La última gran banda de rock, Foo Fighters, acaba de publicar su nuevo disco: Medicine at Midnight. El décimo álbum de estudio del grupo liderado por Dave Grohl llevaba listo desde hace un año, finiquitado antes de la pandemia, pero quisieron guardarlo para no envejecerlo, para llevarlo consigo en sus largas e internacionales giras –con parada aplazada en Valencia, por cierto–. Los tiempos son los que son y no han querido esperar más.
Más detalles: dentro del disco, que ha reconocido como más bailable y funky y groovy, hay temas adelantados como Shame, shame o No son of mine, y también delicias como Holding Poison.
En alguna entrevista promocional, Grohl ha dejado sus impresiones sobre sus novedades. Por ejemplo, que No son of mine abrirá más de un concierto; que Love dies young sacudirá a las masas en los festivales; que Holding poison «no tendrá la atención que merece». Porque la merece. Este trabajo, en general, nace de la necesidad de reciclarse después de más de 25 años que han evolucionado del postgrunge al punk rock e incluso a cierto pop-rock más melódico.
En la producción está un superdotado de la industria, Greg Kurstin, que Grohl define como el mayor genio de la música que ha conocido. Kurstin es el responsable del Hello, de Adele; de Cheap Thrills, de Sia; de Love, de Kendrick Lamar –para que nos hagamos una idea–. Eso sí, no olvidemos que hablamos de un músico de jazz fabuloso, de la mitad de la interesantísima The Bird and the Bee y del compañero del mismo líder de Foo Fighters en unas sesiones Hannukah en las que se atrevieron con Bob Dylan o los Beastie Boys.
En cualquier caso, aquí está Medicine at Midnight, que se puede adquirir en CD y vinilo y escuchar prácticamente en cualquier plataforma. Os dejamos aquí abajo No son of mine, en directo para el programa de Jimmy Kimmel.
https://www.youtube.com/watch?v=d1qlr0-hCUQ
