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La derrota ante Díaz desata las dudas sobre la continuidad de Belarra como líder de Podemos

La cúpula de Podemos se blinda pero trasciende la idea de una Irene Montero muy irritada por cómo se ha desarrollado la negociación con Díaz

La derrota ante Díaz desata las dudas sobre la continuidad de Belarra como líder de Podemos

Ione Belarra e Irene Montero. | Europa Press

Podemos ha convocado para el próximo sábado su Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano del partido entre congresos. Esa convocatoria ha despertado todo tipo de especulaciones y dudas sobre lo que pueda anunciar la actual secretaria general, Ione Belarra, tras reunirse con todos los dirigentes territoriales de la formación. El Consejo Ciudadano ha sido convocado tan solo dos días antes de la fecha definitiva para registrar las listas electorales para los comicios del 23 de julio. El partido morado mantiene bajo secreto el sentido de la intervención de Belarra. «Están blindados», son algunos de los comentarios que proceden desde el partido morado, donde, no obstante, dejan muy claro el enfado de Irene Montero, técnicamente la número dos de la formación, por cómo se ha ido desarrollando la negociación con Sumar y su resultado.

Todo se guarda bajo secreto, pero las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE coinciden en que la convocatoria del Consejo Ciudadano a dos días del registro de las listas electorales es sorprendente. Belarra anunció el pasado viernes la integración de Podemos en Sumar. Pero también destacó que el «acuerdo» no era satisfactorio para su partido. Reprochó a Díaz la exclusión de Montero, a quien calificó de «principal activo electoral». Después, denunció chantajes de Sumar para «vetar» a Montero. «Se nos ha amenazado con que, de no aceptar estas condiciones, seríamos excluidas de la coalición electoral», dijo.

Podemos ha perdido el órdago contra Díaz. De esto no duda nadie, pero el resultado final del acuerdo ha dejado heridas que sangran cada día más. Por mucho que Sumar sostenga que Podemos tiene entre sus manos al menos ocho puestos de salida casi asegurados, son muchos los que dudan de este análisis. El puesto número cinco por Madrid, que recaería sobre Belarra, y el cuarto por Barcelona, de Lilith Verstrynge, no se pueden considerar seguros por la dinámica plebiscitaria de estos comicios. En el caso de Madrid, además, la cuota de Podemos queda relegada detrás de Íñigo Errejón, el enemigo número uno del partido y del propio Pablo Iglesias.

Irene Montero, la todavía número dos de Podemos
Irene Montero, la todavía número dos de Podemos

Críticas internas

El sector duro de Podemos, formado por algunos cuadros y simpatizantes, está reprochando en estos días a su formación el acuerdo con Díaz. Tal y como ha ido contando este diario, la sensación de «humillación» es palpable y algunos militantes están criticando internamente y también en las redes lo que tachan de rendición ante Sumar. Después de sellar el acuerdo insatisfactorio, según varias fuentes moradas, Belarra deberá explicar el próximo sábado si mantiene el pulso hasta el final.

Quedan fundamentalmente tres opciones sobre la mesa. La primera atañe a un simple resumen de lo ocurrido en los últimos días, sin decisiones trascendentales. Sería algo lógico, debido a los plazos muy estrechos para presentar una candidatura distinta a la de Sumar, pero también la demostración por la vía de los hechos de la disolución de Podemos dentro de Sumar. Algunos ironizan sobre ello hablando de las fotografías en las que ETA anunciaba el cese definitivo de la violencia, pero sin disolverse oficialmente.

La segunda opción, que han ido esgrimiendo personas vinculadas a Podemos y otras que siguen cerca de la formación, podría pasar por un paso al lado de la propia Belarra, para ceder el liderazgo oficial de la formación a Irene Montero. El enfado de Montero por cómo se han llevado a cabo las negociaciones, la sensación de impotencia y también de error en los cálculos de los tiempos (demasiada prisa) imponen ahora ofrecer a la exministra de Igualdad un foro desde el cual gestionar lo que suena a destierro por mano de Díaz. Si Belarra decide, aunque guarde su puesto en las listas, asumir la responsabilidad de una negociación mal gestionada, podría dejar el cargo de secretaria general para entregárselo a Montero después de la convocatoria de un congreso extraordinario.

¿Miedo o valentía?

No todas las fuentes se alinean con esta teoría. Y recuerdan que no es la única fuente de debate interno. Queda por ver qué ocurre con el partido registrado por un miembro de la ejecutiva de Podemos y ahora elegido como cabeza de lista de Sumar (en cuota Podemos) por Segovia, bajo la sigla de Juntas sí se puede. Pero también en la idea maximalista, la ruptura definitiva después de dos semanas viendo cómo fracasaban todos sus faroles y cómo Díaz y sus colaboradores fijaban exigencias sin escuchar a las apelaciones de los morados. Podemos sostiene que Juntas sí se puede, cuya sede coincide con la de la formación morada, se registró «por error». Aseguran que no se presentará a los comicios, pero la posibilidad de un divorcio de una boda sellada por conveniencia y con cierta prisa no se puede todavía descartar del todo.

Belarra afirmó el pasado viernes que la inclusión de Podemos en Sumar, aún con un acuerdo insuficiente, no era cuestionable. Pero la convocatoria del Consejo Ciudadano del sábado alimenta las dudas. Según sostienen fuentes conocedoras de las últimas maniobras de la cúpula morada, Podemos analizó unos sondeos en los que se desprendía la dificultad de Montero de superar el «umbral» técnico necesario para lograr entrar en el Congreso en solitario.

Se calcula que una candidatura de Montero debería alcanzar al menos 100.000 votos para entrar en el Congreso. Puede parecer una cifra asumible si se piensa que Podemos con Alejandra Jacinto al mando en las autonómicas logró más de 150.000 votos. Pero en Podemos sostienen que la polarización de las elecciones dificulta esa tarea. Y a ello se suma la idea de que «Irene Montero no es Pablo Iglesias», en referencia a la vocación de la exministra de Igualdad ante un reto de semejante envergadura. Podemos siempre se ha movido en la dicotomía del todo o nada. Pero esta vez parece haberse instalado en el miedo.

Aun así, nadie excluye nada. Y hay mucha expectación ante lo que pueda ocurrir el sábado. Todo se gestiona a niveles muy cerrados de los equipos directivos. Y en los últimos días, tras el golpe del pasado 28 de mayo, esa dinámica se ha consolidado. «Nadie sabe nada fuera del núcleo», afirman desde la organización. El grueso de miembros del partido consultados ve difícil que Montero se lance en solitario, pero también asume que el nivel de acuerdo con Díaz es difícil de sostener para una formación que, al fin y al cabo, ejerció hasta hace pocas semanas como socio de Gobierno con dos ministerios bajo su control. ¿De 35 diputados a nada de nada?, se preguntan algunos. Montero necesita visibilidad si quiere seguir en la política. La secretaria general de Podemos puede servir de megáfono. Es una opción. Pero no la única. Y desde luego, no es la más atrevida.

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