porque yo le conocí siendo concejal en Madrid. Cuando dejo de ser director de Abc, antes hacías referencia a esa etapa, me pasan al audiovisual de Vocento. Tenía una televisión, la 10, en la explosión de las TDT y una radio que era Punto Radio. Yo hacía un programa en la 10 y llevaba dos políticos jóvenes los miércoles, por romper con la tertulia habitual. El Partido Popular me mandaba a un político joven que se llama Juan Manuel Moreno Bonilla y Pepe Blanco me mandaba a un político joven, concejal de Madrid, que se llamaba y se llama Pedro Sánchez. No les ha ido tan mal, cada uno en lo suyo. Por lo tanto, sí, me ha sorprendido la deriva porque le conocí de antes y no pensé que fuera a ser así.

P.- ¿En qué le ha sorprendido personalmente?

R.- En el brutal egocentrismo, lo que te he comentado antes.

P.- ¿Cree que antes no lo tenía?

R.- O yo no lo vi, o no me enteré. Un tío no se hace a los 40 años. Lo que sí pensé es que era un tío, y seguro que lo es, con idiomas, formado, viajado, con otra mentalidad. Pero no pensé que fuera tan infinitamente maquiavélico, hasta lo imposible.

P.- Una pregunta sobre el Santo Padre. ¿Por qué cree, tengo esa sensación, que al papa Francisco le cae mejor Yolanda Díaz que Santiago Abascal?

R.- No lo sé. Yo no sé si conoce a Santiago Abascal. A Yolanda sí, porque estuvo de visita hace relativamente poco. Extrapolándolo más allá de los personajes, el papa Francisco tiene un punto revolucionario, muy jesuita. Cuando le nombraron, mucha gente exclamó lo de que era un jesuita. Era la primera vez. Por lo tanto, puede ser, y vuelvo a tu pregunta de antes, que en ese sentido caiga bien en determinados sectores de izquierdas que en absoluto son católicos, pero seguramente lo hacen por molestar. Cuando rascas un poco en otros asuntos de lo que piensa Francisco, no coincidirán con él.

P.- Por ir cerrando, ¿dónde, cómo y cuándo ha sido más feliz?

R.- Queda muy cursi, muy habitual, pero cuando nacieron mis dos hijos y fuimos a China a recoger a mi hija pequeña.

P.-No sabía que tenía una hija adoptada.

R.- Sí, una hija adoptada, la pequeña. Bueno, la pequeña tiene 19 años, pero sigue siendo la pequeña.

P.- ¿Cuál ha sido el milagro de su vida?

R.- El milagro de mi vida no ha sido mío, a lo mejor es el de mi mujer, Pilar, que es mi novia del instituto.

El periodista Ángel Expósito. | Carmen Suárez

P.- ¿Qué sería de Ángel Expósito sin Pilar?

R.- Pues seguramente, nada. Es la madre de mis hijos. Se vino conmigo a China. En el caso de China, es muy curioso porque mientras que los hijos mal llamados biológicos, porque la chinita también tiene biología, es la madre quien los pare, en el caso de una adopción, parimos los dos. Eso es un fenómeno muy curioso. ¿Qué hubiera sido de mí sin ella? Pues chico, seguramente una vida distinta. Empezamos con 15 o 16 años, en plan ‘salir con alguien del instituto’, y ahora tenemos 50 y muchos y seguimos igual. De no haber sido así, la vida hubiera sido radicalmente distinta. ¿Cuál? No lo sé, otra

P.- ¿Cómo se mantiene el amor?

R.- Me alegro de que me hagas esa pregunta. Te paso el teléfono de Pilar y la llamas [Ríe]. Es ella la heroína en esto.

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