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El PSOE piensa en Bolaños para relevar a Batet en la presidencia del Congreso

Los socialistas creen que la política catalana no contará esta vez con el apoyo de las fuerzas nacionalistas

El PSOE piensa en Bolaños para relevar a Batet en la presidencia del Congreso

Bolaños durante una visita a las obras de la línea de alta velocidad Murcia-Almería. | Rafael González (Europa Press)

La candidatura de Félix Bolaños para presidir el Congreso está sobre la mesa. El PSOE piensa en el ministro de Presidencia y Relaciones con las Cortes como árbitro de la Cámara Baja en una legislatura que se antoja complicada. Los socialistas creen que los nacionalistas catalanes, cuyo apoyo se prevé vital para obtener la presidencia de la institución, no apoyarán la reelección de Meritxell Batet, aunque reconocen que hay otras mujeres con opciones de relevarla y que habrá que satisfacer los equilibrios territoriales. Muchas miradas apuntan a Carmen Calvo.

Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE consideran que Bolaños ha realizado «una labor encomiable» durante los últimos cuatro años al haberse erigido en una figura de consenso. «Es el negociador de Pedro Sánchez», asegura una voz autorizada en Ferraz. El ministro en funciones se encargó, entre otros cometidos, de negociar con las familias del dictador Francisco Franco y de José Antonio Primo de Rivera sus exhumaciones del Valle de los Caídos.

Bolaños fue también la persona que se sentó con Pablo Echenique para conformar la coalición de Gobierno con Podemos. Durante la legislatura, junto a Rafael Simancas, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, ha sido el encargado de buscar los apoyos puntuales para sacar adelante diversas medidas. Y tras el 23-J es uno de los encargados de mantener contactos discretos con las distintas fuerzas políticas para evitar que la Mesa del Congreso caiga en manos de PP.

El papel de Bolaños

La constitución de las Cortes tendrá lugar el 17 de agosto. Ese día se elegirá la presidencia de cada Cámara y los órganos que regirán la labor legislativa en los próximos años. Este proceso sirve tradicionalmente como antesala de los eventuales pactos de investidura. En esta ocasión controlar la Mesa del Congreso se antoja trascendental. Entre sus competencias está calificar los escritos y documentos, declarar su admisibilidad y decidir la tramitación.

Un alto cargo del PSOE admite que el nombre de Bolaños está en todas las encuestas. Considera que su perfil es «ideal» para presidir el Congreso, la tercera institución del Estado. «Sabe estar siempre en su sitio y es una persona que sabe escuchar. Es capaz de generar consensos y está muy valorado por Sánchez. Estará donde él le diga». No obstante, el entorno del ministro asegura a este diario que su intención no pasa por abandonar el Gobierno.

Bolaños bromea con Gabriel Rufián en el Congreso. | Foto: Eduardo Parra (Europa Press)

Un histórico dirigente que ha trabajado codo a codo durante muchos años con el ministro de Presidencia en funciones destaca que «es un soldado del presidente». En su opinión, en una legislatura compleja como esta «va a hacer falta una pieza que sepa aglutinar situaciones y misiones imposibles». No obstante, considera que si Bolaños alcanza la presidencia del Congreso dejaría un vacío en el Gobierno porque «hay pocos políticos con su capacidad para generar consenso».

Y eso a pesar de que en algunas ocasiones ha fracasado. Entre ellas, la negociación con el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuyo mandato caducó hace casi cinco años. Será una de las asignaturas pendientes de esta legislatura. En la pasada, Bolaños fue fundamental para alcanzar acuerdos con Junts y ERC. El apoyo de los nacionalistas resulta vital para que el PSOE se haga con la presidencia del Congreso (los populares cuentan con mayoría absoluta en el Senado).

La salida de Batet

Los socialistas consultados dan por descontado que Batet, la actual presidenta, no contará con el favor de los nacionalistas. «Su figura puede generarles controversia», admite un dirigente nacional. Otros miembros siguen esa tesis, ya que supone concederle visibilidad a una adversaria política, especialmente tras el 23-J, cuando el PSC volvió a ser la fuerza más votada en Cataluña después de 15 años. Además, los independentistas obtuvieron su peor resultado en cuatro décadas.

Un escenario que ya conocen los socialistas. Hace cuatro años los votos nacionalistas impidieron que el Parlament nombrara a Miquel Iceta senador por designación autonómica. Aquel movimiento impidió que el actual presidente del PSC pudiese aspirar a la presidencia del Senado, como quería Sánchez. En contrapartida, el presidente le nombró ministro de Política Territorial y Función Pública, desde donde dio el salto al departamento de Cultura y Deportes.

El caso de Bolaños, insisten fuentes del PSOE, es distinto. «Tiene una magnífica relación con los grupos, especialmente con los nacionalistas». Y eso, en el crucial momento en el que se encuentra la política española, resulta un punto a favor. Hace dos años, antes de comenzar una ronda de contacto con las fuerzas parlamentarias, el ministro aseguró en TVE que era «un hombre de pactos» y que le gustaría «que hubiese acuerdos en temas fundamentales».

La entrevista en la televisión pública se produjo semanas después del indulto a los condenados del procés. Bolaños se mostró entonces partidario de superar el conflicto y avanzó una comisión bilateral entre el Gobierno y la Generalitat. «En Cataluña se están produciendo movimientos interesantes. El proceso soberanista está terminado y se está iniciando una búsqueda de soluciones», afirmó durante la conversación.

El negociador de Sánchez

Bolaños se dirigió este jueves a Junts y ERC para pedirle que renunciaran a posturas «maximalistas» y apoyaran la investidura de Sánchez. Aunque evitó desvelar cualquier contacto, señaló que era «esencial poder seguir hablando con tranquilidad» porque «cualquier acuerdo al que lleguemos tiene que ser un punto de equilibrio donde todas las partes se sientan cómodas». Los fontaneros en Ferraz lo consideran un guiño a los nacionalistas.

En el PSOE también hay quien disminuye las posibilidades de Bolaños. Consideran «poco probable» que Sánchez se deshaga de su hombre de confianza, aunque reconocen presiones para ello. «La noticia me parece una filtración interesada», afirma un diputado muy cercano al presidente. Distintos dirigentes socialistas aventuran que la tercera institución del Estado llevará nombre de mujer. Entre las candidatas destacan a Calvo, que ya fue vicepresidenta durante el Gobierno de coalición.

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