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Cultura

Marte, el planeta imaginado

La exposición «Marte. El espejo rojo» en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) más que descubrir al famoso planeta, nos invita a reflexionar sobre él a partir de la cualidad exploradora del ser humano

Marte, el planeta imaginado

Mariona Badenes Agustí | Mars Desert Research Station

Una de las pocas certezas que se tiene de Marte es el meteorito KG 002, una piedra rara que se desintegró en el planeta rojo, vagó por el espacio y llegó hasta el desierto del Sahara. No es de extrañar que esa piedra rara, ese pedazo de Marte, haya caído donde cayó, como una forma de acercarse al paisaje que conoce, una superficie terrestre cercana al polvo y la arena marciana.

Aunque hay otros meteoritos que han caído de Marte, el KG 002 tiene el origen más profundo, ya que posee una información del interior del planeta rojo de hace 120 millones de años, justo antes de dejar de tener un núcleo fundido y cuando aún tenía una atmósfera densa.

Es el único material que el ser humano ha tocado y visto que pertenece al planeta rojo; la piedra rara que produce un vínculo con el planeta preferido de la ciencia ficción, de los dioses telúricos y guerreros, ese espejo que puede hacernos entender nuestra propia vida en la tierra. La exposición «Marte. El espejo rojo» en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) nos hace pararnos frente al planeta y reflexionar sobre él.

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Giovanni Schiaparelli. Hemisferio austral de Marte. 1877-1878. Facsímil. Archivio storico dell’Osservatorio astronomico di Brera, © Fondo G. V. Schiaparelli

Los marcianos somos nosotros

Sabemos muy poco o nada de Marte, por eso debemos imaginarlo, convertirlo en verbo, en etiqueta, en algo que nos acerque a él para no sentirnos solos dentro del Universo.

La exposición «Marte. El espejo rojo» explora ese universo desde nuestra imaginación. Marte en la mitología griega es el dios de la guerra, Harmakis el dios faraónico de Egipto o Guan Yu en la tradición china. En la Divina Comedia de Dante, el poeta florentino le dedica el quinto cielo al planeta rojo.

Gracias a esa inventiva el astrónomo Giovanni Shiapparelli en 1877 dibujó y observó el planeta vecino para desarrollar una nomenclatura y poder mapearlo. Veinte años más tarde, en 1898, H.G. Wells publica La guerra de dos mundos, una ficción futurista donde los marcianos invadían el planeta tierra y que, 40 años después, le serviría a Orson Wells para realizar una de las mayores y más grandes noticias falsas de la historia de la radio.

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Herbert George Wells. The War of the Worlds, con ilustración de cubierta de James Gary Whitman Publishing, 1938 © David Saunders Collection

Así como Wells, otro escritor, Ray Bradbury, le rindió homenaje al planeta rojo, incluyéndolo dentro de la cultura pop con sus Crónicas marcianas, que dieron paso a convertir a Marte en planeta de culto y llevando el discurso sobre el cuerpo celeste al cine, los cómics o los videojuegos.

Esta narrativa creada por Wells y Bradbury hizo que el ser humano cayera en cuenta del miedo que sentíamos hacia el otro. La paranoia creada durante la Guerra Fría hizo que toda la historia mediática y narrativa sobre Marte empezara a generar miedo a ir más allá, a los otros, al otro planeta rojo que nos observa a kilómetros de años luz.

Investigaciones, modernidad y antropoceno

A pesar del miedo generado hacia el planeta rojo, no se han minado las esperanzas de conocer a ese planeta que se asociaba al comunismo en la Guerra Fría y las carreras espaciales entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Fue Nikola Tesla quien dejó un precedente para acabar con esa brecha y ese miedo, creó el Teslascopio, la herramienta para cambiar la visión de Marte como otredad, al observarlo como planeta hermano.

No es de extrañar que cuando la Tierra comenzaba a mostrar su cara más marciana con climas extremos y paisajes desoladores, las investigaciones más recientes sobre Marte apunten que la vida puede renacer después de la extinción. Es por ello que muchos científicos se preguntan: ¿seremos refugiados climáticos en Marte? ¿cómo es la vida en el antropoceno si emigraramos al planeta rojo?

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Interior de Nüwa, 2020. ©SONet / ABIBOO STUDIO (Gonzalo Rojas & Sebastián Rodríguez)

Los futuros posibles de Marte en esta exposición dejan clara la carrera por descubrir y quizás, colonizar, el planeta: desde las misiones de la NASA, pasando por la Tianwen-1, la ExoMars hasta la Hope Mars, la misión desarrollada en Dubai por el Mohammed bin Rashid Space Center. Marte es otro territorio que no solo sirve para las exploraciones como forma de colonización humana, también como forma de negocio, por ejemplo, el proyecto SpaceX creado por Elon Musk.

Otras instituciones y proyectos apuntan a ayudar en las exploraciones de Marte, como la Planta Piloto Melissa, el prototipo de ciudad marciana como el concepto Nüwa o los WikiMars que documentan el conocimiento del planeta rojo para la humanidad. Nuestra piedra Rosetta, las Wikis, ¿servirán para gestionar el conocimiento de un escenario interplanetario? No lo sabemos aún, porque, como afirma la muestra «Marte. El espejo rojo», aun “estamos al comienzo del viaje”.

La exposición «Marte. El espejo rojo» cuenta con más de 400 objetos entre libros, esculturas, fotografías, piezas de coleccionista, películas y hasta el meteorito KG002 para adentrar al espectador en el mundo marciano. Esta exposición está comisariada por el director del CCCBLab, Juan Insua, y se podrá visitar del 25 de febrero al 11 de julio de 2021 en la sala 2 del CCCB: Centre de Cultura Contemporània de Barcelona.

 

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