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Filosofía ha muerto

Filosofía ha muerto

Pocos días atrás, Santiago Navajas, profesor de Filosofía, contaba en las redes sociales cómo en el examen de Selectividad en Francia habían optado por despachar el examen de la asignatura con la siguiente pregunta: ¿Es el deseo un signo de nuestra propia imperfección? Partiendo de esta cuestión, el alumno debe escribir un ensayo apoyándose en los conocimientos adquiridos de la mano de los distintos filósofos estudiados y, sobre todo, apoyándose en el espíritu reflexivo, crítico y creativo que el alumno haya madurado al calor de las mentes más brillantes de la historia. Una asignatura que ayuda a construir una mentalidad propia, una determinación propia e incluso un lenguaje propio se ve potenciada con un examen de este tipo, que obliga al alumno a utilizar el adjetivo más importante de los que han cruzado por este párrafo: “propio”.

Las lenguas son para los ciudadanos

Las lenguas son para los ciudadanos

La semana pasada, en las Islas Baleares, ocurrió un hecho extraordinario: por primera vez, se han facilitado los exámenes de lo que antes era la Selectividad, no solo en catalán, sino también en castellano a los estudiantes que expresamente así lo han solicitado. Una mezcla de provocación y osadía propia de españolistas y fascistas. ¡Menuda ocurrencia!

Las apariencias no engañan, pero los elefantes sí

Las apariencias no engañan, pero los elefantes sí

Otro día hablaré de cómo la selectividad penaliza gravemente a los centros más exigentes. Hoy no. Hoy estoy escribiendo en un chiringuito de la playa de Ocata, rodeado de muchachas en flor para las que soy completamente invisible y me voy a limitar a expresar el deseo de que nuestros alumnos de selectividad cometan en sus exámenes de filosofía “errores” semejantes a los siguientes de los alumnos franceses. Juzguen ustedes:

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