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El 'papelón' de la socialista Iratxe García: de azote de Puigdemont a posar junto a él

Hasta que fueron necesarios los votos de Junts se mostró firme con el expresident en la UE

El ‘papelón’ de la socialista Iratxe García: de azote de Puigdemont a posar junto a él

Iratxe García conversa con Carles Puigdemont junto con Santos Cedrán. | PSOE

Seis años después, Carles Puigdemont vuelve a ser el epicentro del debate político en España. Las negociaciones del PSOE con el líder de Junts en el extranjero –fugado de la Justicia para no responder por los hechos del 1 de Octubre– quedaron escenificadas con la fotografía remitida por los servicios de prensa de los socialistas, en la que puede verse al expresident sentado junto al número tres del PSOE, Santos Cerdán, bajo la fotografía de una de las urnas utilizadas en la votación ilegal (imagen que, por cierto, fue retirada de los pasillos del Parlamento por incumplir las normas).

Si la escena de por sí ha causado sorpresa -pues al fin y al cabo es una reunión en el extranjero con un procesado por la Justicia a quien el propio Partido Socialista desea amnistiar a pesar de haber pasado años prometiendo que forzarían su rendición de cuentas y negando cualquier acercamiento-, también ha llamado la atención la presencia de una mujer en particular: Iratxe García, una de las dirigentes socialistas que con más ahínco ha trabajado para frenar las aspiraciones del dirigente independentista. Hasta ahora.

García no es una cualquiera en Bruselas. Desde 2019 es la presidenta de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas de Europa, el grupo que reúne a todos los partidos de corte socialista en el Parlamento Europeo y que cuenta con 142 diputados de los 27 países que componen la Unión, el segundo más grande en la Cámara tras el de los ‘populares’. España tiene una nutrida representación en el mismo al aportar 21 representantes (20 del PSOE y uno del PSC). Anteriormente había liderado la delegación de los socialistas españoles en la Eurocámara gracias a la experiencia que atesora tras casi 20 años en esta institución.

Fotografía retirada del Parlamento Europeo en la sala en la que se reunió la expedición socialista con Puigdemont. Europa Press.
Fotografía retirada del Parlamento Europeo en la sala en la que se reunió la expedición socialista con Puigdemont. Europa Press.

La política ha sido una de las personas que con más esfuerzo defendieron entre 2017 y 2023 la situación de España como Estado de derecho tras el procés. Por eso sorprende su presencia en una instantánea que vuelve a convertir a Carles Puigdemont en un agente político legitimado, con el que se puede negociar el futuro del Gobierno de España sin que haya sido juzgado por delitos que serán amnistiados por el interés del PSOE en formar Ejecutivo.

Fuentes de la institución europea consultadas por THE OBJECTIVE se muestran sorprendidos y decepcionados con el giro de García. Recuerdan que durante muchos años ha trabajado mano a mano con eurodiputados de otros grupos (incluso con los del Partido Popular) para explicar qué había sucedido realmente en España en el conflicto catalán y el papel del expresident Puigdemont en el asunto.

Ante los errores cometidos por Exteriores al permitir una fuerte propaganda del independentismo, varios dirigentes internacionales españoles acudieron a todos los medios de comunicación que les abrieron las puertas para hacer un trabajo de pedagogía y relatar la gravedad del 1-O. García fue una de ellas, lo que ha dejado una hemeroteca poco generosa con la actual postura sobre el independentismo de Junts, como le ha ocurrido a otros dirigentes de su partido, y que permite observar el viraje de sus dirigentes -sin explicaciones de por medio más allá de la necesidad para amarrar los votos del nacionalismo-. En 2019, negaba tajantemente la existencia de encuentros con Puigdemont y recriminaba que su presencia en Bruselas era poco inteligente por tratar de acudir a Europa a «levantar fronteras»; en 2020, aseguraba la importancia de dejar trabajar a la Justicia y no entorpecer su trabajo (en referencia a la orden de extradición rechazada por Bélgica y la importancia de que fuera entregado a España para comparecer); y, en 2021, reprendía a Podemos por no apoyar el levantamiento de la inmunidad contra el expresident, hito que ahora conseguirá de ser amnistiado.

García trabajó mano a mano con PP y Cs contra Puigdemont

El punto de mayor esfuerzo colectivo llegó en 2019. Puigdemont resultó electo en las elecciones europeas, ganando un escaño en el Parlamento Europeo con el que pretendía blindarse ante cualquier intento de extradición gracias a la inmunidad de la que gozan los eurodiputados. La respuesta española fue unánime (salvo en los grupos de Podemos, partido cuyo líder, Pablo Iglesias, sostenía que el expresident era víctima de una persecución política e incluso comparaba su fuga en el maletero de un coche con la huída de ciudadanos españoles a pie hasta Francia durante la Guerra Civil): Ciudadanos, PP y PSOE defendieron que era un fugado de la Justicia que debía rendir cuentas y no debía poder recoger el acta por su imposibilidad para acudir a España y presentarse ante la Junta Electoral.

Algunos dirigentes cercanos a esos hechos recuerdan que tras conocer que el socialista David Sassoli (expresidente de la Cámara) había decidido entregar el acta al independentista, García Pérez se mostraba «desolada, casi parecía que iba a llorar». Otros afirman que los altos cargos españoles en el PE crearon un grupo de WhatsApp para coordinar una respuesta conjunta, enterrando el hacha de guerra de la política nacional para colaborar en esta cuestión.

La retirada de la inmunidad parlamentaria fue uno de los debates más trabajados para los representantes españoles. Javier Zarzalejos, diputado del PP y miembro de la comisión de Asuntos Jurídicos, explica que para poder retirar la inmunidad a un dirigente, debe probarse que los hechos por los que se le reclaman no tienen relación con su mandato en la Cámara y que no se da una persecución política contra el acusado. El caso de Puigdemont se ajustaba como un guante. Los hechos por los que era (y es) reclamado por la Justicia habían sido determinados tras un proceso con todas las garantías y sus compañeros de Gobierno como Oriol Junqueras cumplieron con sus penas hasta que fueron indultados. Ahora tocaba convencer a los grupos, siempre homogéneos, de quién era era el dirigente más allá de la propaganda.

Iratxe García tuvo un papel fundamental, relatan las fuentes consultadas por este medio. Durante meses mantuvo encuentros con los dirigentes de su grupo explicando la postura española y la vulneración de la ley cometida por Puigdemont. «Todos íbamos en el mismo barco», recuerdan. Para evitar votos discordantes de representantes extranjeros (son formaciones tan amplias y de ideas a veces diferentes que en las votaciones es normal ver cierta divergencia en algunas cuestiones) se hizo un gran trabajo explicativo para reunir el mayor número de apoyos. Finalmente venció la posición defendida también por los socialistas por 400 votos a favor, 248 en contra y 45 abstenciones.

Este esfuerzo parece cosa del pasado. Fuentes consultadas afirman que existe un fuerte desconcierto por la fotografía de García y le recriminan que realizara todo este trabajo en 2021 para terminar legitimando un encuentro con una persona que no tendrá que responder ante la Justicia, principal demanda de García en todos estos años. Además, añaden que la postura de García sobre el expresident siempre había sido firme en los años en los que la postura del Gobierno de Pedro Sánchez así lo demandaba, llegando incluso a afirmar que existían vínculos entre Rusia y los partidos independentistas.

THE OBJECTIVE ha intentado contactar con García para comprender las razones de este giro, pero no ha obtenido una respuesta. Solo constan declaraciones de la dirigente en los últimos días a la agencia ICAL distribuidas por algunos medios de Castilla y León, su tierra, tras conocerse la fotografía. En ellas sostiene que es su «responsabilidad» contribuir a la formación «de un Gobierno progresista» para «frenar a la ultraderecha». No constan explicaciones sobre qué papel tiene ahora Puigdemont.

Representantes del Partido Popular Europeo se muestran sorprendidos con esta fotografía. Consideran fuera de lugar que la presidenta del Grupo Socialista se reúna con un fugado de la Justicia. «Es como si en nuestro caso Manfred Weber [homólogo de García] se reuniera con un delincuente después de habernos insistido a todos para votar en su contra. Es inaudito», reprocha una de ellas.

Los caminos de García y Sánchez van de la mano. Algunos la definen como la primera ‘pedrista’, una persona leal a su secretario general desde el principio. La eurodiputada ocupó puestos de responsabilidad antes que el presidente del Gobierno, pero los cargos de mayor peso dentro del partido los alcanzó cuando él era secretario general. La dirigente siempre fue una de las socialistas que se mantuvieron leales al secretario general Sánchez cuando fue expulsado de la dirección del partido en 2016 por oponerse a la abstención o al apoyo a la investidura de Mariano Rajoy. Muchos de sus fieles sufrieron las consecuencias de mantenerse leales y fueron cesados de sus cargos, entre ellos la propia García, que fue apartada de la portavocía en el PE.

Una vez retornó Sánchez, también lo hicieron las responsabilidades de García. Y así hasta hoy. Algunos medios locales tantearon el malestar de Ferraz con García por el escándalo de sobornos del Qatargate y el daño que hacía a los socialistas, e incluso desvelaron un posible relevo. Finalmente no se ha producido y parece que su papel hasta junio de 2024, fecha de los comicios europeos, será destacado en la cuestión catalana tras haber unido su camino al del presidente del Gobierno y su investidura, en manos de Carles Puigdemont.

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