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La Fiscalía pide ocho años de cárcel para el tío del presidente de Siria por blanquear capitales

La Audiencia Nacional juzga a Rifaat Al Assad y otras ocho personas de su entorno por lavar activos por valor de 700 millones de euros con la compra de inmuebles

La Fiscalía pide ocho años de cárcel para el tío del presidente de Siria por blanquear capitales

Rifaat Al Assad en una imagen de archivo. | Reuters

La Justicia española cerca al tío del presidente de Siria. La Audiencia Nacional juzga a partir de este lunes al exvicepresidente sirio Rifaat Al Assad por blanqueo de capitales. Está acusado de orquestar una compleja trama societaria que lavó activos por valor de 700 millones de euros en nuestro país con la compra de inmuebles. La Fiscalía pide para él ocho años de cárcel y seis para ocho personas de su entorno, entre ellas sus dos esposas y seis hijos. Los investigadores sostienen que Al Assad, de 83 años, lleva blanqueando dinero en Europa desde los años ochenta. Francia ya le condenó a cuatro años de prisión en 2020.

Al Assad, miembro del partido Baaz en Siria, participó en el golpe de Estado de noviembre de 1970 que dio el poder a su hermano Háfez, padre del actual mandatario. Él se convirtió en vicepresidente para asuntos de seguridad, cargo con el que controlaba los servicios de información. También era jefe de las llamadas Brigadas de Defensa, que tenían la función de proteger al régimen. Además, organizó y dirigió Shabisha, un grupo paramilitar con el que conseguía extorsionar.

El escrito de acusación, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, señala que Al Assad no procede de una familia rica de Siria, sino que se favoreció de su posición política para «comenzar una sistemática campaña de enriquecimiento por medios irregulares». El auto judicial sostiene que se basó en cuatro ejes: el contrabando desde Líbano, el expolio del patrimonio artístico de su país, la usurpación y venta de propiedades y el tráfico de estupefacientes.

Exilio de Siria

El todopoderoso vicepresidente de Siria cayó en desgracia en 1984, cuando intentó desplazar a su hermano del poder mientras estaba enfermo. Restablecido Háfez, le obligó a marchar al exilio a cambio de dinero. Los investigadores cifran la cantidad en 214 millones de dólares de la época que salieron de las arcas públicas. Hay que añadir otros 100 millones de un préstamo concedido por Libia.

Tras abandonar su país, y previo paso por Suiza, Al Assad se estableció en Francia. En el país galo adquirió propiedades que superan los 90 millones de euros. También compró varias en Reino Unido, donde se hizo con una mansión de tres plantas y 65 habitaciones construidas en un terreno de 4,5 hectáreas. La segunda residencia privada más grande del país, solo superada por el Palacio de Buckingham, hogar de la monarquía británica.

La Audiencia Nacional juzga a partir de esta semana al exvicepresidente de Siria. | Foto: Europa Press

Las primeras adquisiciones de Al Assad en España comenzaron en 1986 con la compra de 244 plazas de garaje a través de una sociedad con radicada en Gibraltar. Desde entonces se ha hecho con numerosas propiedades, inmuebles y locales comerciales en las zonas más exclusivas de Marbella. Pero también en la localidad malagueña de Benahavís (8.000 habitantes), donde adquirió una finca de 3.300 hectáreas, la cuarta parte del término municipal. Proyectaba construir una urbanización de lujo.

La investigación judicial atribuye al expresidente de Siria medio millar de propiedades en España cuyo valor alcanza los 700 millones de euros. El juez de la Audiencia Nacional José de la Mata, que inició la investigación en diciembre de 2016, argumenta que Al Assad puso en marcha desde los años ochenta «una estrategia de ocultación, transformación y blanqueo» de fondos ilícitos a través de un complejo entramado de sociedades en España y varios paraísos fiscales.

Gestión de sociedades

Al frente estaban algunos de sus hijos, sus dos esposas y algunas personas de su confianza, pero él nunca aparecía. No obstante, los investigadores sostienen que, aunque no figuraba, «la gestión de las sociedades muestra unos patrones de conducta que acreditan que forman un todo». Un todo en el que Al Assad era el beneficiario final, la cabeza de una estructura piramidal. Además, los principales gestores, dos de sus hijos también acusados, «le rinden cuentas de todas las decisiones».

El juicio comienza este lunes en la Audiencia Nacional, aunque Al Assad ha planteado la posibilidad de ausentarse por su avanzada edad. La Fiscalía solicita para el exvicepresidente de Siria ocho años de prisión y una multa de 2,7 millones de euros. Está acusado de delitos de blanqueo de capitales como jefe. El resto de los acusados son calificados como partícipes. El Ministerio Público pide para ellos seis años de cárcel y una multa de 2,1 millones.

Francia ya condenó a Al Assad en junio de 2020 a cuatro años de cárcel y la incautación de su patrimonio. Un tribunal de París le halló culpable de apropiación indebida y blanqueo de capitales procedente de fondos públicos sirios entre 1996 y 2006 y de fraude fiscal agravado. A pesar de «la gravedad excepcional» de los cargos no emitió una orden de arresto, ya que se encontraba en paradero desconocido y alegó «razones médicas» para ausentarse de una sentencia que apelaron sus abogados.

Al Assad también está siendo investigado en Suiza por crímenes de lesa humanidad. Las autoridades sostienen que puede estar implicado en una matanza de los años ochenta que le valió el sobrenombre de El Carnicero de Hama, una ciudad siria en la que fueron asesinados 3.000 opositores al régimen. La represión del Ejército contra la población civil se desarrolló casa por casa.

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