Corea del Sur ha condenado durante décadas a inocentes acusados de espionaje con pruebas ficticias y confesiones forzadas. Esta realidad es la que cuenta este documental producido por el periodista Choi Seung-ho bajo la plataforma independiente Newstapa y que llegará a los cines surcoreanos en octubre y al festival de cine independiente de Sundance el próximo año. Revela la historia de Yu Woo-sung, un norcoreano de etnia china que huyó a Corea del Sur en 2004 con solo 23 años. Después de conseguir una vida estable en Seúl, en 2013 fue arrestado por el servicio de inteligencia surcoreano -NIS- al considerarlo un espía de Corea del Norte. Tras pasar varios meses en la cárcel y ser absuelto por la justicia, se supo que se crearon falsas pruebas contra él después de que un agente implicado lo confesara en una carta antes de suicidarse. Pero el caso de Woo-sung no fue el único. En 2014 se reveló el de Hong Kang-cheol, desertor norcoreano de 43 años, que fue retenido y coaccionado durante 84 días hasta firmar una confesión en la que aseguraba ser un espía del régimen del que había huido en busca de libertad. Sin embargo, al final un juez también le absolvió sin cargos.
La figura del ‘chivo expiatorio’ es habitual en las dictaduras, pero en este caso llama más la atención cuando Corea del Sur presume de ser una democracia. ¨Si el NIS no puede atrapar espías pierde su función principal», explica el director de Spy nation. Además, considera que el Gobierno busca mantener vivo entre la población surcoreana el miedo hacia Corea del Norte.