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Elecciones 23-J

Sánchez arruina sus opciones de remontada con el debate más bronco de la historia

El presidente del Gobierno planteó el cara a cara con interrupciones constantes para impedir el discurso de Feijóo

Sánchez arruina sus opciones de remontada con el debate más bronco de la historia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un momento del debate. | Atresmedia

El único cara a cara de las elecciones generales de 2023 no pasará a la historia ni por su brillantez ni por su utilidad. El debate de este lunes en Atresmedia entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, será recordado por su tono bronco y marrullero, plagado de interrupciones constantes entre los candidatos que hicieron imposible la exposición de argumentos y, en ocasiones, que se pudiera siquiera escuchar lo que decían.

Un desastre sin paliativos del que no sale bien parado Sánchez, pues fue el más faltón a la hora de no dejar hablar a su rival, cortando todas y cada una de sus intervenciones y hablando por lo bajini en todo momento. La estrategia del presidente quedó clara desde el minuto uno: tratar de impedir que Feijóo pudiera exponer su programa de gobierno y llevar el debate a su terreno. Y en buena medida lo consiguió.

«Presidente Sánchez, atienda a los moderadores, por favor», le tuvieron que espetar hasta tres veces seguidas a un líder del PSOE desatado y que hacía como que no escuchaba. «No me va a enredar», repetía el político popular ante los cortes. Pero sí, sí que lo llegó a enredar. Y mucho. El gallego, que intentó mantener la compostura en las formas, se vio arrastrado a bajar al barro dialéctico y, viendo que los dos periodistas en la sala decidieron dejar hacer a los candidatos, imitó a su rival y también se dedicó a interrumpirle, aunque con menos frecuencia y agresividad.

El resultado fue un debate sucio, en el que daban igual los bloques temáticos pactados previamente por los dos partidos. Allí no se habló de casi nada. Sánchez se dedicó a nombrar a Vox todo el rato y Feijóo a combatir ese reproche proponiendo hasta el cansancio un pacto para que gobierne la lista más votada tras el 23 de julio. El presidente del Gobierno ni le contestó.

En cuanto a propuestas, tampoco las hubo. La única que hizo Sánchez con claridad fue prometer un aplazamiento de la hipoteca para las familias con pocos recursos. Y en el caso de Feijóo, se echó en falta algo más de desarrollo de su programa electoral tratándose de un aspirante, pues más bien se dedicó a atacar la gestión del Gobierno.

Movilizar al electorado talibán

En resumen: Sánchez salió a no dejar jugar a su rival, y en eso fue eficaz. Pero el problema del presidente es que, según todos los expertos en debates, este tipo de cara a caras se ganan desde la moderación y el perfil presidencial porque se trata, sobre todo, de convencer a los electores que están aún indecisos, y en eso estuvo más convincente Feijóo.

En ocasiones dio la impresión de que el aspirante era el político del PSOE. Sánchez llegaba al debate con clara desventaja en los sondeos y, lógicamente, trató de arriesgar, pero está por ver que su estrategia haya sido la más acertada. Se le vio nervioso, molesto y desencajado. Por eso es muy probable que se hayan disipado para siempre las pocas opciones de remontada que le quedaban antes del debate, pues como mucho habrá conseguido movilizar a su electorado más talibán.

El momento más hilarante fue cuando hablaron del Falcon, el avión oficial del que Sánchez ha hecho más uso que ningún otro presidente del Gobierno. Se quejó de que Feijóo le sacara «el tema a pasear», y este le respondió con rapidez: «El que lo saca a pasear es usted». Quizás algunos descubrieron anoche que el gallego tiene más tablas dialécticas de las que creían. Por cierto, el presidente se presentó en la sede de Atresmedia escoltado por siete coches y dos motos, aunque se desviaron a una calle aledaña justo antes de llegar a la puerta de los estudios.

Tampoco estuvo mal el momento en el que el presidente dijo tomarse «con deportividad» que se hable de «sanchismo», cuando en realidad lleva tres semanas de gira por televisiones y radios quejándose sin parar de que se use ese término de forma despectiva. O cuando dijo gobernar desde la «absoluta transparencia» cuando, con los datos en la mano, preside el Gobierno más opaco de la democracia. Y no lo dice este periódico, sino los datos del Portal de Transparencia.

Pero Feijóo también cometió errores, como cuando recitó su minuto de oro sin mirar a la cámara adecuada o, sobre todo, cuando dijo que se había archivado la investigación judicial sobre el espionaje al móvil de Sánchez «por falta de colaboración de su Gobierno». Y no, en realidad el motivo del archivo ha sido la falta de colaboración… de Israel.

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