La frágil memoria
Cuenten los días desde el 14 de abril. Más de ciento sesenta. Uno a uno hasta sumar cinco meses y medio. E intenten recordar ahora cuánto duró la fiebre mundial por el #BringBackOurGirls. ¿Diez días? ¿Quince?
Cuenten los días desde el 14 de abril. Más de ciento sesenta. Uno a uno hasta sumar cinco meses y medio. E intenten recordar ahora cuánto duró la fiebre mundial por el #BringBackOurGirls. ¿Diez días? ¿Quince?
Volvemos a lo mismo. Los nadie de Galeano. Los hijos de nadie. Los dueños de nada. Corriendo la liebre. Muriendo la vida. Que no son, aunque sean. Que cuestan menos que la bala que los mata
Se le sale la tristeza, la rabia y el cansancio a borbotones por el blanco de los ojos, unos ojos pequeños llenos de cosas que van perdiendo la luz cada día que pasa.
Siempre, desde pequeño, me gustaron los mapas. No fue hasta hacerme mayor que me dí cuenta de que mentían, al menos, los políticos. Ahí estaba mi país, España, identificado con su bandera y limitado con líneas no menos seguras y precisas que, digamos, Nigeria o Irak.
El líder de Boko Haram ha proclamado la ciudad de Gwoza, en el estado de Borno, como «parte del califato islámico» en un vídeo distribuido el domingo 24 de agosto, siguiendo la estela del Al-Baghdadi y el ISIL. El Gobierno de Nigeria dedica un breve mensaje en Twitter a desmentirlo. Los expertos consideran que Boko Haram está más cerca que nunca de formar un estado islámico en el norte de Nigeria.
¿Será por eso que a la portavoz del gobierno Obama se le escapó el otro día en rueda de prensa la expresión ataque con ébola cuando daba repaso a la situación? ¿No era que se había producido un contagio espontáneo?
Boko Haram revela la maldad perversa de tantos asesinos que emplean niños y niñas en sus atrocidades. Les suministran drogas. Les inoculan el miedo a la jefatura. Les instruyen mínimamente en el manejo de las armas. Y de ahí a la ruleta rusa. A morir la vida.
Quedarse en la sanguinaria anécdota de Boko Haram y regodearse en la distancia que nos separa de esa caterva de salvajes es perderse uno de los fenómenos geopolíticos más importantes de nuestra época: la guerra por el Sahel.
Observar lo evidente desde un prisma subjetivo permite conclusiones que a simple vista se empolvan. Estas chicas son supervivientes de una felonía: del secuestro realizado por los terroristas de Boko Haram en Nigeria hace meses.
Huir para salvar a los tuyos es valiente. Dejar que otros se queden con lo que os ha costado sudor y lágrimas conseguir sin volver la vista atrás, es heroico. Lo llevas en la sangre, lo dice tu nombre: guerrero, héroe, hombre valiente.
La huida de Joy Bishara de las cadenas de sus captores es una historia de inteligencia y valentía. No hace falta sólo coraje para poder escapar cuando un asesino te tiene secuestrado. El miedo debe atenazarte hasta invalidar tu cuerpo.
Adokiye Kirian la ha liado. Esta cantante nigeriana, de 23 años, se ha ofrecido a la organización terrorista Boko Haram a cambio de la liberación de las 219 niñas secuestradas. Estremece escuchar sus declaraciones a una televisión.
Si la ONU sirviera para algo, cogería con mano firme su resolución 1325, aprobada en el 2000 y no la de Angelina Jolie para alertarnos de la situación de violencia que viven las mujeres en los conflictos armados. Y no piensen que dudo de Jolie.
Lo cierto es que la práctica del terror, proveniente del estado o del contra-estado, suele obedecer a motivos más materiales que espirituales, pero en cualquier caso necesitan revestirse de una legitimidad casi mística para ser comprada por afines y contrarios.
En el mundo conviven los lugares más hermosos que pueda imaginar el hombre con las regiones más castigadas por la injusticia o la sinrazón. Guerras, hambrunas, pandemias, dictaduras… son los dramas que se tornan habituales en determinados escenarios del teatro de este planeta. El turismo es ese público dispuesto a revivir como testigos ese guión. Pero hay actos que no son aptos para todos los públicos. He aquí algunos. ¡Ábrase el telón!
He aquí un nuevo sujeto internacional para recordar: Boko Haram. No sé lo que significa ni me importa. Es una nueva cara del prisma del terrorismo. Ese enemigo avanza porque aprovecha las lecciones pasadas. Las tácticas terroristas triunfan.
Hace ya muchos años, como de casi todo, la película francesa «Yo acuso» revolucionó las conciencias de los ciudadanos del país vecino. A veces los humanos necesitamos de un empujón para tomar las decisiones pertinentes.
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