THE OBJECTIVE
Cultura

Cuando Madonna no era rubia

La historia se ha convertido en leyenda, inteligentemente alimentada, por supuesto, por su protagonista. Un profesor de baile al que hoy no recuerda absolutamente nadie tuvo una vez una alumna brillante. Era una chica de pueblo que había terminado el instituto un semestre antes de lo previsto y había recibido una beca para estudiar Danza en la Universidad de Míchigan. Pero el susodicho maestro, Christopher Flynn, le dijo que tenía demasiado talento como para desperdiciarlo en la vida provinciana y le recomendó largarse a Nueva York a triunfar. ¿Resultado? Madonna es hoy la artista musical femenina con más ventas de la historia. Y Universal está preparando un biopic que explica por qué.

Cuando Madonna no era rubia

La historia se ha convertido en leyenda, inteligentemente alimentada, por supuesto, por su protagonista. Un profesor de baile al que hoy no recuerda absolutamente nadie tuvo una vez una alumna brillante. Era una chica de pueblo que había terminado el instituto un semestre antes de lo previsto y recibido una beca para estudiar Danza en la Universidad de Míchigan. Pero el susodicho maestro, Christopher Flynn, le dijo que tenía demasiado talento como para desperdiciarlo en la vida provinciana y le recomendó largarse a Nueva York a triunfar. ¿Resultado? Madonna es hoy la artista musical femenina con más ventas de la historia. Y Universal está preparando un biopic que explica por qué.

«Fue la primera vez que me subí a un avión, la primera vez que cogí un taxi. Llegué aquí con 35 dólares en el bolsillo. Fue la cosa más valiente que he hecho en mi vida». Así rememoró más tarde la diva su llegada a Nueva York a finales de los 70. También contó que lo mejor que se le ocurrió decirle al taxista fue que la llevara «al centro de todo«. La dejó en Times Square. Entre ese momento y el megaestrellato encadenó trabajos de camarera, posó desnuda como modelo por 30 dólares para fotógrafo que años más tarde multiplicó su inversión vendiendo las imágenes a Playboy, comió de la basura, vivió en una sinagoga abandonada con el novio de turno, fue violada por un hombre que la obligó a practicarle una felación a punta de navaja y fue víctima de tantos robos en su apartamento que dejó de cerrar la puerta con llave, según dijo el pasado diciembre al recibir el premio a la Mujer del Año de la revista Billboard.

Warhol, Danceteria y el Manhattan underground

Ese es el periodo, principios de los 80 según The Hollywood Reporter, en el que estará ambientada Blond Ambition (Ambición rubia, sobrenombre de la estrella), una película con guion de Elyse Hollander que producirán Michael De Luca y Brett Ratner. Una época, irónicamente, en la que Madonna todavía no estaba teñida. Una época en la que Madonna todavía no era Madonna. Era una aspirante a superestrella, no sabía exactamente de qué, que tocaba en bandas mediocres. Que recibía clases de baile de Pearl Lang, quien también tuvo entre sus alumnas a Pina Bausch. Que se pasaba las noches en la histórica discoteca Danceteria. Que se codeaba con otros artistas emergentes de la escena underground de Manhattan como Keith Haring o Jean-Michel Basquiat. Que producía demos que intentaba colocar a sus colegas disc jockeys. Que ya llamaba la atención del avezadísimo ojo de Andy Warhol.

Su primer contacto con la industria mainstream le llegó en el año 79 cuando Patrick Hernandez, que entonces triunfaba con Born to be alive, se la llevó de gira con él. Deslumbrado por la personalidad extravagante de la futura diva, un grupo de productores con tino vio potencial y decidió convertirla en estrella. Vivió a cuenta de ellos durante un tiempo. Hasta que un día dijo que se iba a Nueva York a visitar a unos amigos. Nunca volvió. Años más tarde reconoció en numerosas entrevistas que le daba miedo que tanto intermediario la convirtiera en un producto de la industria que ella misma supo rediseñar después a su imagen y semejanza.

Cuando Madonna no era rubia
Madonna, durante un concierto. | Foto: Reuters

Y el tiempo ha jugado a su favor. De hecho, hoy es difícil encontrar una aspirante a diva del pop que no nombre a Madonna como uno de sus referentes: Britney Spears, Rihanna, Lady Gaga, Beyoncé, Miley Cyrus… Dicen quienes lo han leído que el guion de Blond Ambition está a la altura de la leyenda (el año pasado encabezó la Black list, una clasificación de los mejores guiones todavía no llevados a la gran pantalla), pero Madonna sigue sin querer intermediarios: «Nadie sabe lo que yo sé y lo que yo he visto. Solo yo puedo contar mi historia«.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D