Cristiano Ronaldo

Dios es cuadrado

Dios es cuadrado

Bajo el pretexto de la sofisticación tecnológica y el prurito civilizador, el fútbol moderno ha ido renovando las cláusulas del contrato con el público. Si en mi niñez, en mitad de una retransmisión, el locutor de turno (del que sólo se esperaba que murmurara el nombre del futbolista que tocaba la pelota; sólo José Félix Pons se permitía algún aderezo) hubiera anunciado: “No se pierdan, después del partido, la nueva entrega de ‘Lo que se avecina’, la serie más disparatada de la ficción televisiva”, habría abjurado del mundo. Hoy, en cambio, finjo no haber oído nada, y de esa suspensión de la incredulidad saco el aplomo para seguir, mal que bien, a pie de obra. 

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